Raúl Zibechi
Periodista

China se pone al nivel de EEUU en armas nucleares

Como puede apreciarse, el desarrollo de tecnologías propias en los más diversos campos está permitiendo a China colocarse al mismo nivel de EEUU y Rusia en materia militar.

Hace muchos años que no se mencionaba la posibilidad de la utilización de armas nucleares. Sin embargo, la situación actual es mucho más que la ya célebre crisis de los misiles entre Cuba y EEUU, a comienzos de la década de 1960. La diferencia ahora es que hay muchas más potencias nucleares involucradas. En aquella ocasión, la negociación entre Washington y la Unión Soviética (que había instalado en Cuba misiles que podían alcanzar en minutos el territorio estadounidense), se resolvió de forma razonable. Nadie quería una guerra nuclear.

Ahora hay varios factores que modifican aquella posibilidad de negociar. Uno de ellos es la aparición de naciones que poseen armas nucleares pero no cuentan con direcciones dispuestas a dialogar, como fueron Cuba y la URSS en aquel momento.

El segundo factor es que las dos superpotencias del momento estaban seguras de sí mismas, cuando ahora hay una potencia como EEUU en plena decadencia, mientras Rusia tiene muchas más debilidades de las que tuvo en su momento la URSS. Esta combinación puede resultar letal para la vida en el planeta, ya que la decadencia y la inseguridad no son las mejores consejeras a la hora de tomar decisiones. La debilidad puede llevar a extremar actitudes, ya que cualquier paso al costado puede ser interpretado como quiebre de la nación.

Sin embargo, el tercer factor es el que parece poner todo el escenario en una situación mucho más compleja. En efecto, el tremendo ascenso de China tiende a desbaratar todas las alianzas y aún los cálculos anteriores.

Estos días se dio a conocer el informe anual del Pentágono, donde adelanta que  China puede multiplicar por cuatro cantidad de ojivas para 2035. De ese modo, la brecha con EEUU quedaría prácticamente cerrada, porque en ese nivel la cantidad no resulta determinante ya que supera ampliamente el umbral de la destrucción mutua.

En el informe anterior, la defensa de EEUU sostenía que China, que posee alrededor de 350 ojivas nucleares, podría llegar a las mil en 2030. Como en otros aspectos, el Dragón crece de forma exponencial, desbaratando los presupuestos de sus competidores. Es cierto que el Pentágono posee aún ventajas tecnológicas sobre Rusia y China, pero Beijing está cerrando las brechas de forma muy veloz y aún parece estar a ambas.

Un reciente informe de Asia Times, periódico digital radicado en Hong Kong, sostiene que «China está un paso más cerca de convertir el Mar de China Meridional en un santuario para sus submarinos de misiles balísticos nucleares, una medida que pondría a los EEUU dentro del alcance de su misil balístico lanzado desde submarinos desde ese mar semicerrado y muy disputado» (https://bit.ly/3XOqSoH).

El misil JL-3 tiene un alcance de más de 10.000 kilómetros, lo que permite a China apuntar a EEUU «desde un bastión protegido en el Mar de China Meridional», según el citado informa que recoge las opiniones del comandante del Comando Estratégico y el almirante Charles Richard, al Comité de Servicios Armados del Senado.

La diferencia principal entre ambas potencias es que China mantiene una política militar defensiva, decidida a no ser la primera en utilizar armas nucleares. Los medios de comunicación del Estado chino sostienen que «el ejército de EEUU tiene motivos ocultos para buscar una mayor presencia en la región de Asia y el Pacífico en medio del conflicto entre Rusia y Ucrania, así como más fondos para contener a China» (https://bit.ly/3EQktkr).

Según el medio Global Times, China mantiene sus capacidades nucleares al nivel mínimo requerido para la defensa nacional, y asegura que sus fuerzas nucleares basadas en submarinos están construidas solo para contraataques. Lo que pretende China es sencillo y razonable: evitar que su país sea invadido o estrangulado a través del bloqueo de sus sensibles rutas de importación de hidrocarburos y otros bienes, algo que sería muy sencillo de lograr si el Pentágono bloqueara el estrecho de Malaka o el collar de islas que rodean las salidas marítimas, desde Japón hasta Taiwán.

No es lo mismo la mirada que se tiene del mundo cuando se han sufrido invasiones como las dos guerras del opio (en el siglo XIX) y la invasión japonesa (en el siglo XX), que cuando se mira desde una potencia que ha realizado decenas de invasiones sin consecuencias diplomáticas ni políticas.

El informe de Asia Times concluye que los submarinos chinos pueden ser rastreados desde los llamados «cuellos de botella» que representan estrechos y cadenas de islas, por lo cual decidió hacerse fuerte en el Mar Meridional de China. «Como el Mar de China Meridional está atravesado por las principales vías marítimas de comunicación, el entorno de ruido submarino hace que sea más difícil detectar los submarinos nucleares de China, lo que les permite ocultarse».

Por otro lado, la página Military Watch sostiene que «los costos mucho mayores que enfrenta EEUU para actualizar su arsenal, han significado que actualmente tiene el arsenal de misiles balísticos intercontinentales más antiguo del mundo» (https://bit.ly/3GZsO8a).

Pero lo que representa un gran avance de las capacidades nucleares chinas es el desarrollo de vehículos de deslizamiento hipersónico de alcance intercontinental. Según este medio, se trata de un campo «en el que China está muy cómodamente por delante del mundo occidental, con una prueba importante en julio de 2021 en la que el vehículo voló 40.000 kilómetros durante más de cien minutos, varias veces la distancia entre China y Estados Unidos».

Como puede apreciarse, el desarrollo de tecnologías propias en los más diversos campos está permitiendo a China colocarse al mismo nivel de EEUU y Rusia en materia militar. Es evidente que este gigantesco avance de la industria militar china, es lo que está provocando desesperación en Washington, ya que ha perdido su ventaja justamente en el terreno que creía más favorable para mantener su hegemonía.

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