Eneko Calle García
Red Kolektiba Colombia

Colombia y los derechos humanos, una realidad de libro

Rechazamos la presencia de Iván Duque en el Estado español y denunciamos la utilización de la cultura para el lavado de cara de un gobierno que ha generado, impulsado y alimentado un ciclo de violencia en Colombia sin precedentes.

Esta semana Madrid celebra su 80ª edición de la Feria del Libro con Colombia como país invitado. La oportunidad perfecta para conocer y tejer redes con un país, rico en literatura, con autores y autoras que han sido galardonadas con las mejores distinciones literarias; y con una sociedad diversa a quienes esta semana de inicios de septiembre han visto arrebatada una oportunidad histórica para llenar de cultura, color y vida las calles de Madrid. Y es que la Feria del Libro ha contado con la polémica presencia del presidente de Colombia, Iván Duque, invitado por el Partido Popular (PP), que, además, hemos conocido que ha utilizado criterios políticos para la elección de los escritores y escritoras que han representado al país en la Feria.

En ese sentido, su invitación y viaje a Madrid ha generado malestar, miedo y preocupación en organizaciones sociales, personas exiliadas y migradas colombianas y personas del mundo de la cultura que defendemos la vida y los derechos humanos. Así, desde UiPA, la plataforma que reúne artistas y oficiantes colombianes en Europa, han mostrado su rechazo a la visita del presidente Iván Duque a la Feria.

Colombia atraviesa uno de sus periodos más oscuros de los últimos tiempos. Iván Duque representa a un gobierno de extrema derecha, autoritario y cuestionado a nivel internacional tras los últimos meses de paro que vivió el país; ha deslegitimado y obstaculizado la implementación de los Acuerdos de Paz de La Habana entre el Gobierno de Colombia y las FARC-EP favoreciendo el retorno de la guerra; y ha profundizado las políticas neoliberales de anteriores gobiernos.

Bajo su presidencia, el número de personas colombianas que han solicitado asilo y protección en otros países ha aumentado significativamente, algo paradójico cuando se presupone que Colombia comenzaba una etapa de «posconflicto». En 2020, 27.576 personas procedentes de Colombia solicitaron asilo en el Estado español, un aumento considerable respecto a años anteriores. Sin embargo, la respuesta del Gobierno de España es la denegación sistemática. Las respuestas negativas alcanzan el 98% del total sobre las que se emite resolución.

Y así lo constatan también programas de acogida, como el Programa Vasco de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos que este año conmemora su décimo aniversario y que, de las treinta personas acogidas, diecisiete han sido colombianas, necesitadas de protección y solidaridad internacional.

Y es que la situación actual de derechos humanos en Colombia es alarmante y desalentadora. Desde la firma del acuerdo de paz en 2016, más de novecientos líderes y lideresas sociales y cerca de 270 excombatientes de las FARC-EP que dejaron las armas, han sido asesinados en todo el país. Diferentes territorios en los que las FARC-EP hacían presencia han sido tomados por antiguos grupos armados como el ELN u otros grupos al margen de la ley, como los paramilitares, sobre los que recaen la mayor parte de asesinatos, atentados y persecuciones a líderes sociales, además de los desplazamientos forzados de población.

Además, esos territorios son disputados por el narcotráfico y las grandes multinacionales, quienes, en connivencia con el Estado y el paramilitarismo, despojan a las comunidades de sus medios de vida para expoliar recursos naturales, contaminar el medioambiente y violentar derechos laborales, entre otras. Los niveles de pobreza y violencia en regiones ricas en recursos naturales demuestran que la política del Gobierno de Iván Duque no contempla a las comunidades campesinas, afrodescendientes, ni indígenas habitantes de estos territorios. La explotación minera genera riqueza para grandes multinacionales y desplazamiento forzado entre los pobladores y pobladoras históricamente abandonadas por el Estado colombiano.

En esa deriva autoritaria y neoliberal, Iván Duque presentó este año una Reforma Tributaria, que en un contexto de Pandemia ha agravado aún más las desigualdades económicas que sufren las clases populares en Colombia, poniendo en riesgo el buen vivir de la mayoría social colombiana. El 28 de abril, comenzaron así unas protestas sociales en el marco de un paro nacional que fueron brutalmente reprimidas por la policía y el ejército. Organizaciones de Derechos Humanos, organismos y misiones de verificación internacionales, han constatado que más de trescientas personas fueron desaparecidas y han documentado más de 4.800 casos de violencia policial, además de las decenas de personas asesinadas y heridas.

En los próximos meses se esperan nuevas movilizaciones y protestas, en una coyuntura además electoral (el año que viene se celebrarán las elecciones presidenciales). El movimiento estudiantil, las mujeres, los pueblos indígenas, las comunidades afrodescendientes, el campesinado, el movimiento sindical, las personas LGTBIQ+, y así, el conjunto del pueblo colombiano... exigen garantías para la defensa de la vida, los derechos humanos y el territorio; y diálogo para resolver las causas que generan y perpetúan el conflicto armado, político, social y económico en Colombia.

Por eso, desde la red Kolektiba Colombia, asumiendo nuestro compromiso por la defensa de los Derechos Humanos, rechazamos la presencia de Iván Duque en el Estado español y denunciamos la utilización de la cultura para el lavado de cara de un gobierno que ha generado, impulsado y alimentado un ciclo de violencia en Colombia sin precedentes. Es hora de que las instituciones y gobiernos de la Unión Europea se dejen de literatura en sus pronunciamientos y asuman un rol protagónico y coherente en la defensa de los Derechos Humanos y la Paz con justicia social en Colombia.

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