Txetxu Aurrekoetxea Urkixo
Militante de Eusko Alkartasuna

Confederación de estados ibéricos

Publicaba en NAIZ, el pasado 5 de octubre de 2012, un aríiculo titulado “Sistemas de gobierno posibles”, donde establecía todas las posibilidades que en la actualidad existen a la hora de gobernar, desde la autonomía, pasando por el federalismo, en sus dos facetas de federalismo simétrico y asimétrico, hasta la confederación, la secesión y la independencia.

Decía que un estado confederal o confederación de estados es un sistema similar al federal, con la diferencia de que cualquiera de los estados que la componen conservan su propia soberanía y tienen la facultad de retirarse de dicha confederación cuando lo consideren oportuno, aspecto este que no se puede dar en un estado federal.

Igualmente decía que el federalismo es un sistema que busca que una entidad política esté formada por distintos estados que se asocian, delegando algunas libertades o poderes propios a otro ente superior, al que pertenece la soberanía y que conservan una cierta autonomía, ya que algunas competencias les pertenecen exclusivamente.

El derecho internacional público establece la Confederación como una asociación entre estados soberanos.

La confederación se diferencia de la Federación en que en la primera los miembros mantienen altas cotas de autonomía y el poder central está limitado, mientras que en la segunda los federados renuncian a una parte de sus competencias y el poder central es más fuerte.

Planteada la definición de lo que es una confederación, tocaría ahora  establecer dónde y cómo Euskal Herria podría organizarse, y no hay duda de que en las condiciones geoestratégicas de nuestro país es la Península Ibérica la que daría soporte geográfico válido.

Pero ¿cuáles serían los estados nacionales, quiénes conformarían esta confederación ibérica?

Dejando en un primer tiempo fuera de esta confederación ibérica a Portugal, Gibraltar y Andorra, sin duda con posibilidades democráticas de poder participar, si así lo deseasen, en dicha Confederación.

Voy a intentar analizar qué estados nacionales peninsulares compondrían este proyecto de acuerdo con razones históricas, económicas, sociales, etc. y, lo que es más importante, que la ciudadanía lo desease.

La denominada civilización ibérica  tuvo su origen, según la mayoría de los autores, en una mezcla de las aportaciones indoeuropeas de los celtas, de los pueblos íberos autóctonos, de la presencia púnica y griega, de los inicios de la romanización, etc., y desde esta, fue la creación de los pueblos y naciones ibéricas lo que sería la base de la creación de la confederación de estados ibéricos.

¿Qué estados conformarían la confederación ibérica?

En este tema no existen dudas: Països Catalans y Euskal Herria son dos naciones, hoy sin estado, donde sus parlamentos en estos momentos representan a la mayoría de sus respectivos pueblos, que desean su institucionalización estatal.

Països Catalans se configuraría por el Principado de Catalunya, País Valencià, Illes Balears y Catalunya Nord, y Euska Herria estaría compuesta por País Vasco, Navarra e Iparralde.

No tengo ninguna duda de la existencia de otras naciones sin estado dentro de la configuración territorial actual de la España autonómica.

Castilla, Aragón, Galiza, León y Andalucía son naciones históricas, sin estado, donde en su territorialidad podrían ser consideradas las hoy comunidades autónomas como Principado de Asturias, La Rioja, Región de Murcia, Cantabria y Extremadura.

De Canarias, un pueblo histórico africano sin duda, me atrevería a plantear una unión con el Sahara occidental, creando entre ambos su propio estado independiente. Ceuta y Melilla pasarían a formar parte de Marruecos, donde naturalmente deberían hoy estar.

Estas naciones, hoy desfiguradas, por un lado por la deformación histórica y represión franquista, y por otro por el concepto autonómico que la España del «café para todos» nos ha impuesto, seguirían dentro del Estado español, con la figura que estén dispuestos a establecer: autonomía, federación simétrica o asimétrica, hasta que de manera democrática su ciudadanía desease modificar su estatus y entrar a formar parte en la confederación de estados ibérica.

España, con la figura institucional que establezcan, Països Catalans y Euskal Herria, como estados independientes, serían los componentes de esa configuración de estados ibéricos, que planteo.

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