José Antonio Inchauspe Aróstegui y Xabier Jaso Esain
En representación de la Plataforma de Derechos y Salud Mental de Navarra

Contenciones y Plan de Salud Mental de Navarra

Atar sistemáticamente a pacientes ingresados es el mayor de los desprecios a sus derechos. Es ingenuo pensar que quien acepta que se ate «por prescripción facultativa» respetará el consentimiento informado y la autonomía del usuario en otros contextos.

En las Unidades de Hospitalización Psiquiátrica de Navarra se «contiene» con frecuencia a los pacientes. Una de cada cinco personas adultas ingresadas y una de cada tres menores son contenidas.

Contener es sujetar a la persona a la cama mediante diversos «puntos»; en una de tres puntos se le atan las dos piernas y un brazo, o las piernas y el tronco; en una de cuatro las dos piernas y los dos brazos; en una de cinco se le añade el tronco; una de seis es cuando se inmoviliza la cabeza. Pueden estar así horas, un día entero o incluso más.

La contención no es terapéutica aunque la ordene un médico. No tiene nada que ver con determinado diagnóstico o tratamiento. Sirve para añadir más sufrimiento a la persona ingresada, muchas veces mayor que el motivo de la hospitalización, porque son experiencias traumáticas física y emocionalmente, vivencias de maltrato, humillación, desconcierto y angustia. Por eso está prohibida en Estados europeos como Reino Unido y Países Bajos. Por eso muchas de estas personas procurarán más tarde evitar en lo posible los servicios de salud mental.

Hace unos días el Comité de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad hizo unas recomendaciones al Estado español. Se ha de recordar que la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad tiene la misma fuerza a nivel jurídico que la Constitución. Dichas recomendaciones incluyen «asegurar el consentimiento libre e informado de la persona interesada en todos los procedimientos y etapas del sistema de salud mental» y «tomar medidas inmediatas para eliminar cualquier trato cruel, inhumano o degradante».

En España las contenciones varían mucho de una unidad psiquiátrica a otra, aunque atiendan al mismo tipo de pacientes. Hay unidades en las que se contiene el triple que en otras, justo lo que sucede en Navarra entre Tudela y la Unidad Infanto-Juvenil. Es el llamado «efecto centro»: las contenciones obedecen a la infraestructura, organización y cultura de las unidades y no a necesidades terapéutica de los pacientes.

Por lo que supone para quien la sufre y porque hay alternativas, en España y en Navarra existe actualmente un fortísimo movimiento de #0Contenciones, protagonizado por organizaciones de personas usuarias, familiares y profesionales. La actitud de directivos y gestores es ambigua. Por una parte, no les gusta airear lo que sucede en las unidades: en Navarra ha sido necesario apelar hasta dos veces al Portal de Transparencia para obtener los datos de contenciones. Por otra parte, incorporan a los planes de Salud Mental objetivos de disminución de contenciones.

No hay salud mental sin respeto a los derechos humanos. Atar sistemáticamente a pacientes ingresados es el mayor de los desprecios a sus derechos. Es ingenuo pensar que quien acepta que se ate «por prescripción facultativa» respetará el consentimiento informado y la autonomía del usuario en otros contextos.

El III Plan de Salud Mental de Navarra 2019-2023 incluye un objetivo de «Tendencia a la contención mecánica cero». Es poco ambicioso, porque propone reducirlas a la mitad en cinco años, algo así como lo que ya se está haciendo en Tudela. Ni recoge lo que sucede actualmente en urgencias de psiquiatría y en las unidades ni describe las medidas necesarias para obtener cambios.

En muchos países europeos se han transformado las urgencias psiquiátricas en auténticos servicios de acogida para personas en crisis, remodelado sus equipos incluyendo a facultativos, psicólogos y otros profesionales expertos en crisis, adaptado las unidades a necesidades muy diferentes a las de los pacientes de planta de hospital y formado a los profesionales en la cultura y en la voluntad de no atar. Se ha aplicado una política de puertas abiertas en las unidades. Abundan en Europa y en Estados Unidos servicios no hospitalarios de atención en crisis de 24 horas, hogares de crisis y de respiro no hospitalarios, y servicios no residenciales para personas en crisis. Son alternativas a las urgencias y a las unidades de hospitalización psiquiátrica en hospital general preferidas por muchas personas usuarias.

El Plan de Salud Mental de Navarra no contempla ninguna de estas medidas. Nos gustaría no tener que esperar a 2024 para ver su desarrollo en Navarra.

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