Martxelo Alvarez e Itziar Sánchez
Ahaztuak 1936-1977

Corre Fernando, corre

Otros prolongaron durante días la esperanza de una posibilidad que no llegó; otros temblaron durante semanas la incertidumbre de una captura hecha finalmente realidad. Otros pocos, como aquel al que después llamarían "Tarzán", estarían algunos meses viviendo escondidos en aquellos montes, piedras entre las piedras, antes de ser capturados.

Hace ochenta años Fernando Garrofé, vizcaino y vecino de Muskiz echó a correr pensando que sería libre. No fue el único: varios cientos más de prisioneros republicanos dieron la espalda aquel día al Fuerte de San Cristobal, al Penal de Ezkaba, y corrieron con él. Eran hombres de toda edad, procedencia y condición. Corrió hasta uno que sólo tenia una pierna y que salió arrastrándose, siendo consciente de que seguramente le matarían, pero prefiriendo morir tras volver a probar la libertad el tiempo que esta le durase.

De los cientos que corrieron solo tres consiguieron llegar a la meta, al otro lado de los Pirineos, allá donde la bota fascista y los muros de Ezkaba se convertían en un recuerdo tan terrible como cercano. Cientos de los fugados fueron perseguidos y cazados en los montes como alimañas y cuentan que cada pieza cobrada era festejada por los cazadores como un trofeo. Algunos de ellos aguantaron solamente unas horas con la mirada fija en aquel horizonte que ya no encerraban los muros que hasta el día anterior lo habían clausurado. Otros prolongaron durante días la esperanza de una posibilidad que no llegó; otros temblaron durante semanas la incertidumbre de una captura hecha finalmente realidad. Otros pocos, como aquel al que después llamarían "Tarzán", estarían algunos meses viviendo escondidos en aquellos montes, piedras entre las piedras, antes de ser capturados.

Hoy ochenta años después del inicio de aquella carrera no sabemos Fernando que recodo del camino oyó tus últimos pasos pero sí sabemos que corriste como loco. Corriste como cuando en el frente de Ubidea tuviste que llegar al parapeto antes que llegara a ti la bala que te buscaba. O como cuando en aquel octubre rojo la derrota ya había mordido tus sueños por primera vez y hubo que replegarse para esperar al siguiente combate de esa lucha repetida generación tras generación desde Espartaco entre los de abajo y los de arriba...

Fernando... aún hoy resuenan en Ezkaba los pasos de tu carrera. De la tuya y de la de todos los que aquel 22 de mayo de 1938 os echasteis el miedo al hombro y comenzasteis a correr el largo trecho que transita desde vuestro ayer a nuestro hoy, una carrera cuya meta sigue pendiente porque sigue siendo aquel mismo sueño tuyo, vuestro, donde había un futuro de fraternidad, de justicia y de verdadera democracia que todavía no es y que tanto se necesita.

De ti hablaremos Fernando Garrofé el próximo domingo en Muskiz. De ti y de todos los demás. De los Etxaniz, de los Barrio Mansilla, de los Reguera, de los Casajús... De vosotros y de vuestro legado, del testigo de Libertad y Dignidad que llevabais en aquella carrera y que con este homenaje esperamos al menos en parte ser merecedores de llevar nosotros, junto con vuestra memoria, otro tramo del camino.

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