Josemari Lorenzo Espinosa
Historiador

Cuando ETA eran «los buenos»

Entre los misacantanos principales, destacan algunos historiadores de la Universidad de Deusto, a mayor gloria del imperio. Cuyo objetivo confeso no es solo conducir la memoria histórica de ETA a las alcantarillas y otros desagües malolientes del relato, sino también oficiar en favor de la monarquía y la dictablanda de 78. Como los mejores suspiros de la Historia de España.

El hecho político más importante de los últimos tiempos en el País Vasco está siendo el proceso de desaparición de ETA. Desde su anuncio de tregua definitiva, en 2011, las fuerzas del régimen no han hecho otra cosa que prepararse concienzudamente para los funerales. Para entorpecer, minimizar o ridiculizar todo lo que haga, o quiera hacer ETA. Mediante la organización de una campaña colosal de desprestigio, coordinada con el Gobierno, entre insultos y descalificaciones contra la organización dimisionaria. A mi modo de ver, se trata de la mayor, más intensa y continuada campaña y coordinación, desde el Plan ZEN (PSOE-PNV) de 1982.

Una campaña, por lo demás, centrada en "El Correo Español", que desde hace años oculta o minimiza lo de "Español" (dicen que, por motivos comerciales), que viene reuniendo sistemáticamente a editorialistas, columnistas, politólogos y empleados de todo tipo. En torno a las continuas descalificaciones e insultos a esta organización. Que se hacen desde sus artículos y titulares. Entre los misacantanos principales, destacan algunos historiadores de la Universidad de Deusto, a mayor gloria del imperio. Cuyo objetivo confeso no es solo conducir la memoria histórica de ETA a las alcantarillas y otros desagües malolientes del relato, sino también oficiar en favor de la monarquía y la dictablanda de 78. Como los mejores suspiros de la Historia de España.

Algunos de estos no pensaban o no escribían lo mismo hace unas décadas. Pongamos un ejemplar, a la vista. A comienzo de los ochenta, Manuel Montero (entonces Manu), siendo profesor de Deusto, escribió todo un "Diccionario del País Vasco". En el que el tratamiento, que recibe la organización armada, resultará sorprendente hoy a la mayoría de sus lectores. Este diccionario, editado por Txertoa, en 1983, dedica a ETA una docena de páginas. En las cuales abundan las consideraciones "neutrales", vale decir históricas. Y no se encuentra ningún adjetivo insultante, ni descalificación alguna de esta organización. Sino todo lo contrario. Diccionario, por cierto también firmado por F. García de Cortázar, que era de uso habitual entre los alumnos de la universidad.

En el se puede leer, entre otras cosas:

«El nacimiento de ETA fue consecuencia de la reacción de miembros de las juventudes del ilegal PNV contra la pasividad de este y contra la crisis de sentimientos nacionales vascos (...). Más allá de la importancia decisiva que ETA tuvo en la agudización de la crisis política de los años finales de Franco, hay que ver en dicha organización el fenómeno histórico más importante de postguerra en el País Vasco, y la herencia mas conflictiva que la monarquía democrática recibía del régimen anterior».

¿Monarquía... y democrática? Cómo puede un historiador (?) cometer este delito de contradicción de términos, sin inmutarse. Sin confundirse interesadamente (?). Concediendo al poder de uno, que es lo que quiere decir monarquía, la gracia de ser una "democracia". O poder del demos. Que es lo que quiere decir democracia. Pero, sigamos, con Montero y su diccionario de "confusiones":

«Si decimos que ETA es el fenómeno histórico mas importante de la postguerra en el País Vasco no exageramos. Ningún otro movimiento nacido durante el franquismo ha tenido una influencia política, social y cultural comparable a la que tuvo y sigue teniendo ETA. Por ello, mas allá de la importancia decisiva que tuvo ETA en la agudización de la crisis política de los años finales del régimen de Franco y en la desestabilización de la monarquía parlamentaria, hay que ver en ETA el origen de sustanciales transformaciones dentro de la sociedad vasca».

No podemos saber si, cuando Montero escribía estos párrafos (en su época de becario de García de Cortázar) lo hacía por iniciativa y ocurrencia propia. O se limitaba a copiar a otros, como el antropólogo Juan de Aranzadi. Cuya obra "Milenarismo vasco", era de manejo habitual entre el cuerpo docente universitario. En todo caso, refritando o no, Montero seguía en 1983:

«El cuerpo doctrinal fruto de los trabajos de la V Asamblea se centra en la liberación integral del hombre vasco que presuponía la ruptura con el capitalismo y la construcción de una sociedad socialista en Euskadi». De este modo, «ETA consigue penetrar en las capas populares nacionalistas y en el movimiento obrero. (...) La muerte de Etxebarrieta en junio de 1968 precipitará los acontecimientos y empujará definitivamente a ETA a proseguir la vía de las armas...».

Respecto al importante acontecimiento del proceso de Burgos, este autor coincidía con los criterios dominantes de la época, entre los historiadores de la oposición: «El gobierno español quería dar un escarmiento a ETA e intentó hacer del Consejo de Guerra de Burgos el juicio general contra dicha organización. Ocurrió precisamente lo contrario, que el gran procesado y condenado por la opinión mundial fue el propio régimen franquista, mientras que ETA adquirió popularidad universal (...) cuando toda España se movilizó contra el proceso gritando ‘amnistía’ y ‘libertad’».

Después, «A partir de 1972 se produce un despegue espectacular de ETA que recoge los frutos de una dinámica de activismo especializado (...). En setiembre de 1974 tenía lugar el atentado contra la cafetería Rolando, en el que perdieron la vida once personas».

Es notable que, en todo este relato de 1983, los atentados mortales de ETA, no sean "todavía" "asesinatos" o "acciones criminales", sino "pérdida de vidas". Como sucederá también cuando se califique lo de Carrero Blanco como simple "atentado". En esta época (primeros años ochenta) además de algunos criterios positivos, cuando no favorables, al menos neutrales, sobre ETA, es sumamente difícil cuando no imposible, encontrar en Montero descalificaciones tan sumarias o insultos tan poco originales, como los que ahora utiliza con vehemencia y aburrimiento.

Desde hace un tiempo, lo que es difícil es encontrar en sus textos, una sola línea donde no aparezcan los consabidos "asesinos", "criminales", "banda".....En su mas reciente colaboración en el diario negurítico (24.4.18) en media hoja, hay no menos de una cuarentena de insultos, descalificaciones, vejaciones etc.

Sobre la pervivencia de ETA, Montero afirmaba en el Diccionario: «Y si sigue existiendo ETA, por muy graves que hayan podido ser sus desavenencias internas y si ETA no cambia por muchos cismas que haya tenido que sufrir es porque refleja más que una ideología una conciencia nacionalista (...) ETA que ha nacido de ella, ha asumido su conciencia en vez de combatirla. Por otro lado, cualquier nacionalista vasco podrá condenar los métodos de ETA, pero lo que nunca podrá hacer sin traicionar su conciencia nacionalista es rechazar el objetivo final de la organización: la independencia de Euskadi».

En la colaboración, que estamos comentando, a la campaña de "El Correo Español", Montero se despide repitiendo la teoría de la "invención" nacionalista vasca. Intentado hacer alguna ocurrencia sobre el origen del conflicto. Confundiendo y mezclando, intencionadamente, Gernika con Roncesvalles, Zumalacarregi o Espartero. Con muy poca fortuna, y menos fuste intelectual.

Por nuestra parte, podemos terminar con otra de las frases del Diccionario, que Montero recoge de Aranzadi: "De la mano de este investigador, destacamos la importancia sociocultural de ETA, que siempre fue mucho mas que una organización".

¿Qué le habrá pasado a este hombre, entre 1983 y 2018? Algo ya sabemos. Pero por preguntar y comparar, que no quede.

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