Martxelo Alvarez y Jabi Gezuraga
Ahaztuak 1936-1977

«Cuartillo» y «Felichu», dos Félix de la misma madera

«Cuartillo» y «Felichu», dos Félix de la misma madera, imagen de esa memoria y de esa continuidad por generaciones en la búsqueda y defensa de la libertad, que honraremos y saludaremos este viernes en Eskoriatza junto a los compañeros de Atxorrotx Kultur Elkartea.

Félix Alberdi Gorostiza, conocido como «Cuartillo», había nacido en el pueblo alavés de Luko pero vivia en Aretxabaleta junto con su mujer Feliciana Gómez y sus tres hijos José Antonio, Juan y Félix, todos ellos nacidos en Aretxabaleta. Trabajaba como metalúrgico en la Laminación de Lezama y estaba afiliado al sindicato de la UGT. Durante la insurrección revolucionaria de Octubre de 1934, centrada fundamentalmente en Asturias, pero que también tuvo su incidencia en diferentes zonas de Euskal Herria, Félix Alberdi tuvo una actuación destacada siendo por ello detenido y condenado a 12 años y 1 día de prisión. Al producirse dos años más tarde el golpe de estado del 18 de Julio de 1936 «Cuartillo» formaría parte como miliciano del Comité Local de Defensa y en los primeros días de la defensa del Valle de Léniz sería ayudante del sargento guardia de asalto Benito Reola, con el que seguirá el resto de la guerra. El 16 de setiembre de 1937 siempre al lado de Benito Reola se incorpora al frente asturiano con la «Columna Meabe» que este mandaba y combate en Peñas Blancas, en El Mazucu, en las montañas de Lena, en la zona de Pola de Gordón... lugares que ponen nombre y hechos a los ultimos reductos de enconada lucha del Ejercito republicano en el norte peninsular. Es en ese ultimo lugar donde tras ser derrotadas las fuerzas antifascistas se pierde la pista de Félix Alberdi Gorostiza al igual que se pierde la de Benito Reola en los dias de octubre de 1937. Ambos pasan desde ese momento a engrosar la extensa lista de milicianos y gudaris vascos «desaparecidos» en combate, condicion que mantendrán hasta no hace mucho tiempo. Esa eteréa y terrible condición será tambien la que los fasciofranquistas vencedores utilizarán para añadir dolor y sufrimiento a las familias de ambos que tienen que oir cuando indagan sobre su posible paradero ante las autoridades de la naciente dictadura que «dejen de preocuparse», que «seguro que están bien» y que «lo más probable es que como tantos huidos hayan formado una nueva familia con otra mujer en algún lugar». Así nos lo cuentan en ambos casos sus familiares.

Nada más lejos de la realidad como ha venido a mostrarnos la casualidad y la investigación siempre ayudadas por la suerte que hace cinco años pone en nuestras manos varios informes que certifican como el 1 de noviembre de 1937, dos cuerpos sin vida son encontrados con heridas por arma de fuego en la cabeza en una cuneta en el término municipal de Cuadros, un pequeño pueblo leonés no lejos de Puerto Pinos y Busdongo, en los limites con Asturias donde Benito Reola y Félix Alberdi junto con sus compañeros vivieron sus últimos combates. Uno de ellos está indocumentado y el otro tiene su documentación en un bolsillo a nombre de Benito Reola Hermosilla. Se procede al levantamiento de los cadáveres por el juez y, después de ser analizados por el forense y ser emitido el correspondiente informe, son enterrados el día siguiente en el cementerio de esa localidad. Despues, con más investigación y con más suerte, hemos sabido que el indocumentado era Félix Alberdi Gorostiza, «Cuartillo», ayudante y compañero de armas inseparable de Benito Reola y que ambos habian sido capturados por falangistas locales y asesinados por estos en una cuneta.

Ahora el proximo viernes, ochenta y un años despues de su muerte, con la memoria de estos dos hombres y la de sus valores democráticos y antifascistas, con sus familiares y con los vecinos del pueblo de Eskoriatza que Benito Reola y Félix Alberdi junto a tantos gudaris y milicianos defendieron contra el fascismo, celebraremos en dicha localidad un merecido acto de reconocimiento y agradecimiento a ellos, a su entrega coherente, a sus hechos armados obligados por quienes contra la voluntad popular se alzaron en armas, a su muerte tan cruel como desarmada.

Y junto con nosotros estarán los familiares de Benito Reola que ya nos acompañaron cuando en el año 2013 y recién conocido el destino de este hombre, recien abandonada su condición de «desaparecido», le realizamos un merecido homenaje en la Casa de Juntas de Gernika. Y tambien estarán con nosotros por vez primera los de Félix Alberdi, su hijo Félíx, «Felichu», y su nieto, a los que el pasado año pudimos dar la noticia del paradero cierto de su padre y abuelo, dolorosa incógnita durante ochenta años y hasta ese momento. Y con «Felichu» y su presencia certificaremos tambien que «de tal palo tal astilla» y que la savia comunista y republicana de su padre ha tenido una evidente continuidad: nacido en Aretxabaleta, huido junto a su madre y hermano tras la entrada de los fascistas, refugiado en Asturias donde permanecerán y se establecerán al no saber más de su padre, minero desde joven y uno de los miembros en 1958 de la primer Comisión Obrera, miembro desde ese año del Partido Comunista y en 1962 uno de los impulsores de la histórica huelga de mineros de ese año por lo que es detenido y deportado fuera de Asturias durante varios meses, detenido y encarcelado despues en varias ocasiones acusado de propaganda ilegal, amenazas y coacciones, despedido y readmitido, torturado en comisaria, participante despues en luchas populares de todo tipo y en la actualidad en las movilizaciones de pensionistas y jubilados... en un recorrido vital y militante muy similar en muchas cosas al de su padre.

Asi pues «Cuartillo» y «Felichu», dos Félix de la misma madera, imagen de esa memoria y de esa continuidad por generaciones en la búsqueda y defensa de la libertad, que honraremos y saludaremos este viernes en Eskoriatza junto a los compañeros de Atxorrotx Kultur Elkartea, a los vecinos de este pueblo y a todas aquellas personas que deseéis asistir porque sentís y sabéis que la memoria, esta memoria nuestra y de los nuestros, no es pasado sino presente y que en ella espera mucho de ese futuro que necesitamos y luchamos por construir.

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