Mikel Labeaga
Miembro de Podemos-Ahal Dugu

De la casta a la caspa

Me comentan que hace unos días el presidente del Euskadi Buru Batzar, Andoni Ortuzar, nos hablaba, entrando en el juego de la confusión que también aplican desde hace años y que es posible que desarrollase en su época de redactor de Radio Popular, que los y las compañeras europarlamentarias de ‘Podemos’ se han convertido en casta.

Parece que a Andoni Ortuzar le molesta que Pablo Iglesias denuncie constantemente a esa casta de políticos, que lejos de utilizar la política como actos para la participación de la ciudadanía en las tomas de decisiones, la han convertido en una profesión de por vida, donde lo importante es el seguir en el puesto o subir incluso algo más si es posible.

Está claro que para algunos el entrar en el periódico afín al partido para ejercer la profesión elegida en los años jóvenes y para la que se estudió no basta. No basta ser jefe de un gabinete de prensa o asesor de tal o cual departamento, elegido por el dedo de partido de turno. Andoni Ortuzar no ignora que se define por casta: es un sistema social en el que el estatus personal se adjudica de por vida. No ignora que en algunas sociedades, las castas son grupos que componen una clase social especial y que tienden a permanecer separados del resto.

Cuando hablamos de casta, sabe muy bien que no nos referimos a los militantes de base de su partido que trabajan con verdadera vocación de servicio a su pueblo, por mucho que no compartamos sus propuestas e ideas. El Presidente del PNV sabe muy bien qué es y qué no es una casta en su propio partido. Sabe que no nos referimos a los concejales de un pueblo que dedica tiempo y esfuerzos a sus conciudadanos.

No son casta por salir elegidos representantes. No son casta por ser parlamentarios o por ser secretarios de tal o cual grupo o liderarlo. Lo son por convertir esa tarea en profesión súper remunerada y al margen de los recortes que imponen a quienes dicen representar. Son casta por que se convierten en políticos con sueldos de escándalo, en muchos casos vitalicios o de larga duración, que cuando además acaban en un cargo de representación, van tras una puerta giratoria a los consejos de administración de las empresas que en realidad nos gobiernan y que ellos llaman mercados.

Son casta no por hacer política (nosotras queremos hacerla) sino por utilizarla en beneficio propio con sueldos escandalosos, visas oros, prebendas y dádivas que en muchos casos están cerca de la corrupción sino lo son claramente y que aparecen cada tiempo salpicando a los partidos de Gobierno.

Son casta señor Ortuzar, porque de los entes públicos, puestos a dedazo presidencial y en los que en algunos casos se han enriquecido, van a las jefaturas partidarias a chupar aun más del bote o viceversa. Aunque a veces también son enviados a Europa como parlamentarios en eso que usted mismo ha llegado a calificar «cementerio de elefantes»… eso sí, a cobrar 8.200 € brutos al mes además de dietas y otras cosillas para gastos de viaje. ¡Claro está! No en clase turista. Aunque tengo que reconocerle señor Ortuzar que hay ciertos ‘líderes’ que confunden a veces su capacidad de influencia con el derecho ‘dedocrático’ para nombrar a sus equipos… Y esto también tiene un componente de casta o al menos muestran tendencias a convertirse en una casta dirigente.

Si no entiende que eso es una casta, que nada tiene que ver con las personas a las que los gobiernos están empobreciendo con las políticas de la Troika y de esa Europa que usted tanto defiende y alaba, será porque lleva ya mucho tiempo «político profesional», desde aquel 1987 que se incorporó dedocráticamente al departamento de presidencia. Estará de acuerdo conmigo el señor Ortuzar que desgraciadamente a los partidos les salpican una y otra vez casos de corrupción en los que se ven implicados miembros relevantes de los mismos y que quedan en la mayoría de los casos en el limbo del olvido…

Ahora me vienen una serie de nombres a la cabeza….Caso de Miguel, Caso Epsilón, Caso Fabra, Filesa, Gurtel, Miñano, Marguello… y varios más. En ellos, en todos ellos, militantes con muchos años de cargos en los partidos o en las administraciones gobernadas por los partidos del régimen del 78, se han visto salpicados.

Estos también son casta, señor Ortuzar. No creo que alguien que ha estudiado en la UPV-EHU (Universidad que conozco bien) caiga en la torpeza de identificar ‘Casta’ con ser elegido representante. Por tanto, el señor Ortuzar en lo que cae es en el corporativismo tratando de mezclar todo de manera torticera, para continuar con la política de la confusión. Aunque tras leer en el diario ‘Deia’ los «telegramas» del vocero del partido Lapitz con las mismas maniobras, ya… tengo dudas si esta torpeza, la crea el haber trabajado en dicho diario.

No le entretengo más con mis explicaciones, es posible que tenga que hacer alguna reunión con algún consejo de administración para salvar la maltrecha economía en la que nos encontramos. Hay gente que confunde casta con otras actitudes y se convierten en personajes de programa de televisión casposa, en la que el ridículo no importa si eso le permite mantener el estatus social ganado no precisamente con el sudor y el trabajo.

Bilatu