De los 10.000 ictus vascos en 2023, ¿cuantos por el Sintrom?
Con motivo de la reciente celebración del Día Mundial del Ictus se han conocido algunos datos estadísticos generales sobre la incidencia de esta patología cerebrovascular en Hego Euskal Herria (desconocemos los de Iparralde, donde ya no se suministra Sintrom). Hay, sin embargo, un tipo de datos que, por intereses para que no trasciendan, no se ofrecen y que deberían hacerse públicos para valorar las consecuencias de las causas del ictus y adoptar las medidas correspondientes.
Según los Departamentos de Salud de los Gobiernos de la CAV y de Navarra, en el año 2023 se registraron un total de 10.000 personas afectadas y tratadas por el accidente cerebrovascular conocido como ictus. Un total de 8.900 personas fueron las afectadas en la CAV, con un incremento progresivo de años anteriores, y otras 1.014 en Nafarroa, con un ligero descenso. En ambos casos, son superiores los casos en hombres a los casos en mujeres. Las personas afectadas son, en su mayoría, superiores a los 80 años. El 40% de los casos pertenecen a personas entre 46 y 75 años. Por territorios, en Araba se atendieron 1.101 pacientes, 4.445 en Bizkaia, 3.373 en Gipuzkoa y 1.014 en Nafarroa.
Al analizar las causas de un ictus, se distinguen distintos factores de riesgo vascular. Los más importantes son la hipertensión, seguido por la diabetes y la fibrilación auricular. Tabaquismo, sedentarismo, dieta no saludable, obesidad extrema, alcoholismo, consumo de drogas o el estrés forman parte también de esos riesgos.
Hay, sin embargo, un dato que no se ofrece por parte de ambos Gobiernos. Ese dato fundamental sería cuántas personas que han sufrido un ictus lo han sido provocadas por el consumo del Sintrom. Siempre podría decirse que hay más variables a la hora de un ictus. Bien, entonces podríamos plantear cuántas personas que han sufrido un ictus han sido consumidoras del fármaco peligroso Sintrom, que algunos médicos admiten en privado como «el asesino silencioso». Y cuántas consumidoras de otros fármacos alternativos más seguros como Eliquis (Apixaban), Xarelto (Rivaroxaban) etc.
Conocer esos datos es fundamental. Porque si la mayoría de personas afectadas por el ictus vienen de consumir Sintrom −es lo más probable−, avalaría su peligrosidad, lo que a estas alturas pocos son quienes ponen en duda, y, en consecuencia, se abonaría la tesis de que es incluso más rentable, como sostienen muchos expertos, abandonar el consumo del Sintrom y suministrar los fármacos alternativos financiados por Osakidetza o Seguridad Social. Hacer público ese dato −y por ello no lo hacen− supondría, además, una auténtica denuncia de quienes –Gobiernos y Consejerías− deciden las políticas sanitarias y farmacéuticas que, por razones económicas, prefieren mantener el Sintrom impuesto a los más pobres y sin recursos, aunque resulte peligroso, a prescribir fármacos alternativos que saben son más seguros pero más caros.
Si una gran parte de las personas afectadas por un Ictus son consumidoras de Sintrom, a qué viene que Osakidetza, por ejemplo, tenga un protocolo según el cual exige iniciar un proceso de tratamiento de Sintrom antes de poder plantearse financiar algunos casos de fármacos alternativos una vez que se ha registrado alguna incidencia o episodio grave del fármaco peligroso. Si fuera verdad, como sostienen muchos expertos, que el Sintrom es tan peligroso porque es provocador de ictus o hemorragias cerebrales, parálisis y otras funestas consecuencias, ¿por qué exige obligar al paciente a pasar por el tratamiento con ese fármaco? Si así es, ¿no sería más razonable y exigible que se decida de una vez abandonar el Sintrom y pasar al suministro general de los fármacos alternativos más seguros aunque sean más caros?
De esa forma lograríamos además eliminar la condena a los pobres y sin recursos económicos a tomar obligatoriamente ese fármaco peligroso. Son las únicas personas que no pueden acceder a los fármacos más seguros por tener que pagar al año 1.000 euros en lugar de 50. ¡Por las políticas de Gobiernos y Administraciones, el Sintrom se ha convertido en el fármaco anticoagulante de los pobres! ¡Quienes lo imponen y sus familias, porque lo conocen y pueden pagarlo, se apuntan siempre a los fármacos alternativos!
Como complemento señalar que el accidente cerebrovascular o Ictus es una condición médica grave que ocurre cuando el flujo de sangre a una parte del cerebro se interrumpe o reduce privando al tejido cerebral de oxígeno y nutrientes especiales. El Ictus se presenta de forma brusca y da lugar a la pérdida de funciones cerebrales a consecuencia de una alteración vascular provocando en gran medida distintos grados de discapacidad con graves repercusiones sociales.
En general las personas que sobreviven al ictus rondan un 50% pero permanecen con secuelas, si bien pueden realizar vida autónoma y un 25% queda con secuelas severas. Las secuelas pueden ser en una o múltiples áreas motoras, en el lenguaje, las habilidades cognitivas (el Ictus es la primera causa de demencia y discapacidad a nivel mundial), la conducta y personalidad, alteraciones sensitivas con dolor y alteraciones del sueño.
Para evitar males mayores y lograr una mejor resolución conviene conocer los síntomas de la aparición de un ictus y la necesidad de actuar con rapidez. Los síntomas ante los que conviene llamar sin demora al 112 son los siguientes: pérdida de fuerza en brazo, pierna y/o cara; pérdida de visión total o parcial o visión doble; pérdida o dificultad en el habla; inestabilidad o desequilibrio e incapacidad para andar; dolor de cabeza muy intenso; sensación de hormigueo o acorchamiento en la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo.
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