Igor Meltxor
Escritor, investigador y analista político

¡Despertemos, es la mafia!

Detrás de lo bufo, lo grotesco y lo absurdo, se vislumbra siempre una situación dramática. Este dramatismo e injusticia lo representan dos personas como Ainhoa Intxaurrandieta e Iñaki Errazkin, como valedores de un mandato popular y como víctimas de esa conjura que pretende hipotecar sus vidas y la de sus familias.

Esta semana Ainhoa Intxaurrandieta e Iñaki Errazkin serán juzgados en el Tribunal de Cuentas español por la decisión de paralizar en 2012 la incineradora de Zubieta. Los representantes de la conjura de los necios decidieron demandar a los anteriores gestores del Consorcio de Residuos de Gipuzkoa (GHK), reclamándoles 41 millones de euros.

Los necios no dudan, no contemporizan con sus negocios, ellos tienen claro sus objetivos y la maquinaria mafiosa no cesa, lo que les lleva a señalar y a poner en bandeja de plata a los tribunales españoles el futuro de dos personas que acataron un mandato popular en Gipuzkoa. Los necios se sienten protegidos, seguros, no temen a nada. El cártel mediático-jurídico-empresarial les otorga la cobertura necesaria para sentirse los dueños del cortijo. El periódico desinforma y entretiene a la parroquia, el bufete omnipresente protege y amenaza, mientras los empresarios administran el negocio y saben ser generosos en la contraprestación. En su perversión del lenguaje, tratan de revestir un hedor insoportable y putrefacto, en fragancia de imitación barata. Ellos no incineran basura, lo llaman valorización energética. No construyen incineradoras, sino que hacen complejos medio ambientales, mientras venden a la parroquia que la incineradora se pagará mediante un fabuloso método de peaje en sombra, lo que supone dejar el dinero y la salud pública al servicio del negocio empresarial privado durante 35 años.

En el verano de 2014, el PP deslizaba una acusación velada sobre la supuesta financiación ilegal del PNV, haciendo mención a sus 200 sedes y batzokis. Recuerdo el enfado público de un dirigente jeltzale. Pronto se hizo el silencio. Nunca más se supo. Posteriormente vendrían los pactos presupuestarios entre unos y otros necios. Meses después sería el PNV quien calificara el apoyo del PP respecto a la investigación del caso Bidegi como de «vergüenza ajena», y que tuvo respuesta inmediata con el bloqueo de una comisión de investigación. Me vino a la memoria aquella escena de "El Padrino", cuando Michael Corleone le decía a Fredo: «Eres mi hermano mayor y te quiero. Pero no vuelvas a tomar partido contra La Familia. Nunca».

Frente a la imposición y la arrogancia, existe lucha, tenacidad y dignidad, en colectivos que desde un primer momento plantaron cara ante tal despropósito (GuraSOS, Erraustegiaren Aurkako Mugimendua, Zero Zabor…). Recuerdo con cariño aquella invitación por parte de la gente de Gipuzkoa Zutik para participar dando una charla en aquella acampada improvisada. Personas sin complejos y convencidas, que tuvieron claro que ya no era momento de pedir permiso para ser libres, ni perdón por serlo, lo que les llevó a plantarse frente a la guarida del señor feudal para hacer frente a los necios. Estos enviaron a sus policías, algunos muy voluntariosos, para intentar acallar los gritos de protesta. Inútil recurso del que pretende censurar la denuncia con represión. Esos mismos necios que despertaban a las jóvenes acampadas, poniendo en marcha los aspersores de agua, ignorando que la dignidad es impermeable.

Han colocado la alfombra roja a la impunidad y la corrupción, en su arcadia feliz, en esa burbuja artificial donde el clientelismo, los favores, amenazas y prebendas, forman parte del modus vivendi de los necios. Esos que se mueven como pez en el agua en la apertura de plicas y «adivinan» el contenido de los sobres en las adjudicaciones, para pasar luego al reparto del pastel, donde no tienen ningún pudor en colocar a las empresas más corruptas del Estado español, siempre acompañadas por las colaboradoras necesarias con el certificado de label correspondiente. Las mismas de los sobrecoges brutales en Bidegi, las de los negocios del agua y las depuradoras, las dueñas de los parkings, las que no respetan los derechos de los trabajadores en las obras del TAV, esos que en ocasiones demoran los pagos… Parafraseando a Roosevelt respecto a Somoza: «Son unos hijos de puta, pero son nuestros hijos de puta».

El necio déspota y cerebro del entramado, asumió con su perversa ignorancia las perdidas millonarias que suponía la firma de unas coberturas nocivas y gravosas para los bolsillos de todos los guipuzcoanos. En solo una semana pasó de inepto a experto en productos financieros. Más de 40 millones de euros que no se pagan porque Bildu no haya utilizado el dinero para la construcción de la incineradora; se pagan se hubiera usado el dinero o no. Alguien firmó que junto con el crédito a devolver, se tenían que pagar. Los necios no dicen a la opinión pública que Bidegi continua pagando más de 100 millones de swaps junto con la devolución de los creditos. Mientras tanto, el «experto» que se encaprichó del mal llamado «complejo medioambiental», maneja los hilos desde ese búnker de Camino de los Pinos, atalaya perfecta desde donde los necios se sienten poderosos y miran al pueblo con arrogancia y soberbia. Debieran tener cuidado, ellos que son tanto de misa y obispos, y atender a las palabras de San Agustín, quien afirmó que «la soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano».

Robaron información, se llevaron ordenadores de propiedad pública, borraron miles de correos electrónicos y pruebas, todo con la más absoluta impunidad. Lo describió perfectamente Leonardo Sciascia en su libro "El día de la lechuza", donde hablaba de ese manto de silencio que amparaba las graves implicaciones políticas y económicas de un entramado mafioso que la omertá protege. Tal es así que la misma técnico utilizada por los necios para sustraer información y simular coacciones y torturas (delirios propios de mentes perversas), fue debidamente recompensada con un empleo en una de esas empresas de colocación del partido que compran silencios de unos y otros. Quien hiciera lo imposible porque esa empresa formara parte del reparto del pastel de la anterior incineradora, es recompensada con el cargo de jefa de producción. ¡Qué menos!

Los necios trasladan las responsabilidades de sus propias fechorías a quienes acataron un mandato popular. Quienes fueron los culpables de una gran perdida económica para las arcas guipuzcoanas, se presentan como víctimas en esta crónica del esperpento descrita por Valle-Inclán en "Luces de Bohemia". Los espejos cóncavos del Callejón del Gato, instantáneamente se convierten en figuras risibles a ojos de Valle Inclán, pasando a ser caricaturas de sí mismos. Esos espejos son los que rodean la conjura de los necios en Gipuzkoa. Ahora bien, detrás de lo bufo, lo grotesco y lo absurdo, se vislumbra siempre una situación dramática. Este dramatismo e injusticia lo representan dos personas como Ainhoa Intxaurrandieta e Iñaki Errazkin, como valedores de un mandato popular y como víctimas de esa conjura que pretende hipotecar sus vidas y la de sus familias. Para ello, no faltaran los colaboradores necesarios de ese esperpento, que acudirán al juicio como testigos para dar la puntilla a los demandados, como representantes públicos erigiéndose como defensores de lo impúdico. Quienes exigen continuamente un relato veraz, reconocimiento del daño causado y se presentan como guardianes de la memoria, tratan de pervertir ese relato, saltándose todas las lineas rojas sin importarles las consecuencias y el daño que supone para con otros.

Pero esto va más allá de la criminalización de dos personas. Esto supone un aviso a navegantes por parte de los necios y sus estructuras clientelares y corruptas, advirtiendo del peligro que supone plantar a cara a sus proyectos estratégicos, los cuales garantizan el perfecto funcionamiento del negocio. Solo la cobardía o el efecto avestruz, harán que los necios continúen campando a sus anchas y mostrándose cínicos y arrogantes mientras presumen de su modelo de gestión.

¡Despertemos, es la mafia!

Ainhoa eta Iñaki, zuekin gaude!

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