Iñaki Uriarte
Académico de la Ría

Día Internacional de los Museos. La Ría de Bilbao como museo

El sinuoso transcurso de la ría del Ibaizabal, ya desde el tramo precedente como río, es el fundamental elemento organizador del área metropolitana de Bilbao y un articulador urbano en los municipios colindantes.

Hoy 18 de mayo, en el mundo civilizado se celebra el Día Internacional de los Museos instaurado en la XII Asamblea General del ICOM (International Council of Museums) celebrada en Moscow en 1977. Este Consejo Internacional con sede en Paris es una organización creada en 1946, relacionada con Unesco y concebida para la conservación, mantenimiento y divulgación del patrimonio natural y cultural del mundo.

Con dicha proclamación se pretende sensibilizar a las instituciones de las que dependen los museos y a la sociedad sobre su importante función para el intercambio y enriquecimiento de las diferentes culturas de la humanidad. El tema a considerar en 2021 es: “El futuro de los museos: recuperar y reimaginar”.

Tomando la literalidad del mismo inmediatamente alude al menos a dos cercanos conceptos: una realidad y un propósito. Uno, respecto al Museo de Bellas Artes de Bilbao de recuperar en el sentido de no perder la integridad de su configuración actual y paralizar el atentado cultural, patrocinado por el PNV en todas sus administraciones políticas, Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, Diputación de Bizkaia y Ayuntamiento de Bilbao, dirigidos por gente con instintos mezcla de ignorancia, insensibilidad y brutalidad. Otro, la voluntad de imaginar, evocar y exigir el sentido de museo a un extenso, potente y apreciable lugar. El espacio fluvial de la ría del Ibaizabal. El concepto de museo expandido, longitudinal, título de una reivindicación expuesta en numerosas ocasiones.

Ría de Bilbao

El sinuoso transcurso de la ría del Ibaizabal, que es su correcto hidrónimo, ya desde el tramo precedente como río, es el fundamental elemento organizador del área metropolitana de Bilbao y un articulador urbano en los municipios colindantes. Pero es en su parte navegable, la sometida al régimen de marea, el espacio portuario fluvial, donde mejor se expresan sus orillas con un carácter museístico en el sentido que muestran una secuencia relativamente continua de parajes y construcciones como hitos de gran relevancia. A causa de las lluvias torrenciales de 1983 que coincidieron con una crisis industrial y una precipitada e inculta regeneración urbana sin reflexión alguna, este espacio ha sido radicalmente desvitalizado de los elementos más expresivos de un genuino paisaje sensacional, rotundamente artificial, singularizado por la industrialización, las infraestructuras de obra pública y los equipamientos. El concepto de paisaje en general ha ido cambiando y se ha ampliado conceptual y progresivamente sin perder su raíz cultural captando paulatinamente la apreciación social y pasando a formar parte de la historia de un lugar o territorio.

No obstante quien recorra este itinerario fluvial con interés captará las páginas quizá más apasionantes sino hermosas de la historia de la villa en contra de uno de los absurdos estereotipos habituales repetidos con oportunismo e ignorancia: que Bilbao daba la espalda a la ría, junto con que no estaba en el mapa y que era gris y triste. Bilbao ha vivido, siempre, desde su origen de cara a la ría con excelente pragmatismo, coherencia y belleza.

Observando en el orden secuencial de la corriente fluvial y de la expansión de la villa sus dos frentes urbanos han sido y son una sucesión de los episodios del patrimonio monumental más memorables. Atendiendo en esta ocasión solo a la obra pública y los elementos industriales habitualmente los menos valorados.

Empezando por el Puente e Iglesia de San Antón las únicas edificaciones emblemáticas de la villa, ya que son las que están en el emblema municipal, la pasarela de la Ribera (1938), los puentes del Ayuntamiento y Deusto (1936), los Diques Secos de Euskalduna (1888) y la grúa, el edificio del Tigre (1946), la Eléctrica del Nervión (1894), cuyas interesantes naves sucesivamente han albergado otras industrias como a actual Sader, el monumental edificio de Grandes Molinos Vascos (1924), quizá la más destacada arquitectura fabril de la Ría capaz de su demandada reutilización como el imprescindible Museo de la Técnica y la Industria, prolongable incluso con las cercanas edificaciones de Talleres de Zorroza(1894), ambos catalogados como Bien Cultural. En la opuesta ribera de Zorrotzaurre, los edificios de Tarabusi (1945), Consoni, Lancor y Mefesa. Siguiendo aguas abajo, la presencia próxima del pabellón Grupo Ilgner, (1927) de la fábrica de AHV en Barakaldo, especialmente por su singularidad incluso en ámbito europeo del cargadero de mineral de hierro con estructura de madera de The Orconera Iron Ore & Railway Company (1877) y también el de la Société Franco-Belge des Mines de Somorrostro (1886) y el icono de la siderurgia, el Horno Alto nº 1 (1959) en Sestao en proceso de restauración.

En este espacio de continuidad industrial, destacan lo que fueron Astilleros del Nervión (1888) y la Sociedad Española de Construcción Naval,(1908) con pabellones de interés estructural, las grúas y especialmente el Dique Seco nº 1(1891)y el Dique seco nº 2. En la orilla opuesta, en Leioa el puente en la carretera paralela de la ría sobre la desembocadura del Udondo, habilitado en 1876 sobre una estructura de cuchillos de fundición fabricados en Santa Ana de Bolueta en Bilbao procedentes del antiguo puente de Isabel II (1848) en el Arenal de la Villa. Piezas de enorme interés por su antigüedad en la arqueología industrial.

Finalizando el prolongado escenario fluvial de 14,150 km con el Puente Transbordador Vizcaya (1893) entre Portugalete y Getxo la gran puerta de Bilbao a la mar, a pesar de sus continuas, lamentables e incultas deformaciones y culminado con el largo y fundamental Muelle de Hierro en Portugalete (1888), burdamente desfigurado por su Ayuntamiento para vencer la navegabilidad en la desembocadura de la ría en la mar, el Abra. Dos obras públicas muy próximas de extraordinaria importancia y belleza propias de un período de gran creatividad, riqueza y pujanza hitos la industrialización con la suprema expresión de la técnica y el arte del hierro. Son la síntesis que monumentalizan y solemnizan este excepcional paisaje fluvial como museo.

Este amplio ámbito síntesis del imperio del hierro durante el siglo de oro industrial (1876-1975) puede y quizá debe ser contemplado culturalmente e incluso protegido legalmente de acuerdo a las categorías de bienes culturales reconocida en artículo 9 de la Ley 6/2019, de Patrimonio Cultural Vasco bajo tres aspectos. Conjunto Monumental, como una agrupación de bienes culturales continuos o dispersos que forman una unidad coherente y delimitada con entidad propia independientemente de sus valores individuales. Paisaje Cultural, como emplazamiento de actividades, creaciones y hechos singulares vinculados a modos de vida y trabajo del pueblo vasco que contiene obras realizadas por el ser humano de valores históricos o tecnológicos. Lugar Histórico, en su sentido de paraje en el que se agrupan inmuebles, elementos culturales y episodios materiales o inmateriales relativos a acontecimientos del pasado que constituyen referencias de interés por razones históricas, sociales y culturales. La ría una razón de ser y uno de los lugares donde mejor se expresa una faceta muy contrastada de la identidad del pueblo vasco.

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