Jesus Cantero Gonzalbo

Ecología

Ekologia de género. No hay ecología sin feminismo, no hay feminismo sin ecología. Educación ambiental.

Este es el siglo del medio ambiente, este es el siglo de la mujer

Educación ambiental.- Es indispensable una labor de educación en cuestiones ambientales, dirigida tanto a las generaciones jóvenes como a los adultos, y que preste la debida atención al sector de población menos privilegiado, con el objeto de ensanchar las bases de una opinión pública bien informada y una conducta de los individuos, o de las empresas y de las colectividades inspirada en el sentido de la responsabilidad en cuanto a la protección y mejoramiento del medio en toda su dimensión humana.

Educación

Eslogan: «Lehengo Hitza Euskera».

Acciones para desarrollar la educación ambiental:

· Vivimos en una gran crisis ambiental, entendiendo lo ambiental por todos aquellos elementos que nos rodean (físicos y biológicos), así como los sistemas que conforman (ecológicos, sociales, políticos, económicos, culturales…) dentro del gran sistema de la biosfera. Hay que comprender que está tendiendo lugar un cambio llamémosle de «era de ciclo», por lo cual tenemos que intervenir, e influenciar para que ese cambio sea a favor del Medio Ambiente, de la sociedad, del pueblo de la izquierda.
· Apoyar la escuela pública y euskaldun.
· Desarrollar programas para potenciar la educación ambiental, incluido el de la paz a todos los ámbitos de la sociedad, no solo el que se dedica ahora muy escasamente a los alumnos de las escuelas, y más aun cuando el profesorado no está ni preparado ni concienciado, sino también al profesorado preferentemente, asociaciones, movimientos vecinales, asociaciones de padres y madres, jubilados, y sin olvidarnos de los políticos y no miro a nadie, etc.
· Incorporar en las propuestas currículos de la educación formal, en todos sus ciclos, módulos de economía ecológica que sitúen la natural dependencia que los sistemas económicos humanos tienen en los flujos de materiales y energía en el planeta.
· Desarrollar pautas para la elaboración de materiales y libros de texto que muestren de forma integral las relaciones que existen entre economía, sociedad, biodiversidad, ecología, etc.
· Incorporar en los programas una visión crítica de la tecnología, que analice pros y contras de los supuestos adelantos y incorpore como criterio básico el principio de precaución.
· Incorporar en los programas educativos reflexiones sobre las necesidades y humanas y las diferentes maneras de resolverlas, de manera que sea posible comprender como el consumo irracional no solo es fuente de bienestar real, sino que imposibilita el futuro.
· Intercambiar experiencias a través, de la red de pueblos verdes.
· Desarrollar el tema del respeto a los animales, (no a los toros, no a la caza).
· Sicología, (escuela de padres, autoestima).

En diciembre de 2017, más de 15.300 personas del mundo de la ciencia redactaron la Advertencia de los científicos del mundo a la humanidad: segundo aviso, en el 25º aniversario del primero, concluyendo que: «Desde 1992, con la excepción de que se ha estabilizado la capa de ozono, la humanidad no solo ha fracasado en abordar los principales desafíos ambientales enunciados sino que, de forma alarmante, en la mayoría de ellos estamos mucho peor que entonces (…) la humanidad debe poner en práctica una forma de vida más sostenible ambientalmente que la actual (…) Pronto será demasiado tarde para cambiar el rumbo de la actual trayectoria que nos lleva al fracaso: nos estamos quedando sin tiempo».

Casi 50 años antes, en 1972, la primera cumbre internacional sobre medio ambiente, celebrada en Estocolmo, ya indicaba que «Es indispensable una labor de educación en cuestiones ambientales, dirigida tanto a las generaciones jóvenes como a los adultos, y que preste la debida atención al sector de población menos privilegiado, con el objeto de ensanchar las bases de una opinión pública bien informada y una conducta de los individuos, o de las empresas y de las colectividades inspirada en el sentido de la responsabilidad en cuanto a la protección y mejoramiento del medio en toda su dimensión humana».

Hace tiempo que ya era hora de actuar. La crisis global aumenta, el cambio climático es su máxima expresión y la vida en el planeta está en riesgo. La educación es un proceso indispensable en las necesarias transiciones sociales y ecológicas que debe implementar la humanidad en su metabolismo industrial, para que no sea demasiado tarde. El sistema educativo también tiene que transitar hacia un modelo que acoja la vida en el centro de su actividad y que se construya sobre los pilares de la ecodependencia y la interdependencia.

En este sentido, la educación ambiental debe convertirse en un sector estratégico para salir de esta crisis post-Covid 19 por su experiencia contrastada, saber hacer, enfoque transformador y trabajo por la acción sostenible.

La educación ambiental debe ser un servicio público y euskaldun que atienda tanto la educación formal como la de fuera del sistema educativo (asociaciones, movimientos vecinales o de personas jubiladas, asociaciones y escuelas de padres y madres… y, por supuesto, la clase política (¿Sabéis cuantos partidos presentan acciones sobre educación ambiental? Pues eso).

Es imprescindible incorporar en las propuestas curriculares la reflexión y la acción que haga al alumnado ser consciente de su eco dependencia e interdependencia, de los flujos de materiales y energía en un planeta finito, de la influencia del sistema económico en el ecológico, de la necesidad de ser resilientes ante nuevas crisis, etc. De la misma forma, hay que incorporar una visión crítica de la tecnología, que analice sus pros y sus contras, tanto sociales como ecológicos, del consumo irracional y de las necesidades humanas y de las diferentes maneras de resolverlas, y sumar como criterio básico el principio de precaución.

No hay planeta «B», nos recuerdan los Fridays for Future, para transitar hacia sociedades justas, democráticas, participativas y ajustadas a las dinámicas de los ecosistemas, las personas tienen que estar formadas. Si alguna vez la educación ambiental fue necesaria, hoy es radicalmente imprescindible.

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