Danel Sagarduy
En nombre de un grupo de vecinos de Galdakao

El covid-19, en la entrepierna de la juventud de Galdakao

Era irrelevante que los jóvenes llevaran mascarilla o no, era irrelevante que harían botellón o no... lo relevante era dejar bien claro «quién manda aquí».

Eso debieron de pensar los agentes de la Ertzaintza que durante la noche del pasado día 19 de setiembre, se afanaban en enredar en todos los recovecos del cuerpo de decenas de jóvenes, por el hecho de serlo y estar en la calles y plazas de Galdakao.

En cualquier país autoritario una excusa como la que da el covid-19 sin duda puede ser lo que su policía ha soñado siempre. Pero a algunos no nos ha sorprendido demasiado ver como algunos agentes de la Ertzaintza se comportaban como tales dejando a la altura del barro los derechos civiles de quienes cacheaban. En algún caso, incluso inventándose acusaciones que den pie a la utilización de la famosa y despreciable Ley Mordaza.

Muchos jóvenes no entendían a qué se debían actitudes tan autoritarias, vulneradoras, despreciativas... propias de otros cuerpos uniformados aún más oscuros y denostados por quienes vivimos aquí. No existía porqué de ningún tipo, salvo una especie de «marcaje» a la juventud de nuestro pueblo, o incluso enseñanzas (nada democráticas desde luego) a agentes noveles para que aprendan bien cómo pueden «pasarse» con quienes deben defender y proteger. Era irrelevante que los jóvenes llevaran mascarilla o no, era irrelevante que harían botellón o no... lo relevante era dejar bien claro «quién manda aquí» y el nivel de impunidad que a la hora de la verdad disponen los cuerpos policiales.

Debemos recordar que los agentes de la Ertzaintza tienen la obligación de proteger a quienes vivimos aquí sin discriminación de ningún tipo, incluida su edad. Obligación de hacer valer nuestros derechos, están a nuestro servicio, y lo olvidan demasiado a menudo. Sería normal que trabajen por el cumplimiento de determinadas medidas sanitarias conocidas por todo el mundo, y siempre con formas adecuadas a un trato normalizado en nuestra sociedad. Cualquier persona lo entendería, claro.

Pero salir de noche a la caza del joven, e incluso hacerlo (sí, aunque suene raro hoy en día) sin mascarilla con el pretexto del covid-19 no aporta nada, más allá de sembrar sentimientos nada constructivos hacia ese cuerpo policial, acercándolo más y más al espejo de la policía nacional y la Guardia Civil.

Nos queda la duda de si, hace ya bastantes años, cuando nos presentaron a estos agentes como los «Bobbies vascos», se referían a estas actitudes o son cosas diferentes. Sin duda tendremos oportunidades para seguir valorándolo. Mientras tanto, animamos a cualquier joven a poner en conocimiento de cuantas más personas mejor cualquier vulneración de sus derechos, sea con la excusa del covid-19 o con cualquier otra. Esos derechos constituyen lo más valioso.

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