Angel Toña Guenaga
Consejero de Empleo y Políticas Sociales

El Gobierno Vasco y ELA

El consejero de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno de Lakua responde a un artículo del secretario general de ELA publicado en el blog de ese sindicato y en GARA. Asegura Toña que no es cierta la crítica de «Txiki» Muñoz sobre la «alarma» del lehendakari porque los movimientos sociales «’condicionen’ la política de los gobiernos».

El día 1 de abril el secretario general de ELA, Adolfo Muñoz Txiki, publicó en el blog del sindicato un artículo de opinión titulado “ELA y el Gobierno de Urkullu”.

Considero conveniente situar la posición del Gobierno Vasco en torno a diversas cuestiones tratadas en el artículo que no por repetidas son suficientemente bien conocidas.

Se inicia señalando que «al Lehendakari le ‘alarma’ que movimientos sociales ‘condicionen’ la política de los gobiernos».

Nada menos cierto. Esa referencia está sacada de contexto y retorcida en su sentido.

El Gobierno mantiene de forma permanente contactos con todo tipo de movimientos sociales, por supuesto también sindicales, para conocer sus posicionamientos. Pero, a diferencia de los movimientos sociales, el Gobierno responde periódicamente ante los ciudadanos y de forma permanente ante el Parlamento que les representa. Se debe a la totalidad de la sociedad y en función de ello adopta sus decisiones, en muchas ocasiones difíciles, pero que no pueden ser más que las posibles en el contexto real y difícil en el que se encuentra nuestra sociedad.

El Gobierno Vasco apoya a las empresas, a las grandes, a las medianas y a las pequeñas. Claro que sí; faltaría más. Sin empresas no hay empleo, no se produce generación de riqueza, no hay nada que repartir. El Gobierno apoya responsablemente a nuestras empresas y exige a cambio también un comportamiento responsable y cuando se produce una dejación de esa responsabilidad, presiona y denuncia. Tanto si se trata de decisiones de cierres y deslocalizaciones como si se trata de abusos en la contratación laboral. Ejerce sus competencias, asumiendo el principio de realidad, y en consecuencia las limitaciones que este impone, como no puede ser de otro modo.

El Gobierno Vasco considera que los sindicatos son instituciones indispensables en la moderna sociedad en orden a la consecución y mantenimiento del Estado Social y que por ello la libertad sindical es uno de los ejes básicos de la sociedad democrática occidental. Por ese motivo los agentes sociales, tanto sindicatos como organizaciones empresariales, reciben no solo el reconocimiento del Gobierno, sino también apoyo financiero en función de su representatividad.

En la relación con los agentes sociales, el reconocimiento y la expresión natural de la discrepancia tiene que servir además para tratar de superar la misma mediante el diálogo, la negociación y la concertación. Así, el Gobierno Vasco, con su Lehendakari al frente, no mantiene ninguna negativa a celebrar reuniones con todos, también con los que le critican, naturalmente. Nuestras puertas están abiertas al diálogo, a escuchar y a atender la discrepancia, con honestidad. El diálogo, discreto o público, puede servir para poner de manifiesto las diferencias, pero tiene que tener como fin tratar de resolver, siquiera en parte, las discrepancias en un diálogo abierto y sin límite.

El Gobierno, precisamente como una nota de reconocimiento del papel de los sindicatos, viene impulsando un foro de encuentro de los agentes sociales para el preciso contraste de sus posiciones en diversas materias, lamentando sin duda la negativa a participar de algunas de las organizaciones sindicales de amplia implantación en Euskadi. Pero a pesar de ello, y sin que en absoluto suponga desprecio alguno a la representatividad sindical, continúa impulsando el diálogo y el intercambio de pareceres con los agentes sociales, consciente de su limitada implantación pero no obstante de su estricta importancia y necesidad.

Ahora bien, ciertas cuestiones de enorme trascendencia social escapan de la competencia del Gobierno, residiendo de forma exclusiva en manos de los sindicatos y organizaciones empresariales: las cuestiones que afectan a la negociación colectiva y a las relaciones laborales. Y la presencia de todos los sindicatos en esos diálogos y acuerdos a dos y a tres sin duda resultaría muy positiva en orden a impulsar una red de convenios colectivos potente, negociados en Euskadi y que conjuren en la medida de lo posible los riesgos derivados de una tendencia a la individualización de las relaciones laborales propiciada por una legislación laboral que no es de su competencia ni comparte, como quedó patente con la postura contraria del Partido Nacionalista Vasco a la reforma laboral impuesta por el Partido Popular.

En otro orden de cosas, y como cuestión general de su actuación, el Gobierno Vasco mantiene una política de sostenibilidad presupuestaria, con el mismo propósito que cada uno de nosotros y nuestras organizaciones tratamos de ajustar nuestros gastos y nuestras disponibilidades económicas. Se trata de una política de responsabilidad ante las generaciones futuras y las siguientes legislaturas, a los que no queremos ni debemos dejar hipotecados y con la misma firmeza con la que defendemos el medio ambiente y el desarrollo sostenible. Repito, la sostenibilidad presupuestaria es una cuestión de responsabilidad, nada que ver con políticas neoliberales.

Por otra parte, las instituciones vascas competentes en materia tributaria de conformidad con el Concierto Económico desarrollan su capacidad pretendiendo dotar de recursos para desplegar más y mejor todas las políticas públicas, las de impulso de nuestro bienestar, disminución de las desigualdades y desarrollo económico e innovación.

Como en otros ámbitos, nos podremos equivocar, pero no será desde luego por falta de ambición ni de voluntad de progresar.

De esta manera, el hecho de que el gobierno no comparta planteamientos de tipo maximalista, posturas del «todo o nada», en absoluto puede ser tachado de antisindical, de la misma manera que la crítica desde una organización sindical hacia el Gobierno no es tachada de antidemocrática.

Precisamente desde el respeto y la confrontación serena y positiva de las ideas y los planteamientos es desde donde el Gobierno Vasco pretende administrar los asuntos públicos de Euskadi, mediante una gestión enmarcada en un mundo cambiante y sometido a presiones externas ineludibles, por lo que debe reconocer que su acción política se enmarca en tal contexto, del que por mucho que se critique y ataque desde posiciones únicamente teóricas, difícilmente podemos escapar.

Para terminar, solo me queda añadir que el Gobierno Vasco trabaja para dar poder a los más débiles, para hacer frente a la creciente desigualdad, con un presupuesto dedicado al bienestar y protección social, que merecen el respeto y el apoyo de los ciudadanos vascos, y la admiración de muchas instituciones políticas y organizaciones sociales en otras zonas del Estado y Europa. Nuestra mano sigue tendida, a los que nos apoyan y a los que nos critican.

Bilatu