El golpe de Turquía con los ojos de un kurdo
Sabemos que en Bakur (Kurdistan del Norte-SE de Turquía), los golpistas y los contragolpistas vinieron juntos para masacrarnos. Igualmente, somos conscientes de que intentaron destruirnos en Rojava (Kurdistan sirio) utilizando como herramientas el Estado Islámico (ISIS), el Frente Al-Nusra, Ahrar al-Sham y otros grupos.
Durante la lucha entre los golpistas y los contragolpistas vimos que dejaron bien claro, de forma continuada, su odio hacia los kurdos. También tuvieron como blancos a alauitas, políticos de izquierdas y demócratas, a los que amenazaron, a los trataron de linchar y a quienes dijeron que sus posesiones y sus mujeres eran ahora botín de guerra.
Cuando los golpistas sitiaron Kurdistan utilizando reactores, helicópteros y tanques, el comandante supremo de los contragolpistas, Erdogan, jactándose, dijo «Yo di la orden». Estos segundos golpistas les apuntaron con los reactores y no dudaron en restablecer con más fuerza su odio a los kurdos: «Os dimos estos aviones de guerra para bombardear al enemigo, no a nosotros».
No estamos seguros de cuáles eran las intenciones de los golpistas. Cualquiera que fuese el plan y el objetivo, fue un fracaso. Sin embargo, conociendo la historia, no somos completamente ajemos a los objetivos que un golpe así puede haber perseguido. Hemos visto varias veces lo sufrido por kurdos, alauitas, militantes de izquierda, musulmanes y trabajadores en manos de los organizadores de estos golpes. Para ser franco, además del dolor y las pérdidas, nada más hubiese sido posible. Esto es así debido a que estos segmentos de la sociedad son la base del problema; la principal razón por la que aquellos que están en el poder están constantemente luchando; la razón de estos golpes. Al margen de quién consiga el poder, los segmentos de la población mencionados arriba estarán siempre en el punto de mira del Estado.
Pero también vimos de los que los contragolpistas son capaces cuando entran en la lucha con su servicio de inteligencia (MIT), la fuerza policial, las bandas paramilitares, el Estado Islámico, Al-Nusra, algunas organizaciones de la sociedad civil, etc. Son capaces y están dispuestos a cometer masacres para mantenerse en el poder.
Por lo tanto, golpistas y contragolpistas comparten muchas características. Son gemelos espirituales; ambos aspiran a conseguir el apoyo de la mitad de la sociedad y declarar al resto enemigo del Estado. Ese resto se ha transformado en «el otro» y se ha deshumanizado y consideran conveniente aplicar todo tipo de muerte y destrucción.
En un extremo del golpe tenemos a Erdogan y en el otro extremo a Fethullah Gülen. Y compartidos entre ambos tenemos a la policía, el ejército y las fuerzas paramilitares. Los dos tienen un solo interés, que es obtener y mantener un poder dictatorial. Ninguno de los dos cree en la democracia, la sociedad, la pluralidad o, simplemente, la humanidad. Peor aun, los kemalistas y los ultranacionalistas están quedando a la cola, tras ellos, porque su única preocupación es ser antikurdos. Por lo que realmente todos ellos son uno solo, son parte de un mismo cuerpo. En otras palabras, no hay ninguna novedad en el frente occidental. Debemos decidir y caminar nuestro propio camino.
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