Iñaki Urrestarazu Aizpurua
Economista

El islam político, instrumento del imperialismo

El islam político, es promovido por los EEUU, de la mano de la CIA, de los servicios de inteligencia pakistaníes (ISI) y con la ‘inestimable’ aportación financiera y doctrinal de Arabia Saudita, sobre todo a partir de la guerra de Afganistán de 1979-89. Fue Brzezinski, el conocido estratega norteamericano, el inventor e impulsor de la idea.

En efecto, la idea consistía en tumbar el gobierno progresista del Afganistán de Taraki, implantado en 1978, y sobre todo atraer a la URSS a Afganistán, a la guerra, para debilitarla, convirtiendo el país asiático en una trampa plagada de decenas de miles de islamistas extremistas, los muyahidín, reclutados en las mezquitas de todo el mundo por el ISI, bien pagados y armados hasta los dientes, instruidos militarmente en Pakistán y lanzados a una cruzada contra el enemigo de Alá, en este caso el comunismo. Por cierto, el principal instructor entonces en Pakistán, fue Bin Laden. La utilización del islam político, es otro capítulo de la negra historia del imperialismo.

Nada más terminar la II Guerra Mundial, la mayor preocupación de los EEUU fue liquidar todo vestigio de la resistencia, lo mismo en Corea, que en Filipinas que en Francia, Italia, Grecia y otros países, apoyar a los colaboracionistas fascistas, pro-japoneses o antiguos agentes de las SS, a la mafia y extrema derecha, reprimir al comunismo y a la izquierda, e impedir a toda costa cualquier proceso revolucionario o de cambio. Con ese objeto la CIA se hizo con el control de todos los Ejércitos, policías, servicios de inteligencia y aparatos de Estado de toda Europa, y por supuesto de la OTAN, a través de las clandestinas Redes Gladio, utilizando siempre la coartada de un eventual ataque de la URSS, pero enfocado siempre contra la izquierda. Desde ahí empezaron a utilizar todo el arsenal de medios que los EEUU, el país más brutal y asesino de la Historia de la Humanidad, irá utilizando a lo largo de la posguerra. Tortura y represión sistemática, matanzas bestiales de falsa bandera (realizadas por la CIA y sus agentes y atribuidas a los comunistas o anarquistas para desprestigiarlos, especialmente en Italia), bombardeos (Grecia), golpes de Estado (Grecia, Turquía y a punto en Francia e Italia).

La respuesta del imperialismo frente al movimiento reivindicativo de los trabajadores y campesinos de Latinoamérica como al movimiento anticolonial, progresista, de la era Bandoung y del movimiento de los No alineados de Asia y Africa, que reclamaba soberanía, control de los recursos, salir de la miseria, reforma agraria, mejores condiciones de vida, igualdad entre hombres y mujeres, sanidad y cultura para el pueblo, salir del analfabetismo, independencia en las relaciones internacionales, ha sido la misma. Ha sido el caso de tantos y tantos países: El Salvador, Honduras, Haiti, Guatemala, Panamá, Nicaragua, Colombia, Cuba, Bolivia, Vietnam, Laos, Camboya, Indonesia, Egipto, Irán, Irak, Congo, Somalia, Sudáfrica… Escuadrones de la muerte, organización de Contras (Nicaragua, Laos…), golpes de estado, asesinatos de los líderes, matanzas brutales de cientos de miles de personas, torturas generalizadas, destrucción de cultivos y viviendas, armas químicas y biológicas, minas personales, embargos, destrucción de infraestructuras y barbarie.

La utilización de los muyahidín, o extremistas islámicos en la guerra del terror de los EEUU, no tiene nada que envidiar a todas las brutalidades anteriores, es más, recoge lo más siniestro de todo ello. Con las guerras de Afganistán, los EEUU han buscado diversos objetivos: debilitar al máximo a la URSS en la guerra de Afganistán, acercarse para tratar de controlar a la importante zona geoestratégica y de petróleo y gas que es Asia Central (Kazajistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Kirguistán y Tajikistán), desestabilizar una vez más a la URSS a través de las poblaciones islámicas de dichos países (activismo terrorista pro-islamista con miles de activistas infiltrados, reparto de Coranes traducidos a cada lengua…), implantar bases militares en algunos de ellos, realizar amplias alianzas militares con numerosos países en torno a dicha guerra, evitar que haya oleoductos o gasoductos que enlacen Siria, Iraq, Irán, Afganistán,Pakistán,c India y China impidiendo alianzas entre ellos, estimadas muy peligrosas.

Tras la retirada de la URSS de Afganistán, los muyahidines o extremistas islámicos, son‘exportados’, bajo control de la CIA, y una vez más con el gran apoyo financiero y logístico de las reaccionarias monarquías del Golfo muy interesadas en extender su islamismo ultra, para seguir creando desestabilización en países enemigos o en zonas de gran interés estratégico y con bases islámicas. Es el caso, del envío de muyahidines en gran cantidad a Cachemira, para crear tensión entre India y Pakistán, a Txetxenia, para desestabilizar Rusia y máxime en una zona de gran importancia energética, a Xinkiang, zona uigur en el Oeste de China, a Bosnia, dentro de la estrategia de demonización de los serbios y de bombardeo y desintegración de Yugoslavia, a Azerbaiyán, zona de gran interés petrolero en el Cáucaso, a Libia para derrocar a Gadafi y hacerse con su petróleo y territorio, actualmente a Siria, por razones semejantes y para eliminar el núcleo de resistencia del Medio Oriente. Asimismo, en gran cantidad de países de África y Asia, justamente allí donde existen petróleo abundante y/o núcleos no del agrado del imperialismo (véase Nigeria, Níger, Mauritania, Somalia, Mali, Sudán, Libia, Yemen, Irak, y un largo etcétera) aparecen núcleos de Al Qaeda o semejantes. Han sido y son muchos los nombres bajo cuyo paraguas practican el terrorismo más sanguinario.

Lo increíble del caso es que el mayor acusado de terrorismo por los EEUU, Al Qaeda –y sus muchas variantes-, son la mejor coartada y el mayor aliado del imperialismo. En el mismo Afganistán y en Pakistán, han sido por ejemplo, muyahidines autóctonos, los talibanes, básicamente de la etnia pastún presente en ambos estados, los que han sido impulsados para desestabilizar ambos países (ahora Pakistán también está en el punto de mira), con ayuda de los drones norteamericanos. El fraude de las torres gemelas le permitió a EEUU dar una vuelta más de tuerca en su estrategia de creación de caos, ruina, terror, división territorial y sectarismo religioso en los países con muchos recursos, enemigos, simplemente molestos o competidores (Irak, Afganistán, Rusia, China, Pakistán, Palestina, Irán…).

Irak, en el décimo aniversario de la última ocupación, en ruinas, destrozado en guerras sectarias provocadas y organizadas por el ejército norteamericano. La llamada Primavera Árabe, ha sido abortada de raíz, y utilizada de coartada para más avances imperialistas. En el caso de Egipto y Tunez, son los archirreaccionarios Hermanos Musulmanes el muro para cualquier revolución social. En Marruecos ya está el rey para eso. Los países del Golfo ya se han encargado de sus propias oposiciones (Qatar, Kuwait, Oman, Bahrein…) de manera brutal, contribuyendo también a arrasar y colonizar Libia, donde el gobierno real está en la Embajada de EEUU y el poder militar en manos de Al Qaeda, a negociar falsas salidas para la díscola e izquierdosa Yemen, con ayuda, otra vez, de los drones norteamericanos, y a prolongar una guerra salvaje y bárbara de agresión a Siria.

En Siria son muchos los ‘sponsores’ con sus huestes de mercenarios islamistas asesinos a quienes financian y arman (Qatar, Arabia Saudita, Kuwait, Francia, Inglaterra, EEUU…).Hasta el punto de que EEUU, para tratar de poner orden en el gallinero, forzó la creación de la llamada Coalición nacional siria, colocando como portavoz al fantoche cheikh Moaz el-Khatib, miembro de los Hermanos Musulmanes y de una multinacional del petróleo norteamericana. Éste, primero apareció intransigente, luego dispuesto a negociar, luego dimitió y ahora pide que se usen los Patriot de la frontera turca. Por último, habría que denunciar el nuevo intento intoxicador, de atribuir las matanzas y los salvajismos sólo al grupo Al Nosra que se reivindica de Al Qaeda, para limpiar el nombre del ELS, los Contras de Siria, los asesinos de siempre, igual de mercenarios que los otros y sus primos hermanos en el islamismo ultra y reaccionario.

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