El político desde una perspectiva liberadora
Hoy, cuando tanto se habla de casos de corrupción en los políticos por su poca transparencia, es necesaria una filosofía nueva para una política nueva. Los políticos lo saben todo, pero tienen afán de prepotencia y dominación. Para el político la sociedad tiene que estar subordinada a la política y no puede haber diferencias; y por encima de todo, manda el político.
Ayer, en Nafarroa, hechos como la Autovía de Leizaran, el Pantano de Itoiz y, ahora, el TAV, con un agujero de 400 millones de euros gastados. Lo más triste es que ANEA (Asociación de Entidades Sociales de Navarra) patronal de las residencias de ánimo de lucro se sumó a la Plataforma Pro-TAV. Señalar otros asuntos similares, como el decrecimiento de Esa, Proyecto Muga, Aroztegia...
Cada vez hay una mayor separación, antes menos que ahora, entre el pueblo y el agente político. Todo conlleva que el prestigio ya no le viene al poder de las apariencias del poder, sino de los servicios prestados al pueblo.
Entonces, el político debe captar los problemas fundamentales del pueblo y devolver al pueblo lo que representan sus ansias, es decir, dar servicio y confianza al pueblo.
Valorar la andadura del pueblo, apreciar la cultura popular que muchas veces los políticos ven con recelo. Cito palabras del maestro Paulo Freire: «Los hombres que no tienen humildad o que la han perdido no pueden acercarse al pueblo».
Señalar al fallecido Pepe Múgica que sí lo hizo. Destacaría el elemento impopular que hay dentro del propio pueblo, que trata de confundir a la sociedad con el materialismo y consumismo y, con ello, también algunos medios de comunicación social.
Por lo general, los políticos se sirven del pueblo para sus propios intereses y cuando un político dice: «yo sirvo al partido», eso es erróneo, ya que debe servir antes al pueblo que al partido. Lo que modela a la sociedad son los medios de comunicación de la clase dominante que se imponen de una manera tajante sobre el pueblo.
Por lo tanto, se requiere caminar hacia una sociedad democrática y participativa. De ahí la importancia en la gestación del pueblo, de cómo se hace el pueblo, y la importancia de las organizaciones populares o movimientos sociales.
Para concluir: La transformación de la sociedad se realiza siempre que las relaciones interpersonales y sociales se reorganizan a partir y desde dentro de otro principio, que ya no es el de explotación, sino el de colaboración.