Xabier Rodríguez y Nikolás Xamardo

El PSOE, de Colón a la frustración

Se trata de un partido de burócratas que no tiene el poder real ni el coraje preciso para resolver decididamente las grandes contradicciones del Estado español (Catalunya, Euskal Herria, Galiza y las cuestiones sociales).

El oportunista no crea la coyuntura. Se aprovecha de ella. Nada de esta le es propio. Por eso la puede traicionar con tanta ligereza. Su único mérito, intuir lo nuevo. El fracaso de Colón le hacer ver al PSOE la nueva realidad política del Estado español en crisis: el pueblo quiere que la reivindicación independentista catalana se resuelva por la vía del diálogo y no retrocediendo a la lógica del 36, como pretenden Vox, Ciudadanos y PP. No quiere ser, de nuevo, carne de cañón.

Sin embargo, conseguida la victoria electoral, no tiene voluntad ni arrojo para cumplir con lo que la gente le demandaba: sigue asumiendo la lógica del franquismo reformado.

Históricamente, esta ha sido la constante del actuar de este partido. Recordemos la reconversión industrial, la reforma de las pensiones, la reforma laboral, la Ley Mordaza, el sacar la momia del Valle de los Caídos, etc. ¿Qué ha hecho? Nada. Donde verdaderamente ha cumplido ha sido con el GAL y con la cara sucia de las citadas reformas.

Este modo de hacer política crea en la gente una ilusión vacía, generadora de frustración. Se trata de un partido de burócratas que no tiene el poder real ni el coraje preciso para resolver decididamente las grandes contradicciones del Estado español (Catalunya, Euskal Herria, Galiza y las cuestiones sociales).

¿Cómo el PSOE va materializando esta frustración? Una vez ganadas las elecciones, ya no le oímos hablar de diálogo. ¿Por qué? Porque la lógica estatal le pide apoyarse en Ciudadanos y prescindir de independentistas e izquierdistas. De ahí su deseo de constituir un gobierno en solitario.

Ciudadanos, al ver que no tiene voluntad ni valentía para cumplir lo que el pueblo le había requerido, se siente con fuerza y se refugia en su nicho natural, la derecha, en la que confía a corto plazo para desbancarlo y tocar poder.

Fracasada, aparentemente la vía Ciudadanos, ahora, nuevamente, le vemos mendigando apoyos (Nafarroa, ERC, Podemos). Sin embargo, esa vía que diseña la derecha para recuperar a corto plazo el poder no convence a los poderes económicos porque crearía inestabilidad en el Estado; de ahí que ya, abiertamente, reclamen a Ciudadanos que apoye al Pedro Sánchez.

En este momento, la salida de este dilema se juega en Nafarroa: si Ciudadanos no le respalda en la investidura, Chivite sería presidenta con el apoyo del cuatripartito. De lo contrario, nuevamente el PSOE, traicionaría y le daría el gobierno a Navarra Suma.

En esta política de cambalaches, el PSOE ningunea a ERC, su aliado en Catalunya una y otra vez. Parece no darse cuenta que, con este proceder, está desnudándolo y reforzando el independentismo consecuente.

En fin, lo que se le escapa a esta lógica de diseño es que el factor, aparentemente ausente (movimiento independentista: Òmnium, ANC, CDR, CUP, Junts per Cat y... Puigdemont), se está fortaleciendo, y por tanto, condicionándolo todo.

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