José Luis Herrero y Antton Azkargorta
Profesores despedidos de la UPV

El silencio de la Universidad

Pensamos que nuestra contribución histórica –por pequeña que haya sido– ha permitido ensanchar el campo de competencias de la UPV y de la comunidad autónoma en el capítulo del profesorado y ese logro bien merece algo distinto a este desprecio, por cierto muy poco universitario, que creemos sinceramente está dañando más a la propia Universidad que a nosotros.

Tres antiguos profesores universitarios llevamos mas de 25 años excluidos de la UPV/EHU. Provistos de una Pankarta nos situamos todos los días lectivos y durante algunas horas en la puerta de entrada del Campus de Leioa. Venimos reclamando desde hace años una solución negociada a un conflicto, todavía en nuestro caso, no resuelto. Este conflicto, que en su dimensión general giraba en torno a la incorporación en la UPV de figuras de Profesorado Propio con contrato laboral, se solventó en el año 2007 con el desbloqueo de la denominada ley “Iztueta” o Ley vasca de Universidades. Gracias a ella se consiguió la estabilidad y mejora en las condiciones laborales de los antiguos profesores asociados que tenían un contrato eventual. Solución que no se alcanzó sin antes haber sostenido, un pequeño grupo de profesores, durante más de 15 años una durísima lucha. Desgraciadamente las autoridades académicas de la época se negaron a negociar con una parte del colectivo de profesores despedidos. Diciéndolo de una forma clara: la Universidad nos marginó y discriminó.

En los últimos 10 años nos hemos dirigido en múltiples ocasiones a los dirigentes universitarios con la intención de buscar un acuerdo con la Universidad que fuese digno, justo y aceptable para ambas partes, todo ello dentro del marco de la autonomía universitaria, que es donde, creemos, debe dirimirse este problema. A este respecto y a raíz de una petición que dirigimos al lehendakari Juan José Ibarretxe que fue avalada por un grupo de personalidades y después de una entrevista con el rector Iñaki Goirizelaia por parte de nuestra Comisión de Apoyo, se iniciaron contactos con un mediador a fin de implementar un proceso negociador con la Universidad. Pero de forma sorpresiva y sin mediar explicación se interrumpieron los contactos. Era el año 2009 y dicha interrupción coincidió con el nombramiento como lehendakari del socialista Patxi López. Posteriormente más de 50 profesores de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación y las Juntas de gobierno de varias facultades y escuelas universitarias, por unanimidad, solicitaron al rector la apertura de un proceso negociador con nosotros. Tampoco hubo respuesta alguna. Más tarde, más de 1000  alumnos y profesores universitarios firmaron un escrito en el mismo sentido, siempre con el mismo resultado.

Nos dirigimos a la anterior Defensora del Universitario (Aldezle), la profesora Itziar Etxebarria, para que mediara ente las partes. Sin embargo, y a pesar del interés y la colaboración mostradas por la profesora, por cierto gran conocedora del asunto por su antigua participación en el movimiento, el rector Goirizelaia no se reunió con nosotros y eso que conocía perfectamente nuestra posición por medio de la Adezle. Con la llegada al mando de la UPV de Nekane Balluerka, nos dirigimos de nuevo a la Defensora del Universitario para que transmitiera a la nueva rectora nuestra solicitud de negociación y nuestras peticiones. (Recordábamos que la rectora había firmado en 1985 un documento en el que se pedía retomar el acuerdo que los despedidos habían logrado con el rector Goiriena de Gandarias y que los 6 profesores pudieran reincorporarse a la actividad universitaria.) Y esta vez, aunque a través de la prensa, sí que hubo una respuesta por parte de Balluerka: en una entrevista concedida a la revista Hiruka, concretamente en el número 92, la rectora manifestaba que…..«ez dut uste erraza izango denik, baina, bilduko gara haiekin eta aztertuko dugu auzia». Y delegaba en la vicerrectora de Profesorado e Investigación, Inmaculada Gerrikagoitia, el inicio de los contactos. Sin embargo y transcurridos varios meses de estas declaraciones los contactos no se han materializado y los actuales dirigentes universitarios mantienen un mutismo absoluto sobre el tema. Quizás se deba a que nos encontramos en la denominada época de la Post-Verdad, y que esta también alcanza a los mandatarios universitarios.

Inasequibles al desaliento, tras los años y la trayectoria recorridos, nos hemos dirigido al nuevo Defensor Universitario, Iñigo Urrutia, profesor de Derecho, jurista colaborador con la iniciativa “Gure Esku Dago” y persona conocida por su talante abertzale y progresista. Avalado por la firma de cerca de 40 profesores universitarios del Campus de Leioa, pertenecientes a todas sus facultades, le remitimos, a través de un profesor, un documento solicitándole una entrevista para  pedir su mediación en el contencioso que nos ocupa. Pero ha pasado bastante tiempo y el nuevo Adezle no nos contesta, por lo que deducimos que no tiene interés en reunirse con nosotros. Tenemos que recordar que en las declaraciones que hizo después de su nombramiento se declaró defensor de los derechos humanos de todos los universitarios y prometió luchar contra todo tipo de discriminación en el interior de ese ámbito.

A pesar de que los dirigentes universitarios han aludido repetidamente a problemas legales cuando se les interpelaba sobre este contencioso, nosotros creemos que las dificultades para una solución no se encuentran en el terreno legal y menos en las circunstancias actuales. Más bien somos de la opinión de que el problema radica en la existencia de un veto político cuyo alcance y responsabilidad global, aunque tenemos nuestras intuiciones, se nos escapan un tanto. Por eso nos gustaría tener enfrente a las autoridades académicas para que nos explicaran si existe o no ese veto, cuáles son los problemas legales de nuestras peticiones y si la Universidad puede o no asumirlas. Pensamos que nuestra contribución histórica -por pequeña que haya sido- ha permitido ensanchar el campo de competencias de la UPV y de la comunidad autónoma en el capítulo del profesorado y ese logro bien merece algo distinto a este desprecio, por cierto muy poco universitario, que creemos sinceramente está dañando más a la propia Universidad que a nosotros.

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