Nagua Alba
Secretaria General de Podemos Euskadi

Escaño 18

Cuando Iñigo Urkullu sea investido Lehendakari habrán pasado dos meses desde el 25S. Noche en la que nos encontramos con un escenario completamente novedoso: donde antes jugaban cuatro, ahora juegan cinco. No parece un cambio tan profundo, pero lo es. Implica, en primer lugar, que los equilibrios han cambiado. Supone también el comienzo de una cultura política nueva en Euskadi, en la que los centros de gravedad tradicionales de la política vasca se abran a recomposiciones diferentes, más sociales y democráticas. A pesar de un PNV que parece inmune a cualquier tipo de cambio a su alrededor –aunque esto no sea del todo cierto, no vamos a enredarnos aquí–, el mapa postelectoral no dejó de arrojar datos interesantes, y sobre todo de abrir múltiples y nuevas posibilidades. Nos encontramos con un PNV que a pesar de saber que va a gobernar, necesita apoyarse en otras fuerzas políticas y con un escaño que bailó a última hora, abriendo las puertas a una mayoría distinta.

Elkarrekin Podemos se situó en la oposición desde un primer momento. Y lo hicimos por dos motivos, el primero y más simple, es que la ciudadanía vasca así lo había decidido en las urnas. El segundo, que en democracia, toda fuerza de gobierno necesita tener una fuerza de oposición que se tome en serio su tarea. Porque ser oposición no significa decir mucho que no, criticar, señalar lo que no funciona y protestar en cada pleno. Ser oposición implica por supuesto señalar lo que no se está haciendo bien y poner sobre la mesa los temas de los que otros no quieren hablar, pero implica sobre todo construir alternativas, ofrecer formas distintas de hacer las cosas que sean más justas y más eficaces. Y en esta legislatura, la responsabilidad de la oposición es aún mayor, porque no nos jugamos simplemente las políticas que se vayan a aplicar durante cuatro años más, esta legislatura supone un punto de inflexión de cara a la próxima década. En estos cuatro años en Euskadi tendremos la oportunidad de evitar que el relato de salida de la crisis que nos quieren vender –la precarización, la falta de expectativas y el apretarse el cinturón de los de siempre– sea el relato oficial, se normalice. Y corremos también el riesgo de que la llamada «vieja política» se regenere cosméticamente adoptando maneras de lo que no es y no sabe ser, por capaz que haya sido de resistir el impacto innegable del ciclo político actual.

Decía que una mayoría distinta nació la noche del 25S. Contamos con una mayoría progresista en el Parlamento Vasco; una mayoría alternativa que no solo es posible, es que de hecho ya existe en votos y escaños. No hay más que leer los programas electorales o escuchar las intervenciones en campaña de portavoces de EH Bildu y PSE. Pero para que esa mayoría que ya existe se haga realidad, para que se traduzca en medidas concretas que mejoren la vida de la mayoría social vasca, PSE y EH Bildu tienen que elegir. Sabemos quién va a ser el próximo Lehendakari, pero aún no sabemos quiénes le harán oposición.

Por esto miramos con preocupación a esta próxima legislatura, en unas semanas marcadas por el oscurantismo en las negociaciones y la confusión en torno a las pretensiones de cada cual, EH Bildu y PSE han relegado la oposición a un plan B, por si la primera opción de sostener a quienes llevan toda la vida patrimonializando el gobierno –y no nos engañemos, no van a cambiar– no funcionaba. Corremos el riesgo de que esa mayoría se desperdicie. Fuimos muchos y muchas quienes celebramos aquel escaño 18 y las posibilidades que abría. No desaprovechemos esta oportunidad.

Ya somos mayoría en el Parlamento. Ahora nos toca construir puentes para que se haga efectiva: ese es nuestro reto. Elkarrekin Podemos trabajará desde la oposición tendiendo puentes siempre para que esa mayoría alternativa funcione. Seremos, por tanto una oposición propositiva y dialogante con todas las fuerzas, pero sobre todo buscando consensos que permitan desbloquear la mayoría progresista, que se ve maniatada tanto por Bildu como por el PSE, que prefieren mirar a los de siempre en vez de buscar consensos para ser hoy una oposición real... y mañana quizá una alternativa de gobierno.

Bilatu