Neskutz Rodríguez
Portavoz de Podemos-Ahal Dugu Bizkaia en Juntas Generales

¿Está Euskadi preparado para el cambio?

«No nacimos para ser ni para estar, sino para hacer»

 

Asaltar los cielos. Con esa metáfora es con la que Podemos-Ahal Dugu puso el foco de atención de los medios de comunicación y la ciudadanía en un partido de reciente creación. ¿Quiénes son esas personas que desafían de esa manera a los partidos tradicionales? ¿De dónde vienen? ¿Qué es lo que quieren conseguir? Surgió al instante una nueva especie entre los tertulianos de los medios de comunicación; los «polemistas»: expertos en el nuevo fenómeno político que, pese a
todo, seguían mirando con las viejas gafas. Quizá por ello la mayoría no fue capaz de prever los resultados obtenidos en las elecciones de los dos últimos años (ni que decir tiene que las previsiones fueron siempre a la baja) y las explicaciones estereotipadas, criminalizadoras y simplistas comenzaron a correr como la pólvora.

Euskadi no fue ajena a todo ello. Se decía que Podemos-Ahal Dugu no tenía un espacio político suficiente, que la situación era diferente a la de España, la corrupción es menor, se gestiona de manera eficiente y el único problema tiene que ver con la cuestión identitaria y la capacidad de decidir sobre nuestros asuntos. De nuevo se equivocaron. El crecimiento en el número de votos ha sido exponencial desde las elecciones europeas y en las generales, Podemos superó en
número de votos al PNV; 316.441 personas apostaron por el cambio y mandaron un mensaje claro, estamos en disposición de arrebatarle Lehendakaritza al PNV es las próximas elecciones autonómicas después de más de 30 años de gobiernos puestos al servicio del capital y no de las necesidades de la gente. El reto es mayúsculo y la pregunta que surge es, ¿estamos preparados para ello?

Podemos- Ahal Dugu es una organización política joven y venimos de una situación muy dura como es la de la dimisión del secretario general y parte del Consejo Ciudadano Autonómico. No es el punto de partida ideal, pero ahora tenemos la oportunidad de crear un partido que pueda afrontar con garantías el cambio que viene. Para ello es necesario crear una estructura, un esqueleto, coherente, para que la línea política se convierta en cambio real popular. Necesitamos una ciudadanía activa y consciente y ello pasa inexorablemente por ahondar en la democracia interna y el empoderamiento de los círculos.

Debemos ser a lo interno el cambio que queremos a lo externo, debemos ser el reflejo de la sociedad que queremos construir. Eso implica que la militancia disponga de espacios en los que debatir, de espacios de horizontalidad dotados de un sentido político y proactivo, que a través de la movilización social permita apropiarse de las conquistas sociales y crear verdadero poder popular. Pero no lo podemos hacer solos y solas. Necesitamos de los otros, necesitamos que la diversidad social también impregne nuestra propia organización, es la única garantía de supervivencia. Nuestro mayor error sería la autorreferencia, la endogamia. No nacimos para ser ni estar, sino para hacer. Debemos relacionarnos sin buscar la cooptación con la sociedad civil, con las personas expertas, con los movimientos sociales, con otras vertientes políticas que buscan la transformación social.

No queremos ser la voz de Euskadi en Madrid ni la voz de Madrid en Euskadi. Queremos un proyecto que trabaje con todos los sentidos puestos en la realidad vasca, lo cual implica construir un proyecto social que blinde los derechos sociales y ponga los cuidados y la sostenibilidad de la vida en el centro de un nuevo modelo económico-social, un proyecto que revierta las desigualdades sociales, garantice y amplíe los servicios públicos, construya una sociedad libre de
discriminaciones que promueva la igualdad de derechos y oportunidades para todas las personas. Un proyecto de país que reivindica la soberanía y el derecho a decidir a todos los niveles, y que busca una paz duradera que pasa por el reconocimiento de las violencias sufridas en Euskadi para que cualquier conculcación de los Derechos Humanos sea abordada desde los principios de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición. Será el mejor legado que podamos dejar a las generaciones futuras y un ejemplo para el resto de sociedades donde la violencia ha tenido un papel protagonista.

Pero para hacer todo eso queremos vincularnos a lo que Podemos representa en el Estado, así como a todos los movimientos que trabajan por otra Europa democrática y contraria a la austeridad, una Europa que lucha por tener un plan B que no permanezca ajeno a los problemas que atraviesa nuestro continente: la deuda, la austeridad implacable, las desregularización sin límites, la pérdida de derechos sociales, la escalada xenófoba y el auge de la extrema derecha. Ya no hay salidas viables, exclusivamente, en los estrechos marcos de los Estados o naciones. Debemos conectarnos con los impulsos y anhelos de todos y toda aquellas que en Europa libran la batalla contra la dictadura de los mercados financieros.

El 8 de marzo conoceremos quién es la nueva secretaria general de Podemos Euskadi. Bonita fecha para reivindicar la creación de un partido feminista tanto en las formas como en el fondo. Feminizar la política supone poner en valor los cuidados entre las personas que formamos parte del mismo proyecto político, supone el respeto mutuo a pesar de las diferencias y construir colectivamente desde nuestros múltiples saberes. ¿Podemos contar contigo?

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