Izaro Gorostidi
Euskaldun ernegatu bat

Euskaldun baten tragedia

Un problema para pagar una multa de una infracción de tráfico me hizo ponerme en contacto con la Comisaría de la Ertzaintza en Getxo.

Un «buenos días» me saluda y no puedo citar textualmente lo que me dice pero me habla en castellano. «Egunon  informazio baten eske deitzen dut», contesto.  Escucho «rfgggggg» (no entiendo lo que dice) «en castellano» (eso sí lo entiendo). «¿Perdón?» respondo sorprendida, «que no entiendo el euskara, me tienes que hablar en castellano» (ahora lo entiendo todo). Entonces siento que mi identidad oprimida de euskaldun vizcaína de la zona del gran Bilbao, se rebela y le digo suavemente: «¿me puedes poner con alguien que hable euskera?» Me responde y esto es literal: «a ver si encuentro a alguien». Me ponen música. Se lo cuento a la persona que tengo a mi lado, otra euskaldun que me dice: «¡estás loca! Te van a poner quince minutos de música, ¡qué has hecho!». Le contesto asombrada: «¿tú crees? Voy a cronometrar». Han sido cinco minutos. «Bai esan». Hablamos en euskera y me dice que me va a poner con tráfico y que en esta ocasión tendré que hablar en castellano, que no saben euskera. No se disculpa, ni se le nota avergonzado. Más bien es un no te esfuerces o no la líes. Mi identidad euskaldun oprimida da por perdida la misión. Me hablan en castellano y hablo en castellano con mi interlocutor de tráfico de la ertzaintza en Erandio.

Tanto el euskera como el castellano son lenguas oficiales de la CAV desde 1979. La ley básica de normalización del uso de euskara, que regula el régimen de oficialidad de las dos lenguas es de 1982. Esta anécdota del 2016, de una ciudadana vasca euskaldun que se ha criado bajo está jurisdicción, es una cotidianidad dolorosa y difícil de compartir con las personas castellanoparlantes de la CAV. Por eso lo escribo en castellano. Porque seguimos teniendo un problema profundo de justicia y de igualdad lingüística: no se trata de hablar sólo en castellano o sólo en euskara, se trata de que tanto  euskaldunes como castellanoparlantes podamos utilizar cualquiera de las dos lenguas oficiales  de la CAV con los mismos derechos y en las mismas condiciones. Y eso a día de hoy sigue sin ser posible.

En el parlamento vasco cuando se habla en euskara las personas que no lo entienden se ponen auriculares de traductor. En la calle si hablas en euskara en un grupo donde hay castellanoparlantes y vascoparlantes (aunque estos sean mayoría) estás cometiendo una falta de respeto. «¿No sabes hablar en castellano?» «Respeta un poco por favor que hay gente que no entiende», son lugares comunes que se oyen, al menos en la zona del gran Bilbao. Y por desgracia, no creo que es la única zona de la CAV donde ocurre esto. Como los euskaldunes también sabemos castellano, no hablar euskara jamás será una falta de respeto.

Decía Bordieu que la violencia simbólica es un tipo de violencia que, la persona sometida no percibe como sumisión ya que está creada en las expectativas sociales y en las ideas sociales construidas. Como euskaldun, fui consciente de ello por primera vez cuando amigas y amigos guipuzcoanos euskaldunes, sin complejos, me enseñaron con su ejemplo que utilizar el euskara en la CAV como primera opción en tus interactuaciones cotidianas está bien. Claro que puedes. No pasa nada. Es tu derecho. No acostumbraba a hacerlo y fui consciente de lo nerviosa que me ponía al principio cuando mi acompañante lo hacía. Y así comenzó mi empoderamiento como euskaldun. Primer paso: utilizar el euskara como primera opción. Segundo paso: no contestar perdón cuando me decían «no entiendo, no sé, en castellano por favor». Tercer paso: exigir como derecho en la administración pública vasca. Jamás hablo en castellano con las instituciones públicas de la CAV.

Estudié en una ikastola y me crié en un ambiente erdaldun, castellanoparlante. El euskera es mi lengua materna. Mi ama lo aprendió de su ama que a su vez, aprendió castellano a los 17 años. Sí, digo castellano. Sólo hablaba euskera. Y su nieta de, niña, le decía a su madre «aquí en euskera no, ama». Me daba vergüenza porque la gente hablaba en castellano en el gran Bilbao. Tomar conciencia de mi identidad euskaldun sometida me ha llevado al enojo, al enfado y hasta la agresividad muchas veces. ¿Qué no sabes? Te jodes. Pero en este proceso una se cultiva con sus amigas referentes empoderadas que en esta Euskadi del siglo XXI dan «zascas» de amor. Anécdota del otro día: «Hablad en castellano por favor que X nacida en los 80 no entiende. Hola X eres de la CAV, que has vivido toda tu vida aquí, que hablas inglés, ¡qué bueno! Pues mira por no saber euskara te pierdes esta conversación». Siempre sonriendo.

Estoy de acuerdo y suscribo un montón de críticas que se han hecho y se hacen a las políticas lingüísticas desarrolladas en la CAV en los últimos años. Empatizo con el enfado de muchos castellanoparlantes. Entiendo que ser un «maketo» ha tenido que ser muy duro pero ser un «aldeano» o «casero» también. Y no poder usar el euskara como se usa el castellano en la CAV es injusto y doloroso para muchas personas. Ojalá los castellanoparlantes puedan empatizar con esto. Exigir que los trabajadores de la administración pública vasca sepan euskara es pedir que se garantice ese derecho. No se trata de hacer políticas a favor del euskara sino a favor de la normalización lingüística que nos merecemos en el 2016. Euskaldunes y castellanoparlantes. Poder hablar en euskara también con la Ertzaintza puede ser un paso.

Bilatu