Iñaki Uriarte
Arquitecto

Euskalduna, lugar, memoria y reconocimiento

El esfuerzo y la capacitación laboral de los trabajadores y técnicos del astillero está presente a modo de homenaje en la monumental, en todos los sentidos, escultura de hierro fundido Dodecathlos, alusiva a los trabajos de Hércules, un torso humano con oquedades del reconocido artista Vicente Larrea inaugurada en 2001 frente a la fachada del Euskalduna.

Hoy hace 20 años el 19 de febrero de 1999 se inauguró en Bilbao Euskalduna Jauregia, con tal motivo parece oportuno hacer unas consideraciones sobre el lugar, el patrimonio, su construcción y la memoria.

El terreno donde se emplaza pertenecía a la Compañía Euskalduna de Construcción y Reparación de Buques creada en 1900 sobre las antiguas instalaciones de los Diques Secos de Bilbao que desde 1868 construían barcos. Una larga tradición naval que se inició con el gánguil Portu primera embarcación que se construyó en 1902 para la compañía Altos Hornos de Vizcaya y finalizó con el bulkarrier Bijelo Polije para la entonces Yugoslavia el 27 de setiembre de 1984.

Poco después ante el anuncio del cierre de los astilleros empezaron las reivindicaciones de sus trabajadores que constituyeron una epopeya defensiva y conflictiva frente al hostigamiento policial que culminó con el trágico fallecimiento del obrero Pablo González Larrazabal el 23 de noviembre de ese año y poco después aconteció la clausura de una prestigiosa tradición, no solo naval, y el abandono definitivo de las instalaciones por los trabajadores el 28 de diciembre.

Un momento simbólicamente derrotista sucedió a las 11:40 del 20 de febrero de 1993 cuando el consejero de Eusko Jaurlaritza José Antonio Maturana del PSE apretó el botón mediante el que 17,5 kg de Goma-2 volaron en cinco segundos los comedores de obreros, el último baluarte de resistencia. Prosiguieron una serie de derribos en un precipitado plan de la Diputación para despejar el terreno y construir Euskalduna Zubia (1994-1997) sin considerar mínimamente los valores patrimoniales de las arquitecturas preexistentes como el magnifico edificio de oficinas de Euskalduna, proyecto del notable arquitecto Gregorio Ibarreche (1864-1933) demolido a principios de 1995. Asimismo se mutiló la interesante nave de la Casa de Bombas de achique a la vez que de las tres grúas existentes de las gradas del astillero dos se desguazaron en mayo de 1995 y quedó la conocida como Carola (1957) a modo de hito residual industrial.

Se inicia un drástico y dramático proceso de desmantelamiento industrial que proseguirá paulatinamente por la margen izquierda hasta Barakaldo y que continua hasta el presente con la desindustrialización, crisis laboral y social por la gravísima situación de otro histórico y prestigioso astillero (CCN) La Naval en Sestao.

Afortunadamente el esfuerzo y la capacitación laboral de los trabajadores y técnicos del astillero está presente a modo de homenaje en la monumental, en todos los sentidos, escultura de hierro fundido Dodecathlos, alusiva a los trabajos de Hércules, un torso humano con oquedades del reconocido artista Vicente Larrea inaugurada en 2001 frente a la fachada del Euskalduna. Asimismo la lucha obrera con sus episodios de guerrilla urbana expresados con los pañuelos en el rostro y los efectivos incisivos tiragomas quedan mínima e injustamente testimoniados, es un innegable hecho histórico laboral, con la minúscula placa situada en los bajos del puente de Deusto escenario de los aguerridos enfrentamientos con la violenta policía nacional española.

El buque fantasma de Wagner… naturalmente.

Este era el nombre de la propuesta ganadora de los arquitectos Federico Soriano y Dolores Palacios que participó en el concurso de ideas estatal convocado en 1991 por Bizkaiako Foru Aldundia, para construir un palacio de congresos y de la música fallado en 1992, con cierta sorpresa. Con diligencia se colocó la primera piedra dos años después pero eso no significó el comienzo de las obras que se pospusieron otros dos años en 1996. De un presupuesto de adjudicación de entonces (6.139 millones de pesetas) 36.896.133 euros y con el equipamiento (8.367 millones) 50.286.682 euros al que se añadieron (4.304 millones más) 25.687.560 euros mal excusados y no averiguados con la sutileza de «elementos incorporados que añaden valor y superficie construida» por lo que el coste final resulto en total 80.661.834 millones de euros (13.421 millones de pesetas).

Del auditorio, su evocación naval, capacidad, polivalencia y belleza se ha dicho todo pero hay una cualidad sumamente importante que se da por hecha y suele pasar quizá no desapercibida pero si escasamente reconocida: su acústica excelente. Una premisa que junto con la visibilidad, más propia del ámbito de la arquitectura, es fundamental en el proyecto de un auditorio, en este caso principalmente para música y otros actos.

El sonido es el alma de un espacio de audición, una emisión que se percibe pero no se muestra, una cualidad inmaterial que incluso en su ocaso después de un sobrecogedor pianísimo permite escuchar el silencio. La histórica referencia inicial es el teatro, abierto sobre una colina, de Epidauro en Grecia del siglo IV a.C. La dimensión y geometría de una sala para el uso que se pretende, en este caso música, ópera, teatro y actividad congresual exige unos materiales y su disposición que mediante reflexiones y tiempo de reverberación controlado condicionarán el nivel, la nitidez y el brillo en suma la armonía sonora con la acústica deseada del auditorio. El sonido modula la forma que escucha atentamente su emisión.

En Euskalduna intervino ya en la fase del proyecto de construcción el prestigioso Dr. en Ciencias Físicas especializado en acústica Higini Arau, un referente mundial que ha participado en colaboración con prestigiosos arquitectos en la adecuación sonora de muchísimos teatros, salas de conciertos o de actos: Scala de Milano (2004), Gran Teatre del Liceu (1999) en Barcelona, Kursaal en Donostia (1999), Baluarte en Iruñea (2003), etc. Esta calidad sonora obtenida por Arau debería reconocerse de modo explícito en una placa situada en lugar adecuado. Ya hay otros galardones expuestos y también fotografías de destacados cantantes que ha actuado en Bilbao al margen de la populista sino cursi mención de las 23 criaturas que en esa fecha nacieron en Bizkaia en una arista del auditorio.

Euskalduna Jauregia, su verdadero y único nombre desde el inicio pero que nadie respeta en este progresivo proceso de españolización que esta llevando al país a su ruina identitaria y cultural, es la sede de Bilbao Orkestra Sinfonikoa (BOS) que alterna sus actuaciones con Euskadiko Orkestra Sinfonikoa (EOS) otras denominaciones que es absurdo y lingüísticamente ridículo traducir por el criterio de inmersión lingüística (recordemos Palau de la Música Catalana universalmente reconocida). Sin comentar si es necesario que una pequeña del país como el nuestro tenga dos orquestas oficiales.

Y tratando de música después de 20 años en sintonía con el lugar alguno reivindicamos la interpretación de tres obras fuertemente arraigadas con la idiosincrasia industrial vasca: "Iron Foundry / Zavod" (1926) –La fundición– de Alexander Mosolov (1900-1973), curiosamente interpretada por la EOS bajo la dirección de Mario Venzago el 19, 20 y 21 de marzo de 1999 en el Palau de la Música Catalana, "Steel Symphony" (1972) –Sinfonía del acero– del compositor catalán Leonardo Balada (1933) y la "Victoire de Guernica" compuesta en 1954 por Luigi Nono (1924-1990) sobre un poema de Paul Éluard (1895-1952) obra prácticamente desconocida en el país al que alude que inútilmente he reivindicado con motivo del 75 y 80 aniversario de la masacre. Solo se ha interpretado en Musikaste en Errenteria en la Iglesia de P. P. Capuchinos, el 23 de mayo de 1987, por la EOS con Matthias Kuntzsc en la dirección y Andra Mari Abesbatza con José Luís Ansorena como maestro de coro.

Euskalduna es un auditorio que ofrece una envolvente sensación de confort total, además de ergonómico, visual, sonoro y estético. Una bella opera.

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