Como cada año por estas fechas parece que nos volvemos más sensibles, empáticos, con ganas de reunirnos, de charlar, e incluso de compartir. No dudo que sea así y que, aunque sea por unos días, es bueno saber que pertenecemos a una colectividad (aunque deberíamos hacerlo y serlo el resto del año). Como el encabezado de esta carta habla de Miasa, no es por casualidad que lo titule así tan cerca de estos días donde nos volvemos mas «cercanos», la dirección de Miasa haya puesto sobre la mesa 24 despidos de sus operarios, algunos con más de treinta años de trabajo para la misma, y hayan decidido hacerlo ahora en estas fechas, concretamente el viernes 21 de diciembre. Voy a enumerar una serie de cuestiones que para mi no son baladís en este asunto donde la principal responsable de hacerlo, y de que maneras, es la empresa, qué no es que no haya ganado en el último ejercicio económico, mas bien no ganó lo que quiso, tampoco hay pérdidas. La pérdida, en todo caso, ha sido hoy día 21 de diciembre de 2018 (un día antes de la lotería de Navidad), para 24 familias que se quedan sin el trabajo con el que sustentan a sus familias. Mi solidaridad con todas ellas y con el resto de empresas que en estos últimos tiempos han perdido su modo de vida. Lo que yo quiero manifestar es que no se pueden hacer las cosas de peor manera ya que los despedidos se enteraron cuando fueron al banco o recibieron notificación del mismo desde los móviles de que tenían un ingreso (indemnización) sin tan siquiera habérselo notificado personalmente (qué triste, solo somos números). Hoy a día 24 aun no han recibido dicha notificación, pero sí han sabido tarde la lista de personas despedidas; será para no romper la «magia de la Navidad». Hay que ser valiente, Javier Remírez Apesteguia, te nombro a ti ya que eres en esta parte la cara visible de la empresa (jefe de Recursos Humanos), aunque estando en la ejecutiva del PSN, en la Secretaría de Programas y Estudios y comentado en los medios que no estás de acuerdo con la reforma laboral... bien que la pones en práctica. Remírez Apesteguia, hágaselo mirar que comer y sorber, o mejor dicho, en misa y repicando no es lo correcto, aunque su bagaje por las empresas es la de haberse liado bastante. Como decía hay que ser valientes y dar la cara. Ni un gracias, ni un lo siento, ni un... nada. Son muchos años los compartidos por esos trabajadores incluido tu padre y los padres ya fallecidos de algunos de estos que ahora has tirado a la calle al más puro estilo «nos importa una ‘m’».

Hablo en masculino ya que todos son hombres, y también para recordar que hay otras partes que a mi modo de ver no lo han hecho bien, digamos el personal de oficinas que parece que estuvieran por encima del bien y del mal, como si no fuera con ellos y ellas, como si no pudieran estar en la misma situación en algún momento dado. Respeto, y por favor, mas solidaridad y empatia, sabéis de lo que hablo, igual hay que regalaros algún libro al respecto para la próxima vez. También a todos esos compañeros de fundición y algún que otro operario que por si acaso y como mi sección no se toca (aún...), no tienen ni una muestra de cariño, empatía y solidaridad, en fin, ¿quién lo hará con vosotros cuando os toque?

Y como no, por el trabajito que hicieron algunos sindicatos, y para mí, como para más personas lo mal que se ha llevado este asunto. Está claro que la paz social es importante y que las necesidades de hace treinta años a nivel social y sindical no es la misma, pero no han estado a la altura, ni ahora ni hace ocho meses cuando pusieron a 8 compañeros al pie de los caballos. Mal, mal, mal. Hemos pasado de la necesidad a tener un lobby casi de lujo al servicio de la patronal, o simplemente empresas de servicios, donde lo importante es colgarse las «medallitas». Entiendo perfectamente que haya perjudicados y más en un proceso así, pero a todas las partes, sin humillar, sin pretensiones, sin grandezas, somos personas con las grandezas y debilidades, solo faltaba, pero personas con 53-54 años, ¿donde pueden encontrar trabajo? Y aún mas después de treinta y dos años cotizados y estando en el último periodo de la vida laboral para cotización a la jubilación... pero oigan ,qué bien viene el refrán «¡Ande yo caliente y ríase la gente!».

Solo por comentar entre sus estudios y titulaciones y también para el resto del personal que no ha sabido estar a la altura, podían meter en sus estudios académicos y en su vida un poco de inteligencia emocional, más que nada para aprender y generar un mundo mejor donde no solo haya listos y tontos, los de arriba o los arrimados, los que comen y sorben. Donde hasta en la adversidad se puede ser y tratar como personas, no solo pensar «ya me he quitado el marrón de encima». Y fíjate Javier Remírez Apesteguia, jefe de Recursos Humanos de Miasa, hasta puedo empatizar contigo, y quiero pensar que solo has cumplido con tu trabajo, ese trabajo sucio de ser el ejecutor para que 24 familias se queden sin trabajo, ya que aunque sus parejas puedan o no estar trabajando, sabes lo cojas que se quedan las casas, hijos e hipotecas solo con un soporte. Por todo esto...

Feliz Navidad Miasa, Zorionak ta urte berri on.