Martín Garitano
Periodista y ex diputado general de Gipuzkoa

Frankenstein

Tras las elecciones del pasado domingo, y constatar la victoria frente a la ultraderecha, el autor aborda la posible constitución de un nuevo gobierno de Pedro Sánchez desde una perspectiva nacional vasca y su proceso de liberación.

Pasadas las elecciones que convocó con prisas el presidente español, le toca ahora conformar el gobierno que niega el pan y la sal a las vascas y vascos al sur del Pirineo.

No cabe engañarse. Ese no es nuestro Gobierno porque el carnet que lo acredita es tan falso como un euro con la efigie de Bart Simpson, un dólar con la de Mickey Mouse o un rublo de chocolate.

No hay, pues, conversión al sanchismo ni caída del caballo, al modo santiaguino, camino de Madrid. Conozco demasiado bien a los jinetes y amazonas que la izquierda soberanista ha sacado a la pista y pondría la mano en el fuego en una suerte de juicio de Dios en que se cuestionara su honradez, sinceridad, valentía y compromiso sin miedo a quemarme.

Hemos llegado hasta aquí tras recorrer etapas muy empinadas en las que hemos dejado a muchos –siempre serán demasiados– mendigoizales en el camino. Y no cabe ahora desfallecer, perder el aliento y dar por pisada la cumbre, que aún está lejos pero que ya se vislumbra.

Ahora toca elegir entre fascismo puro y duro y un régimen mojigato, siempre tentado de negarnos como pueblo y como clase, pero que nos necesita para no caer a los pies de los caballos de aquel.

Y ahí no cabe la duda. Hay que poner pie en pared y dejar sentado que el fascio no pasará ante nosotros como si de un paseo militar se tratara.

Hemos recibido un apoyo espectacular y un mandato muy nítido: la izquierda independentista debe rescatar a los cautivos, desbrozar de zarzas y ramajes el camino a la libertad del pueblo vasco y poner el valor el internacionalismo en la defensa a las trabajadoras, las de aquí, las de Catalunya o las de Asturies o Andalucía.

Hay que hacerlo, además, sin complejos. Desde la convicción de que derrotar al fascismo supone dar un paso adelante en la construcción de la nación vasca libre y justa por la que batallamos.

Y si para ello Sánchez y sus tibios tienen que reconstruir a Frankenstein, estamos dispuestos a venderles las tuercas. Aquí las fabricamos de buena calidad, aunque no las vendemos baratas

Que sepan quienes se reclaman progresistas españoles que el precio merece la pena. Y todo ello sin dejar de caminar hacia la cumbre.

Bilatu