Gandhi-Arana
Se acerca otro Domingo de la Resurrección en el santo oral, esa mitología del catolicismo que solo llega al espíritu del pueblo ignorante como comprendió perfectamente el zuberotarra Agustín Xaho.
Ese día fue para el prócer del Nacionalismo Vasco el indicado para la demanda de nuestros derechos como Pueblo, como Nación, el día de la Patria, nuestro Aberri Eguna. Otro esfuerzo generoso y constante para seguir conservando nuestra nacionalidad viva por encima de todos los gobiernos y por debajo de todas las nubes. Esta llamada busca año tras año el despertar de un anhelo, el fulgor de la libertad de una nación sepultada por la fuerza pero alejándose de esta última acción de injusticia se alza pacíficamente para que el mundo oiga su reclamo. A lo Mohandas K. Ghandi, al que Rabrindranath Tagore dio el calificativo de «alma grande» (Mahatma), Sabino de Arana y Goiri partió hacia Iruñea en defensa de los derechos de Navarra, comprendiendo acertadamente en esta nuestra base y camino hacia la restauración de nuestra independencia, y pasando de manera pacífica a la acción política. Totalmente laudables las aspiraciones del pueblo Vasco siempre reprimidas con Injusticia pero aquí estamos, aquí seguimos reclamando nuestro sitio en el conjunto de las Naciones, aquí permanecemos de pie y desarmados a la espera de esa Justicia que se nos niega sistemáticamente ya desde demasiado tiempo. Al igual que en un 18 de Febrero de 1894, y al igual que en 1935, el lugar donde este reclamo nuestro se concentrará será Iruñea, la capital del Viejo Reino Vascón, qué mejor lugar. Es allí precisamente donde Arana-Goiri comenzó su corta pero fructífera carrera política como tal, allí es donde enarboló nuestra enseña, confeccionada por vez primera por manos y en tierra navarra y un lema basado en aquella fórmula de reconocimiento de la independencia de Navarra, esa naturaleza antigua que él acuño en forma de Lagi-Zarrak, a la postre el lema del partido que fundó con un solo objetivo, restablecer esa naturaleza antigua que no es otra cosa que la Independencia. Fue allí donde se celebró sin tomar nombre el primer Aberri eguna de nuestros tiempos, el día llamado de la Gamazada. Los detractores de nuestra historia como UPN no tendrán nada que celebrar pero deberán de respetar este nuevo brote ya harto de que la ausencia de luz le impida manar y acariciar al sol que desde tiempos inmemoriales venera. Ese recuerdo que nos ha llegado siglo tras siglo bajo el manto de un cielo extraño ha de retomar la vida y poder ver el sol verdaderamente, puesto que nuestra lengua expresa la verdad y el sol con la misma palabra, y al extranjero y huésped de igual manera. Arana y Gandhi, dos próceres, uno estudió en Barcelona, el otro en Londres, los dos lejos de su Patria, uno basó su legado en principios tomados de la tradición vasca, el otro de la hindú, los dos encarcelados por los colonos, uno por los españoles y el otro por los ingleses. Los dos dotados con el carisma de los antiguos profetas y poseedores de una fuerza espiritual envidiable, que vieron en el sacrificio de sus vidas la redención de su Pueblo. En 1947 la India se independiza de Inglaterra, llevamos demasiado tiempo esperando nuestro turno pero una vez más lo reclamaremos, desde la cuna de esta vieja Nación lo haremos de nuevo porque la victoria conseguida con violencia es equivalente a la derrota puesto que es momentánea (Gandhi) y es posible que la felicidad vuelva a tender sus alas sobre el antes risueño a la vez que sublime vuelo euskaldun (Arana). Quiero que el mundo apoye esta justa batalla contra el poder (Gandhi). Ni ojo vio, ni oído oyó, ni lengua alguna contó jamás nada semejante a lo que sucedió en este pueblo, en el que no es extraño falten historiadores que den imposible cuenta de tan grandes hechos (Arana). Artículo 15 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre: Toda persona tiene derecho a una nacionalidad (no impuesta).