Elias Anton Murgiondo

Guerra, religión e imperialismo

La situación geopolítica mundial se agrava por momentos, con diferentes frentes abiertos y con salvajes respuestas contra la población civil, según los intereses del Capital en su penetración interesada por el mantenimiento de sus estructuras de poder y control. El capitalismo y el imperialismo son financiadores de las armas que fluyen para el desarrollo de las guerras y los muertos poblacionales, además de los desastres que concurren en las mismas no tienen importancia si no es que su hegemonía se halle en peligro o su capacidad de control se ponga en duda y convoque contestación por los sectores oprimidos. La producción y el control de las armas garantiza el beneficio del imperialismo que le permite la implantación de sus reglas de juego y la obtención de grandes beneficios para su implantación como clase superior.

Tenemos la guerra en Ucrania como motivo de alarma para los agresores mundiales, pues el enfrentamiento no es contra unos pueblos fáciles de manejar, se trata de Rusia y sus alianzas, donde las diferencias sobre la globalidad-multipolaridad o las capacidades de agresión resultan más complicadas y difíciles para justificar o derrotar al contrario. EEUU y Europa se han metido en un charco que resulta difícil de salir sin ensuciarse, donde las agresiones por largo tiempo en la Ucrania fascista de Zelenski contra el Dombás y su intento de implantación de la OTAN en la frontera rusa ha concitado el apoyo ruso a la población que votó su independencia y que lleva siendo masacrada por parte de los nazis ucranianos por más de 14 años. Sin embargo, el aparato de propaganda de «occidente» no ha parado de mentir y manipular la información mientras su portaviones varado en Oriente medio (Israel) no peligraba, a pesar de los asesinatos, ocupación de tierras y negación de la nación palestina. Los frentes se abren y las capacidades reales para el control peligran, es así que la lucha mediática pierde en Ucrania y se desarrolla la máquina intoxicadora para defender a Israel, ignorando el genocidio contra el pueblo palestino y mintiendo sobre las agresiones. Hay muchas otras guerras con intereses facciosos, donde el gran timonel del mundo imperial (EEUU) tiene sus sucias manos introducidas sin ningún tipo de complejo y con el apellido de «demócratas», donde una Europa desnortada le acompaña cuál perrito fiel sin ser consciente de su ruina y su dependencia de algo que va muriendo por alianzas (BRICS) de más de la mitad de la población mundial.

Las guerras están causando dolor y ruina y los actores son diversos y en el trasfondo surgen actitudes que debieran ser analizadas, pues el fanatismo conlleva actitudes que producen rechazo por su argumento religioso, donde el sionismo, el islamismo o el catolicismo resultan compañeros fieles para una mejor dominación de amplios sectores poblacionales, utilizando argumentos inventados y manipulados donde el cielo o el infierno juegan un papel fundamental. El monoteísmo de la media luna, la estrella o la cruz tienen mucho que ver con la manipulación y la argumentación para justificar las guerras; siendo el monoteísmo la acumulación mayoritaria de creyentes sobre dioses, vírgenes y santos, donde se abduce a grandes capas ciudadanas para conducirles hacia un objetivo etéreo y falso, donde la vida y la muerte son reales y el fanatismo adquiere tintes esperpénticos que justifican la barbarie y el odio tribal. El sionismo como «pueblo elegido de Dios» justifica sus agresiones sin complejos y con prepotencia brutal en nombre de la Torá, apoyados por sus rabinos y sus conclaves religiosos, sin ningún tipo de complejos ante los asesinatos y genocidio de la población civil palestina, así como de la ocupación de las tierras que a dicho pueblo pertenecen. Los musulmanes con Alá y Mahoma y su dirigencia reaccionaria conviven con la «guerra santa» donde varios sectores no dudan en inmolarse para causar bajas y así entrar en el «paraíso» para la felicidad eterna; también su organización social conlleva desprecio hacia la mujer, negándole derechos e imponiendo unas condiciones de vida imposibles de asumir desde cualquier perspectiva sobre la libertad. La influencia de la religión en la vida cotidiana de los musulmanes se halla en extremos inasumibles y sus creencias religiosas tienen mucho que ver con la alienación y la dependencia que padecen, donde los poderes fácticos de sus naciones aprovechan estas circunstancias para mejor dominar. Los católicos provienen del mismo "maremágnum" religioso y con su Biblia y falsa historia no dudan en aliarse con la ultraderecha para poder medrar en su vida graciosa y abducir sin ningún tipo de complejo a cuanto incauto/a caiga en sus redes. En toda guerra habida la Iglesia católica ha participado sin complejos apoyando al impositor (la conquista y aniquilación de aborígenes en Sudamérica, la Guerra de Franco contra la República...) y sus palios han estado dispuestos para acompañar a regentes y dictadores, alabando las agresiones y bendiciendo sus armas y fusilamientos, incluso aportando curas armados dirigiendo los paredones con la bendición de sus obispos y responsables parroquiales, y todo con el escudo de la religión como argumento disculpatorio.

Las religiones son armas que el imperialismo utiliza sin rubor, sean las que sean, pero el imperialismo capitalista es uno, es quien establece las formas de vida, diseña el proceso de trabajo y explotación de la mayoría poblacional y utiliza cualquier oportunidad ideológica para imponer y subsistir, también la religión como arma perfecta para manipular conciencias y situarlas en el lugar que mejor le conviene. Los EEUU acabaron con los aborígenes de las tierras de América del Norte y después siguieron con todos los pueblos que les ponían en cuestión. Así bombardearon nuclearmente Japón (Hiroshima y Nagasaki), arrasaron Vietnam (gas naranja y napalm), Corea, Irak, Afganistán, Libia y cualquier lugar de Sudamérica como Chile, Nicaragua, Cuba, Venezuela y también magnificó a dictadores como Franco, Batista o Pinochet, a cambio de bases y control político permanente.

En definitiva, los tiempos presentes huelen a caos o a cambio en el mundo en que vivimos. A caos porque las guerras en curso pueden resultar destructivas si la alternativa nuclear sucede y rompe con las esperanzas de vida en el planeta, aunque el caos ya ocurre a partir de los errores que Europa y la ONU comenten apoyando ciegamente a los pistoleros del racismo yanki. El cambio será posible si en la balanza de poder se derrota al globalismo unilateral y la multipolaridad se impone y un nuevo orden mundial surge para reestructurar la gobernabilidad y el respeto solidario a la humanidad se prioriza. Ese camino es factible porque los juegos del poder ya no son propiedad de los fabricantes del dólar y emergen con fuerza quienes se oponen a vivir como vasallos del «ku klux klan», lo cual podría suponer que un mundo nuevo podría emerger y nuestros descendientes podrían vivir y ser felices en estas tierras nuestras y de todas las personas que deseen vivir en paz y libertad.

Gora Palestina libre! Gora herria!

Euskal preso politiko eta iheslariak etxera!

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