Mikel Arizaleta
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Hans-Dietrich Genscher

Se sintió muy cómodo y gustoso en su papel de Ministro de Asuntos Exteriores en la Alemania Federal, incluso cuando era campo minado, en los años de la «guerra fría». Fue Ministro de Asuntos Exteriores durante 18 años seguidos.

Para muchos alemanes un hombre maratón y un monumento, especialmente recordado por aquella frase, que no pudo acabar ahogada entre el júbilo y el griterío de la gente: «Wir sind zu Ihnen gekommen, um Ihnen mitzuteilen, dass heute Ihre Ausreise…», aquel 30 de septiembre desde el balcón de la embajada de Praga a los miles de alemanes, huidos de la DDR, anunciándoles su acompañamiento en su viaje a la República Federal, logrado tras acuerdo largo y duro con el ministro de Asuntos Exteriores ruso Eduard Schwarnadse. Durante su mandato  se da la caída de la Unión Soviética, el muro de Berlín y la Unificación de Alemania, todo ello con una gran influencia de su mano y su quehacer.

La vida de Genscher estuvo marcada por la enfermedad pero no cedió en su empeño de vida. Ha muerto a los 89; lección en este campo. Su vida fue la política y su partido, el FDP, el partido Liberal. Y aunque se retiró en 1999 siguió activamente implicado hasta su muerte, como  un Perico Solabarría de las causas sociales. Porque aunque retirado definitivamente ante el fracaso de su partido en las elecciones al Parlamento del 2013 los dirigentes del FDP escucharon su dura filípica por su “hora más negra en la historia del partido”. Y prueba de su cordón umbilical con la política es que en el 2013 el crítico con el Kremlin, Michail Chodorkowski, agradeció explícitamente a Genscher su negociación e implicación personal con Wladimir Putin en su puesta en libertad.

Tenaz, insistente, comprometido, incapaz de cerrar caminos o contactos, de romper relaciones, de cerrar puertas con llave, si no totalmente abiertas al menos dejar entornadas, pero nunca cerrada con llave. Leí  una frase de él, reflejo de  esta idea y de un modo de ser: «Wenn ich ein Ziel nicht direkt erreichen kann, muss ich das Umfeld so verändern, dass das Ziel erreichbar wird.» Cuando no puedo lograr un objetivo directamente debo cambiar el contexto para lograrlo.

Nacido en marzo de 1927 en Halle (DDR). Conoció, como muchos alemanes, los horrores de la guerra  a los 12 años, y luego la cautividad; pero tuvo suerte y no murió. Se cuenta que cuando en el invierno 1946/47 se halla gravemente enfermo y le atiende un médico, que fue condenado a breve tiempo de cárcel por contactos con los planificadores del atentado de Hitler del 20 de julio de 1944, el consejo que da el doctor a pie de cama al joven Genscher se convierte en lema en su vida: «Wenn du den Willen hast, überall der Erste und Beste zu sein, kannst du es packen. Aber du musst den Kampf gegen Deine Krankheit aufnehmen, diesen Willen musst du haben.» Si quieres puedes ser lo que te propongas, puedes ser el primero y el mejor. Pero tienes que luchar contra tu enfermedad sin ceder nunca.

En los juegos olímpicos de Munich y siendo él ministro del Interior ocurre el secuestro de los deportistas israelíes por el comando palestino, que termina con un baño de sangre y pone en manos del canciller Brandt su renuncia, que no es admitida.

En 1974 ocurre el caso del espía de la DDR Günter Guillaume, que fuerza la retirada de Brand como canciller. Genscher era por entonces Ministro del Interior. ¿Qué sabía del tema? ¿Qué hizo? Escribe en sus gruesas memorias de 1088 páginas, “Erinnerungen”: «Über den Fall Guillaume haben wir nach seinem Rücktritt niemals gesprochen». Tras su retirada nunca hablé con él del tema.
Hans-Dietrich Genscher, en su libro «Erinnerungen» (Memorias), pág. 316,  dice: «Para el 4 de octubre de 1985 invité a todos los participantes alemanes en Munich y allí les hablé de mi visión sobre las tareas a llevar a cabo por el Foro de la Cultura… Les recordé que el Consejo de Europa ya en 1983, en Stuttgart, determinó declarar cada año una ciudad como capital cultural de Europa. El comienzo se inició con Atenas en 1985.»

Porque este año, 2016, ha sido declarada también Donosti Capital Europea de la Cultura traigo en agradecimiento el recuerdo de la muerte de Hans-Dietrich Genscher, quien fue, según se recoge en sus memorias, impulsor y no sé si también padre de tal idea.

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