Jesusmari Soubies
Miembro de APL-Gaurgeroa

Necesitamos héroes sociales y colectivos

Curiosamente, el confinamiento nos ha redescubierto la gran importancia que tienen la vida y la relación social, la ayuda mutua y el agradecimiento.

Los valores que nos trajeron el crecimiento económico y productivo, junto a su necesario consumismo irracional, son los mismos que estaban desencadenando el colapso de las estructuras que levantaron. Antes del colapso, se ha interpuesto la crisis del covid-19, pero de cualquier manera estaba a punto de suceder. Dejémonos de pamplinas, el motor del derrumbe económico y social estaba ya alimentado por la crisis moral del sistema dominante. El covid-19 ha parado ese motor y ha parado también la progresiva decadencia moral, sobre todo en el ámbito económico y productivo de nuestra sociedad. No hay mal que por bien no venga. El coronavirus ha sentenciado cuáles son las actividades esenciales y cuáles no lo son y ha evidenciado además que quienes anteriormente ponían esas etiquetas no lo hacían precisamente por ignorancia, sino por perversos intereses minoritarios.

Se han perdido muchas vidas humanas, hasta ahora más de un cuarto de millón en el mundo entero. Pero ese sacrificio tiene que servir para algo. Para la sociedad planetaria nos encontramos ante una gran oportunidad. Ante esta catástrofe las élites financieras y económicas nos vienen con la misma receta de siempre: meten datos, números, informes, rentabilidades en el Big Data y enseguida nos dan la receta: «se sube la deuda a tanto, se sube el impuesto a los de abajo, se baja el sueldo a los de abajo, se recorta el sistema público y en 5 o 10 años resuelto el problema». Hasta la siguiente chapuza. Así de fácil y así de vergonzoso.

Pero, curiosamente, el confinamiento nos ha redescubierto la gran importancia que tienen la vida y la relación social, la ayuda mutua y el agradecimiento. Ahora mismo, a la vista de la desigual incidencia que ha provocado la crisis, empezamos a darnos cuenta de que nuestros ingresos dependen de que los demás también los tengan, de que defendiendo los derechos laborales y salariales de los demás es como mejor defenderemos los nuestros. La conciencia comunitaria ha ganado muchos enteros: o salimos todos y todas de esta crisis o naufragaremos. Ahora es el momento de poner en marcha otra economía, donde la vida y las personas sean el eje central. Lo que estamos viviendo es una auténtica experiencia colectiva de catarsis, de cambio. Los poderosos intentarán controlarlo y aprovechar el coronavirus en su beneficio. La tecnología y la información posibilitan que unos pocos puedan beneficiarse ellos solos de la situación. Si embargo, para resolver estos problemas es necesario el esfuerzo de muchos colectivos y sociedades enteras.

Estamos luchando juntos a escala global, toda la humanidad, contra el covid-19. Estamos viviendo una experiencia sin precedentes en la historia. Se ha desarrollado un esfuerzo colectivo para afrontar la batalla. Científicos de todos los países y de todos los colores se han unido para combatir al virus. Ha participado toda la sociedad global. Terminada esta batalla, este esfuerzo liberado tiene que servir para caminar hacia una sociedad más justa; para que todos y todas evolucionemos como personas y como sociedad. Uno de los retos será la batalla contra el «divide y vencerás», fundamental para que los dueños del sistema no impidan que entre todos salvemos la biosfera y el planeta. Estamos ante un reto que solo se puede superar colectivamente. Tenemos que reaccionar: en lo social, el héroe individual es una etapa superada. Los líderes y héroes de esta batalla contra el covid-19 no han sido individuos sueltos. Han sido líderes y héroes colectivos: el personal sanitario, las trabajadoras de la limpieza, agricultores, temporeros, dependientas, transportistas, bomberos, científicos, etc., con una colaboración y una diversidad de ayudas sin precedentes de toda la sociedad civil. Con el covid-19 ha cobrado fuerza la era de los héroes colectivos. No ha surgido de repente, ya existía, pero ahora cobra especial relevancia y dimensión. No tiene que desaparecer la creatividad y la libertad individual. Al contrario, se trata de que los individuos, con su creatividad y libertad, converjan en un trabajo colectivo. Los movimientos emergentes de los últimos años: el feminista y el pensionista, nos han mostrado de forma embrionaria algunas de esas pautas de acción social. El tránsito a una sociedad más justa ya ha comenzado.

Miles de millones de personas en todo el planeta se han dado cuenta ya. Como nosotras y nosotros, también son conscientes de que hay que unir esfuerzos y trabajar juntos: trabajadoras, agricultores, profesionales, científicos, estudiantes, sanitarios, artistas, músicos, dramaturgos, escritores, periodistas, ecologistas, etc. y sobre todo las mujeres. Media humanidad: las mujeres están masivamente decididas a que los problemas que afloraron durante la crisis de Lehman Brothers y con la irrupción del covid-19 no se resuelvan como siempre. No podemos permitir que la coronacrisis se convierta en un coronacuento a favor, precisamente, de los que se aprovechan una y otra vez de una crisis tras otra.

Por mucho que unos pocos políticos y poderosos pretendan hacernos creer que fueron ellos quienes nos salvaron mientras todos y todas «dormíamos» o estábamos sentados en el sofá, viendo la EiTB cuyo mando tan bien saben utilizar, no nos van a engañar. Eso sí, hay que darles matrícula de honor en manipulación informativa. Ya sabemos que unos pocos, poderosos, tanto a nivel local, como nacional y global controlan gran parte de los aparatos judiciales, policiales y financieros. Son precisamente, los que pretenden también ahora imponernos las soluciones sin contar con la sociedad entera.

Ahora más que nunca necesitamos actuar colectivamente. Ser lo que ya somos: Un pueblo –Euskal Herria–. Herri bat gara.

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