Francisco Jose Ramada Estevez
Euskal Preso Politikoa

Hondarribia 1524 versus Gernika

El próximo 29 de febrero se cumple el 492 aniversario de la recuperación por parte de españoles del fuerte de Hondarribia después de un violento sitio. Así terminó el penúltimo intento por parte de Nafarroa de recuperar su independencia.

A pesar de ser épocas diferentes –400 años de diferencia– se puede comparar lo sucedido en Hondarribia en 1524 con la destrucción de Gernika por los fascistas en 1936. Por ejemplo, de las 475 casas que había en Hondarribia solo quedaron 110, esto es, el 75% del pueblo quedo destruido con 874 muertos. Además de la victoria militar se buscó la económica, no solo para ahogar la resistencia sino para asegurar a largo plazo el sometimiento económico y de esta manera anular cualquier viabilidad económica o autonomía que pudiese surgir. Para lograrlo los españoles destruyeron los recursos económicos. Por poner un ejemplo: 77 perales fueron cortados, 7 molinos destruidos en Irún (entonces barrio de Hondarribia), 22.704 manzanos fueron cortados, etc. Conviene tener en cuenta que la producción de sidra junto con la pesca eran de los principales pilares económicos de Hondarribia. Para agravar la situación económica se prohibió el comercio tradicional que existía con Lapurdi que era muy importante para Hondarribia y de paso establecer mugas más profundas entre euskaldunes.      

Desde que los navarros perdimos la independencia en 1512, se hicieron 3 intentos por recuperarla. El primero en octubre de ese año, el segundo en 1516 y el más importante en 1521, donde se recuperaron Iruñea, Amaiur y el logro más estratégico fue la recuperación de Hondarribia y con ella la salida natural al mar de Nafarroa. En ese año, tras la derrota sufrida en Noain, los navarros intentaron extender un corredor estratégico a orillas del Bidasoa –en una guerra desigual contra una de las mayores potencias militares de la época– que fuera desde Amaiur hasta Hondarribia. Pero con la caída de Doneztebe, ese corredor quedo cortado. Al poco tiempo conquistaron el castillo de Behobia y con él el dominio de las dos orillas del Bidasoa, pero con la contraofensiva castellana tuvieron que huir del Castillo.

Antes de abandonarlo intentaron destruirlo para que no fuera utilizado por los castellanos. Los señores lapurtarrak de Urtubia y Senpere, leales al reino de Navarra, de Behobia llegaron al monte Aldabe o San Marcial y al perder la batalla con los españoles –entre ellos muchos gipuzkoanos– el corredor quedo completamente cortado, así como la retaguardia de los navarros y gascones que estaban sitiados en Hondarribia (en las Fiestas de Irún se celebra la victoria sobre Navarra). A pesar de todo esto, 3.000 nafargaskoiak comandados por el hijo del Mariscal de Navarra llegados por mar consiguieron atravesar el sitio y relevar a las fuerzas del fuerte de Hondarribia. Pero la llegada de 24.000 soldados de Carlos V desde Iparralde tras saquear, matar y arrasar todo lo que encontraron a su paso, reforzaron el sitio. Al intensificar los ataques de artillería lograron abrir un hueco en las murallas lo que provocó la capitulación de los encerrados, firmándose un armisticio. Dos meses más tarde dejaron el fuerte, en abril de 1524, esto es, después de dos años y medio de resistencia. Y con esto, el fracaso del penúltimo intento por recuperar la independencia. Ahora 500 años después retomadas sus banderas, continuamos en lucha por sus objetivos en un último intento.  

A consecuencia de este fracaso se abrió la era de la inquisición en 1525 para imponer un dominio religioso/cultural. Cebándose especialmente en Nafarroa, donde se juzgó a 400 personas y 80 personas fueron quemadas. La persecución se dirigió contra las mujeres por ser las portadoras de antiguas tradiciones animada por una iglesia misógina que sigue juzgando a las mujeres. La inquisición tenía otro objetivo: acabar con el Estado plurinacional que era Nafarroa donde convivían judíos, luteranos, musulmanes y cristianos, e imponer una religión hegemónica. A través del miedo y la represión trataron de dominar a todo el pueblo. Y este dominio llega hasta nuestros días.

El relato por ellos escrito con sangre navarra que por nuestra parte muchos lo tienen asimilado, ¿tal vez porque no hemos escrito un relato? Sea como fuere, Fredi Paia en una de sus columnas en Gara, escribió que «en la cultura vasca está profundamente asentado la costumbre de celebrar sin más las victorias contra nosotros mismos.» A lo que añadiría el ejemplo de los Sanmarciales en Irún. Sea de ello lo que fuere, estamos obligados a recordar a los que lucharon por la independencia de Nafarroa y a homenajearlos construyendo nuestro relato (el de los perdedores) y hacer frente al de los vencedores que se basa en mentiras.

Al hilo de esto, la pensadora feminista India, Gayatti Ch. Spivak, dice que «el imperialismo reescribe todo lo que toca.» Por eso en la oportunidad histórica en la que estamos al buscar una solución política a 50 años del conflicto vasco, nuevamente nos encontramos con el intento de imponer el relato de vencedores y vencidos, así negar la esencia política que tiene el conflicto. De todas maneras, la victoria es nuestra, pues continuamos cinco siglos después a pesar de la dura represión con las banderas de la independencia alzadas y no solo eso, sino que estamos más cerca que nunca de conseguir un proyecto independentista ganador.

Como se ha dicho anteriormente, es obligatorio recordar el último intento realizado para recuperar la independencia de Nafarroa, no desde el romanticismo/nostalgia sino el paradigma político que fue a nivel internacional. Por lo que en el mundo globalizado, en el que estamos donde se anulan las fronteras para favorecer al neoliberalismo y al capitalismo salvaje sin fronteras que ande por el mundo imponiendo precariedad y la miseria.

Ahora el reivindicar porque fuimos seremos, es completamente revolucionario, es decir, reivindicar la República de Nafarroa basada en la justicia e igualdad social así como también en la plurinacionalidad, así podríamos sembrar una Europa más justa con libertad. Estamos en una oportunidad histórica para coger el tren de la independencia que ha salido del este de los Pirineos y hacer todos los esfuerzos para que no perdamos ese tren. Para eso, la marea por la independencia la tenemos que extender por todas las calles de Euskal Herria hasta que llegue a las instituciones. Esto será el mejor homenaje a las que lucharon por la independencia de Nafarroa en los siglos XVI, XX y XXI y dieron su vida.

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