Joseba Vallés Izquierdo
Hosteleros de Portugalete

Hostelería: sentido y sensibilidad

Quizás sería todo más sencillo si en las mesas de toma de decisiones se incluyera a representantes de los sectores a las que van dirigidas y a los que se exige su cumplimiento.

Durante el recorrido de la manifestación del pasado viernes en Bilbao tuve tiempo suficiente para reflexionar sobre aspectos relacionados con esta situación.

La seguridad de la población es absolutamente prioritaria, pero no se puede cargar sobre el sector comercio en general, ni sobre la hostelería en particular, la responsabilidad sobre posibles nuevos repuntes.

¿Por qué a los clientes de macrotiendas (no pongo nombres para no hacer publicidad ni agravios comparativos) no se les pide que esperen a que se les atienda mientras aguardan tranquilamente sentados en mesas separadas por dos metros de distancia?

No voy a entrar en el conflicto del #porquetúmás, ni del #porquenoyo pero, desde la absoluta responsabilidad social, pedimos un repaso a la coherencia en las decisiones sobre las normas que nos obligan a cumplir.

¿Cuál es el criterio médico que aconseja que el consumo interior sea obligatoriamente sentado en una mesa?

¿En qué informe de qué equipo de investigación se concluye que el necesario control del aforo y el mantenimiento de la distancia de seguridad en el interior de los locales está reñido con la posibilidad de conjugar mesas con zonas de consumo de pie y en barra?

Los locales sin terraza no han podido abrir durante la fase 1. Durante la próxima fase 2, tampoco podrán abrir los locales sin opción de colocar, en su interior, mesas con la separación mínima exigida, con independencia del cumplimiento estricto del control de aforo.

Entendemos que legislar en esta situación de alarma sanitaria es muy complicado y que en algún sitio se debe poner la raya. Pero quizás sería todo más sencillo si en las mesas de toma de decisiones se incluyera a representantes de los sectores a las que van dirigidas y a los que se exige su cumplimiento.

También tuve tiempo de imaginar una respuesta a los gurús de la comunicación que desde sus púlpitos y poltronas nos indican las buenas formas de reivindicar. Me encanta sobre todo el comentario sobre que sea «anormal», incluso «subnormal», que pidamos que las normas legales que controlan cualquier actividad sean lógicas y coherentes con el desarrollo del sector que pretenden regular.

Pero lo que no me hace ninguna gracia y me parece ofensivo es argumentar que el uso de esquelas, como metáfora a la liquidación de un sector y como elemento visual en la reivindicación de evitar los cierres definitivos de muchos locales de hostelería sea «irrespetuoso» con las familias de los fallecidos durante esta pandemia porque, desgraciadamente, nos ha tocado a todos, más o menos cerca.

Es verdad que a veces, el árbol no nos deja ver el bosque, pero también a veces, la libertad de expresión y la libertad de opinión, que no son patrimonio exclusivo de nadie, deberían sentarse en la misma mesa con la obligación de reflexión. Eso sí, manteniendo la distancia mínima exigida y el 50% del aforo. ¡Cuidaos!

Bilatu