Hektor Peñalver
Miembro de la federación de Industria de ELA

Icer Rail: 10 millones de beneficios gracias a la precariedad

El medio ambiente, la educación, la sanidad, los servicios públicos en definitiva, no importan si las grandes empresas consiguen cada vez mas beneficios y generan empleo. «Tienes trabajo, no te quejes».

Como se sabe, las relaciones laborales son relaciones de poder, que se dirimen en la negociación colectiva entre empresa, sindicatos y gobiernos (que ponen las normas). Cada uno con su poder, tira hacia sí, buscando mejoras para las personas que representa. Ahora bien, lo que ocurre en Navarra es bien distinto. Hay dos partes que juegan con las cartas marcadas: el Gobierno, UGT y CCOO.

Los gobiernos, en muchos casos con empresarios o ex-empresarios en puestos de dirección, legislan y protegen a las grandes empresas. Por ejemplo, Navarra es el territorio de todo el Estado donde se paga menos impuesto de sociedades, y, por si fuera poco, al inicio de la legislatura el Gobierno «progresista» actual eliminó el impuesto al patrimonio empresarial. Como sabemos, con dinero público funciona el Estado de bienestar y todos debemos aportar, pero los impuestos a las empresas desaparecen a costa de apretar a la clase trabajadora. Las condiciones laborales no importan, mientras se genere empleo para que la clase trabajadora pague esos impuestos. El medio ambiente, la educación, la sanidad, los servicios públicos en definitiva, no importan si las grandes empresas consiguen cada vez mas beneficios y generan empleo. «Tienes trabajo, no te quejes».

Por otro lado, durante décadas UGT y CCOO han vivido en Navarra gracias al dinero público procedente del dialogo social. Ahora, como no les basta con la cuota de su afiliación, únicamente buscan ganar representatividad. Y no precisamente acompañando a las plantillas, sino de la mano de los departamentos de Recursos Humanos.

Eso esta ocurriendo en Icer Rail, una empresa que en 2018 tuvo diez millones de beneficio y repartió a los accionistas tres millones de euros (con una subvención de 800.000 euros de dinero público en los últimos años). El trabajo en la empresa es manual, con mucho peso, repetitivo, con productos químicos (formaldehido) y excesiva carga de trabajo, agravado por la eliminación unilateral por parte de la dirección de dos descansos de diez minutos, recogido en las evaluaciones ergonómicas. Todo esto hace que el riesgo de sufrir lesiones musculoesqueleticas sea altísimo y las condiciones laborales muy duras. En la negociación del convenio en 2018 unos delegados de UGT rompían negociaciones ante las excesivas presiones por la dirección de empresa. Sin embargo, en octubre de ese año todo cambio. Una reunión entre la dirección de UGT y responsables de la empresa hizo que el sindicato desautorizase a sus delegados, iniciase tramite de expulsión para acabar firmando un acuerdo con la dirección.

En diciembre de 2018 hubo elecciones sindicales y la empresa hizo todo lo que estuvo en su mano para beneficiar la candidatura de UGT. El resultado fue muy ajustado, cinco representantes para UGT y cuatro para ELA. En enero de 2019, la empresa impuso una modificación para un quinto turno que no fue apoyada por ningún miembro del comité, y comenzaron las protestas en producción. Lamentablemente, UGT volvió a salir al «rescate» de la dirección para desactivar las protestas y acabó firmando el nuevo convenio.

Sin embargo, ese acuerdo no sirvió para contrarrestar el malestar de la plantilla, que lleva más de catorce meses realizando jornadas de huelga, una pelea sostenida en el tiempo para lo que está siendo imprescindible la caja de resistencia de ELA.

Por desgracia, la respuesta de Icer está siendo, además de negarse a negociar, es amedrentar a los huelguistas imponiendo más de doce sanciones y trece despidos. Un ejercicio de vulneración sindical que ya hemos judicializado ya que prácticamente todas las personas sancionadas o despedidas con afiliadas a ELA. Asimismo, también lamentamos la falta de implicación por parte del Gobierno de Navarra. El Departamento de Manu Ayerdi conoce lo sucedido, y no es de recibo que se quede de brazos cruzados ante una empresa que ganando millones y millones de euros tiene a su plantilla con muy malas condiciones laborales y persigue a aquellos trabajadores que deciden organizarse.
 
Ante todos estos hechos volvemos a tender la mano, tanto a la empresa como al Gobierno de Navarra para buscar una solución a este conflicto en una empresa con muy buenos resultados económicos pero desastrosa en el trato a su plantilla. Trabajo sí, buenas condiciones, también.

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