Purificación González de la Blanca
Abogada, exvocal del Patronato del Parque Nacional de Doñana

Incendios forestales: 
la economía del Incendio

En estos momentos arden los montes por distintos puntos de Asturias, el País Vasco, Cantabria y Navarra, en los más de ciento veinte incendios forestales desatados en un plazo de 24 horas.

Los incendios forestales se han ido implantando a lo largo y ancho de nuestra geografía como una economía más, como el ladrillo, las drogas o las guerras. Lo hemos escrito centenares de veces. Cada vez hay más incendios forestales, y ya no solo en verano sino en cualquier época del año.

Y es que hay mucho más, aparte de la piromanía que denunciara Machado en su maravilloso poema “Por tierras de España”, porque, desde hace tiempo se han ido tejiendo en todo el territorio español unas tramas que extienden sus tentáculos por distintos sectores sociales, políticos, institucionales y bancarios, alimentadas por los incendios forestales, que hoy constituyen la economía del incendio, fuertemente implantada y fortalecida con el caos autonómico hasta hacerse incontrolable. Esto tiene que cambiar, por bien de todos, por nuestro medio ambiente, por nuestros cada vez más escasos bosques, por nuestras acosadas y únicas especies animales (osos, linces, imperiales…).

No es que estemos en manos de incompetentes, es que lo estamos en manos de corruptos. En lugar de basar la defensa forestal en una política de prevención, el sistema se ha montado en torno al incendio. Los múltiples beneficios que obtenemos de los montes no mueven cuentas bancarias (favorecer la lluvia, impedir la erosión, recargar los acuíferos, amortiguar el clima, ser hábitat de especies animales y vegetales, suministrar leña, frutos, apicultura, etc.), pero si el monte arde el dinero circula abundantemente: desde unas contrataciones de personal que se realizan para la extinción (prorrogándose si los montes continúan ardiendo, o adelantándose si arden antes), pasando por la contratación (o compra) de hidroaviones, helicópteros, suministros de bombas, mangueras, equipamientos y productos químicos para sofocar las llamas, empresas de maquinaria pesada para abrir pistar forestales, personal para la saca de madera, que alimenta a un enjambre de empresas, madereras y papeleras, recalificaciones de terrenos o contrataciones de empresas de viveros y repoblaciones, etc. Todo un tinglado económico, cada vez con mayor implantación, que coronan empresas como TRAGSA, alguno de cuyos empleados ha sido implicado en incendios forestales.

La dramática situación que atraviesan nuestros montes, es un exponente del desastre de la gestión forestal (y medioambiental, en general) en España, que comienza por el saqueo del agua de los montes, dejándolos secos como la yesca, para desviarla hacia los complejos urbanísticos y turísticos, y termina por implantar toda una economía basada en el incendio. Intencionadamente se ignora lo obvio, que hay que cuidar las masas forestales durante todo el año, realizando labores de prevención y de protección de sus recursos (como el mencionado del agua), manteniendo limpios los cortafuegos y empleando a personal que conozca bien el terreno, lo que no suele suceder con todos los contratados para la extinción.

Las contrataciones deben ser para prevenir. Porque la mejor gestión es aquella que evita que el incendio aparezca. Una vez desencadenado debe ser atajado por quienes trabajan en el monte durante todo el año en política de prevención, lo conocen, están dotados de medios adecuados… y no se van a ver beneficiados por el incendio. Teniendo en cuenta que si el fuego no se controla en los primeros veinte minutos, se va de las manos. He visto este verano arder toda la Sierra de Lújar (Granada). Primero había un foco, de inmediato dos, tres... Por más que dimos aviso, la cuadrilla del Infoca tardó en aparecer más de una hora. Y la sierra ardió entera, llevándose consigo su centenario alcornocal. ¿Quién responde de ello?

El incendio no puede tener beneficiarios. La madera quemada debe ser inmovilizada. ¿Saben que TRAGSA vende madera y que España exporta madera para las fábricas de papel de Francia? La recalificación urbanística de los terrenos quemados debe ser terminantemente prohibida, etc. Son cuestiones elementales. He escuchado a algunos presidentes autonómicos decir que si se adelantaban los incendios se adelantarían las contrataciones, y en otros casos que éstas se prorrogarían si continuaban los incendios. Así no. 


Urge enfocar el tema hacia la prevención y desmantelar las tramas incendiarias de este país. Mientras tanto los montes van a continuar ardiendo… aunque cada vez quede menos que quemar.

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