Isidoro Apraiz
Sociólogo

Inmigración en Euskadi: problema o solución y reto

Los nuevos inmigrantes en nuestros pueblos es un tema de actualidad, movido por los medios de comunicación, y que engarza con la desconfianza histórica hacia el extranjero, que es alimentado por los prejuicios» anti diferente» y que tiende a ampliar su espacio en el sentido común de las gentes.

El objetivo de este artículo es hacer explícito cuál es el rol objetivo, físico, real de las gentes que vienen a nuestros territorios en busca de trabajo y mejores condiciones de vida, escapando de la miseria relativa vigente en sus países de origen.

Veamos cuál sería el presente y el futuro de nuestros pueblos sin la aportación de los inmigrantes actuales.

Para mostrar más gráficamente lo que defendemos, echamos mano de la tabla siguiente, extraída de un estudio sociológico de caso, referido al pueblo de Amorebieta: "Situación y evolución personas mayores de 65 años en Zornotza. Materiales para diagnóstico, discusión y acción..." (y que sin duda expresa la misma situación si la generalizamos al conjunto de nuestro país).

Se trata de un estudio de población en base a los recursos propios de la población de Amorebieta-Etxano desde el inicio de este siglo.



Como puede verse, la población de nuestro municipio empezaría a disminuir a partir del 2023 hasta reducirse a su mitad a 30 años vista. Vemos como la mortalidad supera netamente a la aportación de nuevos nacimientos.

Se aprecia un crecimiento de población en base autóctona hacia el año 2013 en el que el número de nacidos supera a los muertos, pero a partir de ahí la población decrece hasta llegar en el año 2053 a ser la mitad de la que teníamos a inicio de siglo.

Y el dato más alarmante es que las personas en edad de trabajar, que son los que mantienen en vida a la población, va disminuyendo de manera catastrófica en el año 2003 tenemos 4.559 entre jubilados y niños para una población de 16.500 habitantes, es decir más de dos personas en edad de trabajar para mantener todo el conjunto poblacional (más de 2 personas por cada jubilado e infante), en el año 2053 tenemos solo 8.195 habitantes en total para 5.907 jubilados y 1.000 menores de 20 años, es decir, 6.977 a alimentar y cuidar con solo 1218, luego cada persona en edad de trabajar debería cuidar y alimentar a 6 personas necesitadas. Por tanto, queda claro que si el futuro se restringiese a la población autóctona a inicio de siglo, nuestro futuro dejaría de ser posible, es decir Amorebieta desaparecería envuelta en una horrenda miseria, en las próximas décadas.

Y quien dice Amorebieta dice el pueblo vasco, pues en realidad otros pueblos están en un periodo de envejecimiento más avanzado que el nuestro, en la CAV tenemos un 24% de jubilados mientras en Amorebieta estamos en un 21%.

Los últimos datos reales con los que contamos son los del final del 2023. Gracias a la aportación de más de 2.500 inmigrantes la población de Amorebieta ha crecido hasta los 19.699 habitantes, asegurando con su aportación la mano de obra que contribuye con su producción y aportaciones fiscales al sostenimiento de las jubilaciones, la educación y la sanidad pública gracias también a esa venida de nueva inmigración se podrá sostener la población total de Amorebieta en ese entorno de los 20.000 habitantes. Para el año 2053 serían 20.383 habitantes, de los que 5.907 serán jubilados, 2.200 menores de 20 años y con una población en edad de trabajar de 12.280, esto es 1,5 personas por cada jubilado e infante. Son una proporción menor que la actual, pero que puede mantener el equilibrio actual gracias a que en los próximos 30 años la productividad de los trabajadores se espera dé un fuerte aumento debido a la influencia de la IA y la robotización.

Los datos hasta aquí expresados, reales hasta el año 2023 y los proyectados para las tres próximas décadas nos permite afirmar que los nuevos inmigrantes no son el problema, el problema lo tenemos los autóctonos y ha sido provocado por el desarrollo histórico a las que nos hemos visto abocados por «el mercado capitalista vasco «que arrastrados por la avaricia de maximizar sus beneficios a corto plazo, se han olvidado de cuidar el futuro de nuestros pueblos.

De ahí que hemos titulado este artículo con el dilema de «problema o solución».

Evidentemente, es también un «reto», reto con distintas caras, una de las cuales será la de incorporar en una nueva cultura popular la aportación de tan diversas culturas. Ya en el último medio siglo anterior tuvimos la oleada de una inmigración desde el resto de los pueblos de la Península Ibérica. Nuestros pueblos fueron capaces de realizar un mestizaje, que incorporó la aportación de otras culturas y se hizo con el mantenimiento y revitalización del euskera, bajo el lema de Pueblo Trabajador Vasco. Ahora tendremos que activar nuestra imaginación colectiva para crear esa nueva cultura popular vasca, que de suyo será diferente, pero que podrá integrar a todas ellas. Cierto que el pueblo vasco de 2053, mediados de siglo, será muy diferente del que fue a principios del siglo 19, años en los que la cultura étnica vasca se había mantenido aislada de los grandes movimientos de población habidos hasta entonces. Es todo un reto para nuestra imaginación e invención cultural.

Tengámoslo claro: en las próximas décadas las clases pasivas son de origen autóctono, mientras las clases activas, económicamente hablando, son, en su gran mayoría, toda esta gente inmigrante.

Dejemos de ser tolerantes con los prejuicios antiinmigrantes, ni son vagos, ni vienen a aprovecharse de nuestros subsidios sociales... todo lo contrario, son los que ya ahora posibilitan el mantenimiento de las políticas sociales, jubilaciones, educación, sanidad, y en las próximas décadas dependerá de su capacidad de trabajo la sostenibilidad de todo eso. Por tanto, es de nuestro propio interés ayudar a su venida, facilitarles medios de entrada, de formación, etc. Sabiendo que lo que hoy se gasta en eso, mañana nos será devuelto con creces. Es decir, que una política de brazos abiertos es lo que demanda un egoísmo vasco sano, es decir, «sano» en el sentido de que favorece a unos y otros.

Lo contrario, los prejuicios «anti» serán una muestra de tremenda necedad y estupidez, pues es como echar piedras a nuestro propio tejado.

¡Por los autóctonos, por los inmigrantes y por el futuro de ese nuevo pueblo vasco, bienvenidos seáis a nuestra tierra!

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