Isidoro Berdié Bueno
Profesor en Ciencias de la Educación, Doctor en Historia y Doctor en Filología Inglesa

Jerusalem, ciudad sagrada de paz. ¡Incha-Allah! Dios lo quiera, Adamo

Confusos años 60 del siglo pasado en que se nos engañaba e intoxicaba con el paraíso del obrero comunista, que décadas después se demostró que no era tal, mera falacia o entelequia, pero que marxistizados los intelectuales europeos y obreros, nos preocupaba más la guerra de Vietnam y el Libro Rojo de Mao que el problema de supervivencia del castigado históricamente pueblo judío.

Prestigioso medio de comunicación israelí se hace eco del antisemitismo que se produce en España, que no es tal, pues semitas son los árabes también, por tanto, hemos de hablar de antijudaísmo. El brazo armado de Hamas, en una apología del odio y desprecio por el ser humano, habla de barrer a la «escoria» judía de Israel, el mismo GARA, representante de la libertad personificada, libertad por antonomásia, pero contagiado por la moda de tirar piedras a la democracia del Estado de Israel, opta por la política frentista, toma partido por una de las fuerzas enfrentadas, en vez de propiciar la Asamblea e interiorizar que son hermanos los que se matan, y que la violencia, la sangre genera más sangre y en realidad nada soluciona. El filósofo alemán Nietzsche, anarquista, nos da la razón cuando nos habla del terrorismo de Estado y del hombre en el estadio de simio. La metáfora de la Torre de Babel que nos narra la Biblia viene a decirnos que la humanidad iba creciendo y que los seres humanos nunca se iban a entender. Religiones, mitología nos hablan de truculencias y de sangre. El dios Cronos comiendo a sus hijos, en Grecia; el dios egipcio Set matando a su hermano Osiris, Rómulo matando a su hermano Remo, en Roma... y en la II Guerra Mundial 80 millones de muertos. Pese a todo, de ningún modo se puede caer en el nihilismo ni ser pesimista, puede haber redención para el ser humano, de hecho la hay, es la esperanza, esa que hace que el hombre y la mujer soporten y se mantengan en la vida.

Yo escucho a Hamas y siento miedo, quiero dialogar con el, dos millones de dólares de Arabia Saudí en compras a España han hecho que este país votase contra Israel y se adhiriera al frentismo islámico contra el Estado judío, pero no me preocupan ninguno de los dos citados, poco o nada espero de ellos. Bastan unas monedas para que muchos sonrían, no a la verdad, sino a su benefactor. Esta tesis la confirma uno de los mayores genios militares de la Historia, el propio Napoleón, cuando dice que «el mejor general es el oro». Quien me preocupa es GARA, pues no entiendo, que dada su situación y proyecto para Euskal Herria, no vean concomitancias con la situación, proyecto y patriotismo de la nación de Israel. Argumentos los tienen todos los implicados en el conflicto, incluso naciones como Arabia Saudí e Irán e individuos como Paulo Mezquitas, de Podemos, se consideran con derechos para intervenir. Se necesita pues reflexionar y sobre todo conciliar. Porque, ¿devolvemos la Grecia del Partenón, del Erecteion... y del Coloso de Rodas a los metecos? España, ¿devolvemos Euskal Herria a los vascos? Vascos, ¿devolvemos Cataluña a los layetanos? ¿Y todo el continente americano a los indios?

La izquierda abertzale y GARA no han irrumpido en la historia de la Humanidad por casualidad sino por necesidad y causalidad. En artículos anteriores, hablaba de que en la humanidad nunca había habido auténtica democracia, ni siquiera en la Grecia clásica de Pericles, Solón, Alcibíades y Sócrates, y la izquierda abertzale había recibido el encargo histórico de exportarla al resto de la humanidad; pues otro de los encargos históricos es conciliar posturas en Oriente Medio y superar el estadio de simio del que nos habla Nietzsche. Aurrera!

La poesía es el origen de la filosofía y de la metafísica. Todos los filósofos griegos presocráticos escribían su filosofía, ideas y conceptos en poesía, en versos para ser declamados, incluso cantados. Mucha prosa se ha escrito sobre el tema árabe-israelí, pero bastante menos poesía, por ello no está de más, que citemos al cantante internacional y cosmopolita Adamo, cuando en los años 60 del siglo pasado nos embelesaba a «teenagers» y a mayores con esta canción sobre Jerusalem (Israel), de la que yo mejoro el epígrafe de la misma: «Jerusalem (ciudad sagrada, ciudad de paz, para ambas partes en conflicto). Incha-Allah (ojalá, Dios lo quiera)»:

«J'ai vu l'Orient...» (he visto el Oriente en su estuche, quise soñar, versificar cantando al mundo su resplandor)/ «Mais quand j'ai vu Jerusalem» (pero cuando he visto Jerusalem me ha parecido una amapola entre peñascos, he oído un réquiem cuando sobre ella me he inclinado/ Por más que rezando estás en una humilde capilla), «et toi murmure Paix sur la Terre...» (y en tus preces pides paz en la tierra, no puedes ver bajo las alas de los pájaros letras de fuego). «Danger frontière...» (peligro frontera).

Aquel camino conduce a la fuente, ciertamente querrás llenar el cántaro, detente Maria Magdalena, porque tu cuerpo no vale el agua, Incha-Allah, Dios lo quiera./ El olivar llora su sombra, su tierna esposa, su amiga reposan bajo los escombros, prisioneras en tierra enemiga/ Escúchame Dios Todopoderoso, tu que gobiernas el mundo, en Israel sagrado suelo, hay niños que no saben sonreír/... la sangre hoy derramada, mañana se lavará, el camino está hecho de coraje.../ Réquiem por 6 millones de almas que no tienen su mausoleo de mármol... y que a pesar de la arena infame, ha hecho crecer 6 millones de árboles... Incha-Allah, Dios lo quiera...

Confusos años 60 del siglo pasado en que se nos engañaba e intoxicaba con el paraíso del obrero comunista, que décadas después se demostró que no era tal, mera falacia o entelequia, pero que marxistizados los intelectuales europeos y obreros, nos preocupaba más la guerra de Vietnam y el Libro Rojo de Mao que el problema de supervivencia del castigado históricamente pueblo judío. Esa Jerusalem de la que versifica la canción de Adamo, esa flor entre peñascos, esa fuente manantial de vida eterna, de la que también nos habla Jesucristo, esos cascotes de metralla, el olivar llorando con su sombra a los muertos, esa esposa esa amiga que no volverá ya, esa vía por donde camina, hecha de sudor y de coraje, 6 millones de muertos en campos nazis sin un mausoleo de mármol, esa inteligencia judía y laboriosidad que ha hecho crecer en contraposición otros 6 millones de árboles en una tierra de desierto árida e infame. «Make love no war» cantábamos bailando a media luz. Para terminar, hagámoslo con la letra de Bob Dylan, cantante judío americano: «the answer my friend is blowing in the wind, the answer is blowing in the wind».

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