Isidoro Berdié Bueno
Profesor en Ciencias de la Educación, Doctor en Historia y Doctor en Filología Inglesa

La Biblia y Platón. Sofistas versus socráticos. «Egin»: sembrando flores

Atenas mató a Sócrates, a Platón lo vendió como esclavo, Anaxágoras y Aristóteles tuvieron que huir a uña de caballo en plena noche para escapar de la muerte.

En los inicios de la Humanidad y origen de las civilizaciones, en temas esenciales y trascendentales aparecen más concomitancias que contradicciones, más acuerdos que desavenencias. Unos por la vía de la religión (Biblia), otros por la filosofía, por la razón (Platón), en ambos casos llegan a parecidos asertos y conclusiones. El filósofo griego parte de una dualidad: el cosmos noetós, a donde la mente no llega y el cosmos aiscetós, lo que conocemos a través de los sentidos y de la mente. En el cosmos noetós el filósofo citado sitúa a la Idea, que la define como eterna y atemporal, mientras la Biblia sitúa a la Palabra (In principio erat Verbum, et Verbum erat apud Deum et Deus erat Verbum... en el principio existía la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios y Dios era la Palabra...). Las Ideas o formas están jerarquizadas y sobre todas ellas se situá la Idea o forma del Bien, no existe la dualidad ni el cambio, se trata de un mundo objetivo y real; mientras que en la Biblia en la cima coloca a Dios. El alma estaba en contacto directo con las Ideas o formás en el cosmos noetós, y Adán y Eva, en el Paraíso Terrenal, paseaban y charlaban todas las tardes con Dios. Pero esta situación idílica y maravillosa, de repente se rompe, no se sabe bien por qué, tanto la Biblia como Platon lo achacan a un pecado, el filósofo griego no especifica cual, pero sí la Biblia, según ésta, tanto los ángeles rebeldes como Adan y Eva, el pecado que cometen es de soberbia.

El alma en castigo es expulsada del mundo de las Ideas y sepultada en el cuerpo ("El cuerpo la tumba del alma", Platon), ángeles y arcángeles son arrojados a los infiernos o tinieblas exteriores, Adán y Eva son expulsados del Paraíso, ubicado según la Biblia en Mesopotamia, entre el río Tigris y Eufrates, por el mismo fluían ríos de leche y de miel. Queda esto también magníficamente relatado por el inglés John Milton, en su obra "The Lost Paradise". Así entramos de lleno en el cosmos aiscetós, que nos lo compendia y explica Platón con el "Mito de la Caverna". Las personas están en una cueva oscura, a la que por las grietas de sus paredes entran sombras del mundo real qué pasea por el exterior. En este nuevo cosmos, la persona se encuentra en un mundo de sombras y de apariencias, nada de lo que ve es real. Solo el que pueda escapar al determinismo y fascinación de los sentidos podrá ver la luz de las Ideas inteligibles. La filosofía tiene por objeto las Ideas, aprender para Platón es recordar (mientras qué Aristóteles afirma que venimos a este mundo como un libro en blanco y hay qué comenzar a aprender), en el alma queda una reminiscencia de aquella contemplación que tuvo en el mundo de las Ideas, en su vida anterior.

En la caverna hubo un filósofo qué rompió los grilletes qué le ataban a los sentidos, salió y entrevió la belleza y perfección del mundo de las Ideas o cosmos noetós, y volvió de nuevo a la caverna por piedad a la Humanidad a predicarles el Evangelio de las Ideas, pero el filósofo es mal recibido, les irrita, no le creen y lo quieren matar. Así, Atenas mató a Sócrates, a Platón lo vendió como esclavo, Anaxágoras y Aristóteles tuvieron que huir a uña de caballo en plena noche para escapar de la muerte.

En el cosmos aiscetós hay que hablar de los sofistas. En griego esta palabra significaba sabios, tremenda paradoja. Son más que filósofos nuestros políticos de hogaño y antaño, en el peor sentido de la palabra. Comerciaban con la Educación, por enseñar cobraban y no poco, los socráticos no cobraban nada, porque para ellos no era una mercancía que se compra y se vende. A las aulas de los sofistas acudieron los personajes más sobresalientes de la política del momento, familias acomodadas y todo el que pretendía ascender y triunfar socialmente, todos la veían como un atajo para el triunfo, mientras qué mientras que el camino de los socráticos era el del saber, más duro y lento, amén de que no siempre por esta vía se conseguía el provecho que se pretendía.

La sofística era la madre de la demagogia política, cuyo objetivo era el éxito y el poder, incluso a costa de la Verdad. Son fundamentalmente utilitaristas y trileros culturales, enseñan a salir airosos de cualquier situación, sin importarles la veracidad de sus argumentos, eran capaces de demostrar una cosa y su contraria, a la vez, estaban más cercanos al ilusionismo que a la ciencia. Los sofistas no están interesados en el cosmos noetós, sino por la «fisis» (materia), cosmos aiscetós, en el que podrías decir qué la luna es más pequeña que tu mano, porque la puedes tapar. Contra estos dislates sobre la luna y otros más, y ante la marcha del mundo, tenemos las figuras de Sócrates, de Aristóteles: «Refutaciones de los argumentos sofísticos», en las que analiza las posiciones sofistas y demuestra las corrupciones de sus razonamientos, y de Demócrito, siglo V a.C. (sobre este último filósofo Marx hizo su tesis doctoral), este último, como desde un atalaya ve las cosas con relativismo y fríamente, desde lejos, así pues, diferenciándose de la masa concluye en plan senequista que, todas estas cosas por las que luchamos y nos esforzamos son banales y no merecen la pena, «Ríete, decía, cuanto más te rías de todo, tanto más sabio eres». A esto en la actualidad los psicólogos le llaman salud mental.

«‘Egin’: loreak ereiten (Sembrando flores)»

Entre los mejores iconos estadistas del siglo XX, reconocido mundialmente y que cuenta con mis simpatías es el que fue Presidente de la República francesa General de Gaulle. Recuerdo de mi primera salida a Europa: Bordeaux (Francia) en 1969, cuando todavía quedaba cierto rescoldo de Mayo del 68. No salí en calidad de estudiante, ya cursaba primer curso de Filosofía y Letras, con 18 años, sino que fui de trabajador manual a una empresa de pan sin gluten, (inexistente en España entonces, «gressin» y «biscottes». Como la empresa estaba junto al rio Garonne, me hospedé en un hostal llamado Le foyer du marin, estaba lleno de marinos de todos los sitios del mundo, no sabia afeitarme a cuchilla, pero mucho menos a navaja, este último utensilio era el más usado por los marinos. Encontré un marino jubilado francés qué se brindó a afeitarme con su jabón y navaja, lo hacía una vez por semana, pues como era joven me crecía muy poco la barba. Recuerdo qué a este mismo Foyer du marin, vino a hospedarse un joven francés de 17 años, que se había marchado de casa de sus padres, la rebeldía juvenil de aquellos años. Un domingo me abordó en el hotelito una mamá con un niño pequeño en brazos, y me preguntó si había visto a François (ella era su mamá que venia cada domingo a visitarle), y también me preguntó dada mi juventud, si yo también me había marchado del hogar materno. A partir de ese momento, esa mamá venia a vernos todos los domingos, con comidas y dulces preparados por ella, y yo para ellos era uno más de la familia, hablábamos y nos queríamos como si nos hubiésemos conocido desde siempre.

Como sabía francés escolar, me defendía bastante bien con los periódicos franceses, entre todos el que más me gustaba era "Le canard enchaîné", humorístico. Todavía recuerdo las constantes y cotidianas viñetas de humor a costa del Presidente de Gaulle. Siempre agrandaban su figura y a los acompañantes los dibujaban como enanos, cuando llovía en la viñeta, los paraguas tomaban los mismos tamaños y dimensiones que sus dueños, el paraguas de de Gaulle, excesivamente largo, y el de los otros excesivamente cortos. En España en aquel entonces no había prensa humorística. Sacar a colación al otrora presidente de la República Francesa, no ha sido gratuito ni baladí, sino por la definición que da sobre patriotismo y nacionalismo, y sus diferencias:

Patriotismo, dice, es cuando el amor por tu propio pueblo es lo primero. Nacionalismo, cuando el odio por los demás pueblos es lo primero, de Gaulle 1890. En el Estado español, tenemos un partido qué en sus siglas aparece la palabra «abertzale» (patriota), para los que el amor a su pueblo es lo primero. El resto de partidos marchan por otros derroteros, priorizando internacionalismos trasnochados, viejos partidos canosos y caducos, y gente joven inexperta pero ambiciosa, que busca con la política un atajo al triunfo. Mientras que en la izquierda abertzale las personas no buscan el lucro, hacen gala de desinterés y en su ética no aparece por ninguna parte el egoísmo. El profesor Antigüedad, líder de Amaiur en las Cortes de Madrid, propuso a la presidente de la Asamblea renunciar a su sueldo como diputado y que le permitiera seguir trabajando en la EHU, Universidad del Pais Vasco. Y la susodicha dama, ¿qué pensáis que hizo? Se lo denegó, pues el euskaldun rompía con toda una tradición sagrada de la holganza.

Por fin es una realidad la publicación «‘Egin’, loreak ereiten» («‘Egin’, sembrando flores»), que ya anunciábamos en artículos anteriores, que la estábamos confeccionando, lo hacíamos para celebrar su 20 aniversario, ahora añadimos lo que GARA denuncia como «expolio». Es una edición no venial, pero se puede leer por préstamo interbibliotecario.

Siguiendo con el tema vicisitudes de "Egin", decía Marx en "El 18 de brumario de Luis Bonaparte", que era bien cierto que la persona era el sujeto de la Historia, pero que ella no decidía las circunstancias en las que iba a vivir. De manera similar le sucedió a "Egin", en las circunstancias en que vino a Euskal Herria no fueron las más deseables ni halagüeñas, sino más bien todo lo contrario. Vino a un campo minado y con bombas, unas de metralla y otras de soflamás políticas, todo menos sosiego, paz y tranquilidad. En tales circunstancias, su labor fue múltiple y en diferentes campos a la vez. En primer lugar conseguir la paz , en segundo lugar moderar a los maximalistas, en tercer lugar serenar la vida ciudadana cotidiana.

A "Egin", la posteridad le ha considerado el baúl, relicario y tesoro mágico de la cultura escaldufan, ahí están desde los cimientos al techo y tiene de todo, luces por las que reír y sombras por las que llorar. "Egin", caballero sin espada, tan solo armado de su pluma, nunca calculó el riesgo, perder la vida si la causa lo requería, dejándose la piel en acciones qué el consideraba de justicia. No existe estandarte más sublime. Cayó este diario euskaldun, pero se mantuvo su esencia que es lo que queda incólume, incluso perdiendo, aunque su causa bien merecía la victoria.

Vino sembrando flores, como la azucena cargada de simbolismo y con lenguaje propio, vivió sembrando flores y murió con gesto heroico, sin doblar rodilla, ánimo estoico y rostro impávido frente al peligro, cabeza erguida y sin maldecir a sus verdugos, cual hiciera Sócrates «el Maestro», porque "Egin" al igual que el filósofo griego era también educador, educador libertario, que en su vertiente política no acepta que unos comisarios políticos del Estado te dicten lo que está bien y está mal, en su vertiente científica defienden la libertad de cátedra, en su vertiente humana tan solo es fiel a la persona y al amor, por eso ama al prójimo como a sí mismo.

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