Isidoro Berdié Bueno
Profesor en Ciencias de la Educación, Doctor en Historia y Doctor en Filología Inglesa

La cruz de Gaztelumendi. Fideismo filosófico

Todos somos «teólogos» en las diferentes actividades de la vida. La filosofía tampoco nos aporta mucho mas al conocimiento de nosotros mismos ni del Universo, vaya para los laicistas totalitarios y agresivos. Nada que ver con una persona laica.

No puedo terminar estas lineas sin llamar a la serenidad y a la sensatez a los dinamiteros de cruces «fachas» del monte Gaztelumendi. He consultado la Enciclopedia Universal buscando cruces fachas, y no he hallado nada, este término está pues en la mente calenturienta de los citados, que en casa se aburren mucho. No los tengo ni por militantes de la izquierda abertzale, ni siquiera por vascos, los tengo por ignorantes. La cruz cristiana es un símbolo espiritual universal que muchos respetamos y otros creen que su Dios murió en ella. No hay cruces fachas ni republicanas, la cruz no entiende de colores políticos, eso es cosa de los humanos, tampoco habla de dinamitar nada, «Dios es amor» dice la Biblia y el escritor ruso Leon Tolstoi, uno de los creadores del anarquismo cristiano. El mensaje del cristianismo lo podemos resumir en tres puntos: bienaventurados los pobres .../ Cristo se enfrenta a una multitud frenética y defiende la vida de Maria Magdalena, una prostituta/Al final pide a su Padre el perdón para los que lo están crucificando.

Y variedades de cruces cristianas hay dos, una en que el madero vertical es mas grande que el travesaño, es la cruz latina, y otra en que el madero vertical y horizontal son iguales, es la cruz griega. Si los dinamitadores fueran demócratas limpiarían su imagen colocando otra cruz, esta vez estilo latino o griego, que son las variedades de cruz, en caso contrario a ojos de muchos quedaran como destructivos, lo opuesto a constructivos, y dinamiteros. Sí, sois la antítesis del comportamiento de los héroes de Errenteria, para los que guardo una monografía, que se han distinguido por no buscar confrontación y por ampliar la base social de la  izquierda abertzale, y no quedarse como un grupo testimonial, como una secta, como un Are Krishna, eso sí, casta e impoluta, pero minoría y sin posibilidades de gobierno un día. Finalmente como diría un gentleman inglés, no católico, cristiano: «I am very sorry, I beg your pardon», siento mucho mis palabras y os pido perdón.  
     
Arquímedes de Siracusa, S/III a,C, pidió un punto de apoyo para mover el mundo, también lo pide el filosofo para filosofar pero nadie se lo da, y parte de de postulados y no de axiomas: (Kant). Partimos de una propuesta o postulado no demostrable, ¡¿qué ha de ser creído?! La razón no da certezas absolutas, objetivas, sino subjetivas a medio plazo, para tu supervivencia. En cambio el totalitario ora de izquierdas ora de derechas, parte de certezas absolutas que no se pueden negar y que no admite contradicción. Al que contradice se le elimina (Gulag). La filosofía en cambio admite que puede estar equivocada, admite el error y tiene un elemento de fe. De ahí el fideismo filosófico.

No fue la religión en la historia de la humanidad la que pidió un primer «acto de fe»,  fue la razón, la lógica, la filosofía y sobre esa «base» comienza la vida intelectual, se construye el entramado social, religioso, filosófico, histórico y artístico en que nos sustentamos. La fe mística sería otra cosa, el motor para la filosofía (luz de antorcha que mitiga la oscuridad e ignorancia y nos abre camino, pues la filosofía busca orientación para el ser humano) la motivación necesaria desde que te levantas para hacer algo con sentido ese día.
        
Colón jamás hubiese emprendido su viaje. Aunque nadie deduzca fe igual a éxito. Kant, en la “Crítica de la razón pura”, parte de ese acto de fe para empezar a filosofar y su “imperativo categórico” no es demostrable, puede ser verdad o no. Pero así, la humanidad ha construido y desarrollado las civilizaciones y garantizado su supervivencia. En la naturaleza todo es relativo, las verdades subjetivas. Aquí llegamos a la ultima estación, en la obscuridad y en circulo, volvemos al principio y origen: El mito de la Caverna, y al «acto de fe» inicial para filosofía, el pensamiento y la ciencia.
        
Reflexiones políticas, sociales económicas y culturales, esto no lo dice el Estado en sus aulas, menos en un lenguaje sobrio, depurado y científico filosófico, honesto, con esperanza de redención y mirada optimista hacia el futuro, porque el hombre tiene lo más precioso que el universo ha producido: la conciencia, y el hombre es la conciencia que el universo tiene de sí mismo, el cerebro humano refleja el cosmos y lo recrea a escala de la voluntad humana.

Por eso todos somos «teólogos» en las diferentes actividades de la vida. La filosofía tampoco nos aporta mucho mas al conocimiento de nosotros mismos ni del Universo, vaya para los laicistas totalitarios y agresivos. Nada que ver con una persona laica. Esta es demócrata.

La filosofía es un intento, como el que tira una piedra al abismo de lo desconocido, para hallar una respuesta, un eco de lo que hay más allá, pues el hombre es una pregunta, un naufrago en una isla, rodeado de un océano de misterio.

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