Josu Iraeta
Ingeniero mecánico y escritor

La génesis del relato

Consecuencias políticas, sociales y económicas, que han determinado no sólo el pasado de su bisabuelo, también el presente y futuro de muchas generaciones de vascos. Consecuencias, todas ellas trazadas por los «vencedores».

En ocasiones, se advierte, se nota que es desde las instituciones desde donde se marca, incita, y dirige aquello que, en determinados momentos debe difundirse, filtrando la información «precocinada». Es como una ola, en todas partes y medios, se lee, escucha y ve, sobre aquello que «alguien» considera conveniente. Normalmente, el objetivo de esta práctica «informativa» es desviar la atención de la sociedad, evitando el conocimiento público de errores cometidos.

Es evidente que hay –siempre hubo– periodismo orgánico, profesionales con experiencia que intentan sea su chaqueta, la que descansa en el respaldo de una de las sillas de la redacción.

Se puede entender, pero no hay que olvidar, que es en los Consejos de Redacción, donde se marcan las pautas. Todo esto es innegable, pero también los hay, que se desnudan ante la pantalla del ordenador y dudan si enfrentarse una vez más, con sinceridad, al reto de vaciarse y transmitir lo que ven y oyen, defendiendo aquello en lo que creen, desde el prisma de la realidad, o apoyado en la metáfora.

Al principio, el protagonista de este pequeño relato, –un adolescente que trata de normalizar el salto del colegio a la facultad– que se cuestiona todo, incluso a sí mismo, pretende configurar y desarrollar sus propias ideas, entender los latidos del mundo que le rodea sin intermediarios, sin la más mínima manipulación.

Este adolescente percibe que la sociedad de la que se siente parte, a pesar de la inercia oficialista de instituciones tanto políticas como religiosas, permanece sumida bajo los efectos derivados de un enfrentamiento duro y cruel, –del que su bisabuelo tantas veces hiciera referencia– cuyas consecuencias reales y prácticas, todavía no ha metabolizado como debiera.

No se siente capaz de dimensionar las consecuencias de que el ideario republicano y abertzale que defendieron cientos de miles de vascos, como su bisabuelo, hubiera sido derrotado. Pero sí sabe que tanto Franco como sus «colaboradores» vascos y no vascos, impusieron el terror y la rapiña durante el largo franquismo.

Este adolescente universitario, no puede evitar caminar entre dos mundos con versiones, objetivos, e intereses diferentes, pero racionalmente obligados a convivir. Pero eso no le impide que su radicalidad en busca de la «verdad inteligente» reconozca la dificultad que supone desarrollar su proyecto de vida, siendo fiel a sí mismo, no sólo con el conjunto de la mayoría social que le rodea, también con la actual generación de su propia familia.

Es consciente de que, si quienes engendraron el actual núcleo familiar, fueron vencidos y como tales fueron tratados, hoy sus descendientes se han acogido a este régimen, –en aras de la paz y la convivencia– pero no sin inclinar la cabeza.

Es una opción, otra opción, sería peor que solo hubiera una. Mientras el adolescente universitario añora y envidia la disposición de su bisabuelo, él observa con claridad, cómo otros se limitan a soñar con los beneficios de la vida.

En sus reflexiones, el adolescente protagonista de este pequeño relato, es consciente de la dificultad que supone sostener ante la sociedad –de una forma racional– una causa tan legítima como difícil. Quiere saber quién es, cómo de verdad es y dónde está, no quiere que nadie se lo ponga delante, lo tiene que averiguar él solo.

Sabe de sobra que la referencia es su bisabuelo, la memoria de su bisabuelo supone para él situarse ante un hombre hecho a sí mismo, embebido en la generación que se vio obligada a defender su casa, su familia, su pueblo, su país, pero vencido y frustrado.

Este joven universitario es inteligente, no hay duda, pero es joven y en ocasiones también dubitativo. Como consecuencia de su formación en centros religiosos, este adolescente dueño de un cerebro que actúa como si de una esponja se tratara, se nota contradictorio y teme ser demasiado «permeable».

Respecto a su quehacer formativo, nunca tuvo problemas para conjugar estudios y deporte, lo que le inspira cierta seguridad, para sin demasiado esfuerzo lograr sus objetivos académicos.

 Los problemas son otros, no quiere ser espectador de lo que «interpretan» otros, ha decidido ser protagonista. Pretende esforzarse lo necesario para situarse en un plano de superioridad, sobre los que década tras década, continúan predicando «continencia» y adecuación a la realidad, aunque esta sea impuesta.

Poco a poco está asimilando el enrarecido clima político. No tiene experiencia alguna, pero estudia con detenimiento todo lo que busca y llega a sus manos. Es consciente del enfrentamiento ideológico entre quienes creen resolver el futuro de la nación vasca en Madrid, y quienes mantienen que el problema y la solución están aquí, entre los vascos.

Un enfrentamiento hasta hoy inevitable, pero que no es nuevo, pues la génesis del mismo, data de hace sesenta y tres años. Preludio de un largo y duro enfrentamiento armado. Un hecho histórico y quizá también cíclico.

El adolescente universitario quiere llegar, no se resigna, no quiere ser práctico y adolecer de criterio y dignidad real, no acepta la dignidad concertada. No entiende cómo la democracia es tan laxa, no entiende cómo acepta en su seno a quienes la combatieron durante décadas, busca la verdad, la realidad.

Es joven, muy joven, pero las severas y perversas contradicciones del sistema le están enseñando que el «relato oficial» lo redactan los vencedores y sus colaboradores. Sabe que los «redactores» lo manipulan y prostituyen tal y como les conviene, y que de ahí emergen consecuencias.

Consecuencias políticas, sociales y económicas, que han determinado no sólo el pasado de su bisabuelo, también el presente y futuro de muchas generaciones de vascos. Consecuencias, todas ellas trazadas por los «vencedores».

Un adolescente universitario vasco, íntegro e inteligente. Tengo la convicción de que son muchos.

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