Sonia Laurence Bouchet Subijana

La mujer de Juan Karlos Subijana Izquierdo rompe el silencio

Por primera vez, voy a romper el silencio con esta carta, me presento, soy Sonia-Laurence, esposa de Juan Karlos Subijana Izquierdo, «Txanpi».

Por tercera vez, la junta de tratamiento del Centro Penitenciario de Basauri propone el tercer grado para «Txanpi» y es aceptado por el Gobierno Vasco el tercer grado telemático.

El fiscal del Juzgado Central de Vigilancia, Juan Carlos Bautista, recurre por tercera vez teniendo que reingresar por tercera vez en el centro penitenciario, en segundo grado, en el módulo de enfermería.

Ante esta situación, se solicita un esfuerzo para solucionar los problemas que genera la Audiencia Nacional (a través del fiscal Carlos Bautista) mediante el odio y vergüenza.

El viernes, 22 de marzo de 2024, a las 11 horas, Juan Karlos salió de la cárcel con sus máquinas para respirar, un bolso de ropa, su mochila y, por fin, la esperanza de empezar a vivir con su enfermedad en otras condiciones, pero el miércoles, 27 de marzo de 2024, a las 21 horas se presentó en la prisión para ser reencarcelado tras el recurso rápido del fiscal Carlos Bautista.

Acompañé a mi marido a la prisión de Basauri, tenía el bolso de su ropa, su máquina para respirar, una mochila y su bolso de mano con la medicación. Ha pasado la barrera de la Ertzaintza, pudo dar cuatro pasos y lo vi caer al suelo junto con los paquetes, porque no tenía suficiente aire para seguir andando con el peso de los paquetes. No he tenido la autorización por parte de la Ertzaintza de ayudar a mi marido hasta la puerta de detención (para nosotros 25 o 30 pasos) él ha necesitado más de 10 minutos sin la ayuda de nadie, ¡esta imagen no voy a borrar en vida!

¿Cuántos minutos tardó el señor Bautista para firmar el recurso?

La única similitud es que el señor Bautista también estaba solo, ¡sin ayuda de nadie para firmar este recurso!

No volveré a lo que vivió mi marido en el cuartel de la Guardia Civil durante su detención, no volveré sobre los golpes recibidos durante su encarcelación, no volveré sobre las cosas afiladas encontradas en su café, no volveré sobre los tres sabotajes de coche que sufrí, no volveré sobre los 23 años pasados en la cárcel, no volveré sobre la compensación civil que paga todos los meses, pero volveré con esta pregunta: ¿qué placer busca este fiscal en esforzarse tan cruelmente?

¿Volver con el pasado alimenta al fiscal señor Bautista, hechos que nosotros no queremos olvidar, sino apaciguar, a diferencia del fiscal, que rechaza constantemente todos los pasos hacia un camino de reconstrucción, de reinserción, tal y como pide la prisión y el Gobierno Vasco?

Hoy, mi marido pesa menos de 48 kilos debido a su enfermedad y el trato cruel e inhumano que está recibiendo por tercera vez por parte del fiscal de Madrid.

¡Que nadie me diga que su decisión de volver a recurrir siempre es humano! Al contrario.

Juan Karlos no es un peligro para la sociedad civil, es una persona discreta y respetuosa con los demás. Sí, Txanpi no es un peligro, pero su enfermedad sí lo es.

Si el fiscal Carlos Bautista ha leído el expediente de salud de mi marido, como debería hacerlo para firmar, sabrá que tiene EPOC. La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica es una enfermedad muy grave que afecta al 10% de la población mundial mayor de 40 años, según datos proporcionados por la OMS. Los pacientes con esta enfermedad necesitan un cuidado constante y adecuado para poder vivir con dignidad.

El empeño del señor Bautista de recurrir cada solicitud de liberación controlada de mi esposo es cruel, inhumana y con pleno conocimiento de los hechos.

La salud de Txanpi, ya frágil debido a su condición médica, se ve gravemente afectada por esta batalla legal interminable. Esta lucha no solo afecta el bienestar físico y mental de mi marido, sino que también hiere profundamente a nuestra familia.

Es evidente que estamos frente una guerra invisible que la Audiencia Nacional, a través de su fiscal, el señor Bautista, libra contra las personas presas vascas enfermas.

Hago una llamada a la sociedad civil vasca para que se una a mí en esta lucha por la justicia, por el respeto, por los derechos humanos y por el derecho de acabar su condena en casa con buenos tratamientos.

¡Debemos actuar, avisar, discutir, difundir y solucionar este tema sin violencia pero con inteligencia humanidad! ¿Es mucho pedir?

Es hora de detener estos actos inhumanos y crueles que amenazan la vida y la dignidad de mi esposo y de las otras personas presas en situación similares. Es hora de pedir pronto la libertad con tercer grado telemático para Juan Carlos Subijana Izquierdo. ¡Ya!

Eskerrik asko.

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