Iker Zurro
Periodista

La nube y el nubarrón

ealmente solo es eso, el mismo odio pero en un envase aparentemente más atractivo.

En la revolución tecnológica de la que venimos disfrutando en un mundo globalizado, al menos en la parte que se dice desarrollada, el conocimiento sobre cualquier materia está a un golpe de clic para cualquier ciudadano o ciudadana interesada en saber. A pesar de ello los antiguos problemas permanecen y otros no tan nuevos que creíamos superados vuelven con más virulencia que antaño.

Los «demócratas de toda la vida» o los demócratas a secas, siguen decidiendo que pueblos tienen derechos y cuáles no, incluso en sus propias sociedades, minorías nacionales o colectivos ciudadanos ven como se recortan derechos que algunos pensaban que estaban suficientemente asentados. Tantos años de lucha social para conseguir unos derechos y unas libertades que son cercenadas en cualquier despacho gubernativo o judicial en una mañana cualquiera, ya que estos personajes habitualmente no suelen trabajar en horario vespertino.

Las diferentes variantes de la derecha, que van del negro al rosa, del fascismo new generation a la socialdemocracia asentada en el sistema capitalista, apenas necesitan ganar procesos electorales, allí donde de una u otra manera se celebran elecciones multipartidistas tienen otros mecanismos coadyuvantes para controlar el devenir de qué se hace y como se desarrolla, poderes policiales/militares, judiciales, financieros, comunicativos, o holdings que gestionan recursos vitales nos dejan pensar que algo podemos cambiar en aras de una sociedad más humana y civilizada, estos poderes mientras, y los que se sirven de ellos, no solo hacen lo que quieren sino que se saben inmunes a cualquier transgresión de leyes o deberes, ellos no serán juzgados igual aunque luego digan que la justicia es igual para todos, al fin al cabo los ágapes y reuniones que concelebran no son para mezclarse con la «chusma», nosotros, sino para su endogamia elitista.

Miquel Ramos, en su libro "Antifascistas" (Ed. Capital Swing, 2022), entrevistado por GARA y NAIZ y del cual recomiendo su lectura, nos describe con bastante detalle la metamorfosis del casposo pero minoritario fascismo de finales del siglo pasado en un nuevo fascismo con mejor arreglo estético en el presente siglo. Realmente solo es eso, el mismo odio pero en un envase aparentemente más atractivo, que utilizando incluso aquello que más detestaban de la izquierda, la poca que queda en algunos sitios, lo transforma en beneficio propio para impregnar debates con unos mensajes trastornados sobre cualquier cuestión y poniendo sobre el tablero político todas las fobias que son capaces de desarrollar y que conveniente son aireadas por medios de comunicación de dudosa reputación, al fin y al cabo en la red de redes cualquier rebotado puede crear su medio digital, luego los Antonio García Ferreras de turno lo difundirán. Quizás estén transitando por alguna imaginaria carretera que los lleve al pueblo de Arralde entre tormentosas nubes.

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