Juan de Gaztelu

La salud por unos votos

Querido lector o lectora, seguro que con este título tan explícito habrás adivinado de qué voy a hablar. Efectivamente, las siguientes líneas versarán sobre Osakidetza. Ayer precisamente recibí una carta del Hospital Universitario de Álava sobre una consulta que llevaba esperando varios meses. Al abrirla, una sensación de alivio recorrió mi cuerpo con la falsa esperanza de poner fin a esta incertidumbre y poder arrojar luz sobre los problemas que acechan últimamente a mi salud. Desgraciadamente, una lectura a vuelapluma y una fe inquebrantable en el sistema de salud público vasco me condujo a interpretar erróneamente la fecha de mi cita. De este modo, donde ponía noviembre del 2024 mi cerebro quiso ver noviembre del actual. Más de año y medio de espera para un diagnóstico que no llega.

Si esto no fuera suficiente, el mismo día, después del informativo de las tres de ETB, asisto atónito a un anuncio sobre el sistema público de salud vasco donde todo son parabienes y satisfacción incontenida. Para mi sorpresa, el spot vuelve a emitirse en el informativo vespertino. Tras la indignación que me provoca, reflexiono por un momento y pienso que esto es un acto propagandístico y parte del adelanto de la campaña electoral del Ejecutivo de Urkullu y del PNV, ya que las encuestas no les auguran buenos resultados. Así, considero que habrán empezado a preocuparse y a esforzarse en convencer a la sociedad vasca a cualquier precio. Una estrategia lícita, si no fuera porque utilizan los recursos públicos en su propio beneficio. Si no es así, y esta publicidad no es parte de su estrategia ante los futuros comicios, todavía es más preocupante. El triunfalismo y la autocomplacencia son el primer paso para el colapso de un sistema, pues no se repara y se pasan por alto los percances inherentes a toda gestión. Así, en lo referente a Osakidetza, se ignoran los problemas de las listas de espera, la sobrecarga de trabajo a la que es sometido el personal, las eternas deficiencias de la Atención Primaria, la precarización del personal de ambulancias, etc., por citar alguno de ellos y de los que tengo conocimiento de primera mano.

Así que, si se trata de un acto propagandístico como si es signo de euforia de la gestión realizada, acudo nuevamente a un viejo proverbio que reza lo siguiente: con la salud no se juega. A lo que añadiría: ni se mercadea con ella a cambio de unos cuantos votos.

Para concluir no me queda más que desear salud para todos y todas, ya que la publicidad no nos va a curar.

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