María Luisa Gadea, Javier Fernández Granda, Diego Guérin y Rafael Garde
Miembros de Morada 15M, candidatura oficial al Consejo Ciudadano de Podemos Euskadi, y candidato independiente al Consejo Ciudadano de Podemos Euskadi

La segunda oleada

La política no admite treguas, ni siquiera en la actual crisis sanitaria y del mismo modo que el PNV adelantó las elecciones antes de la pandemia, ahora de nuevo vuelve a hacerlo en busca de una cómoda victoria electoral aprovechando la situación de shock en que aún se encuentra la ciudadanía.

La crisis de la covid-19 a nivel mundial ha puesto al descubierto las distintas formas de afrontar esta crisis sanitaria que también tiene un carácter socio-económico y político.

No fue casualidad el movimiento de la Monarquía al inicio de la crisis, con la renuncia del rey a la herencia de su padre, lo cual fue contestado por una sonora protesta y tampoco fue casualidad la presencia del Ejército en todas las ruedas de prensa sanitarias, así como la intervención de la UME, que también fue contestado aquí poniendo límites a esta actuación.

Precisamente aquí en Euskadi la covid-19 ha puesto de manifiesto en torno a qué ejes han girado las prioridades del Gobierno Vasco más lejos de atender a la salud de la población que a los intereses de la patronal y ejerciendo como grupo de presión al Gobierno central para restringir al mínimo las medidas de confinamiento y reanudar cuanto antes la actividad productiva según la teoría del miedo al «estado de coma» para la economía.

También ha puesto de manifiesto la incapacidad de gestionar esta crisis por el Gobierno Vasco, siendo Álava en su inicio el principal foco de infección donde quedó el sistema sanitario totalmente colapsado, cosa a la que en lugar de hacer frente se ha tratado de ocultar.

El sistema sanitario y asistencial vasco ha mostrado bien a las claras sus insuficiencias siendo tanto las residencias privadas como las públicas las depositarias del mayor número de fallecimientos y poniendo además en peligro la salud de trabajadores y trabajadoras al carecer de los medios básicos de protección, cosa de la que no se ha hecho cargo el Gobierno Vasco. Esto también es resultado de la situación que han vivido algunas comunidades autónomas como Navarra teniendo que comprar suministros sanitarios a otros países en lugar de estar garantizados por el gobierno español. Una economía supuestamente avanzada se ha visto incapaz de reconvertir sus recursos productivos para atender a la crisis sanitaria (producción de respiradores, mascarillas…).

El Gobierno Vasco ha apoyado el estado de alarma siempre priorizando los intereses del empresariado (acusación por la que ha tenido que responder ante el fiscal el presidente italiano) y valiéndose de la situación de excepcionalidad que había en Euskadi al estar disuelto el Parlamento Vasco y desconvocadas las elecciones del 5 de abril con el visto bueno de Sánchez. El lehendakari ha tomado él solo este tipo de decisiones sin ningún control parlamentario. Esta situación de poder concentrado en una sola persona, el lehendakari, se ha manifestado también en la convocatoria electoral del 12 de julio sin atender al resto de partidos y dando argumentos de carácter sanitario como que vendrá una segunda oleada de la covid-19 en otoño y que no nos pueda sorprender sin gobierno, argumento que ha sido refutado por la OMS.

¡Quién sabe!…, en todo caso lo que sí es una amenaza real es la oleada de recortes que se está preparando para otoño para hacer cargar la crisis a los trabajadores y trabajadoras.

Ante esta amenaza real no es la mejor alternativa un pacto social que ate de pies y manos a partidos y sindicatos frente a la derecha sino por el contrario es necesario tomar parte en estas elecciones buscando la complicidad de la ciudadanía que ha demostrado querer ser parte activa en esta pandemia (caceroladas, aplausos…).

Es la ciudadanía activa la que puede cambiar las cosas e incluso propiciar un cambio de gobierno y buen ejemplo de esta posibilidad es el acuerdo para derogar la Reforma Laboral entre EH Bildu, PSOE y Unidas Podemos. Ahora nos encontramos en una aguda situación de crisis, lo que se venía anunciando desde hace tiempo se ha convertido en realidad, aunque no del modo esperado. Fruto de esta previsión fue precisamente la negociación de los presupuestos con el gobierno, logrando contrapartidas al PNV para mejorar la vida de la gente, contrapartidas que han sido útiles en esta pandemia como por ejemplo los 2,5 millones de euros que han servido para que los profesionales de la Cultura tengan un salario digno durante esta situación de crisis y esa misma actitud es la que ha posibilitado conseguir ahora mismo un ingreso vital mínimo.

Pero la política no admite treguas, ni siquiera en la actual crisis sanitaria y del mismo modo que el PNV adelantó las elecciones antes de la pandemia, ahora de nuevo vuelve a hacerlo en busca de una cómoda victoria electoral aprovechando la situación de shock en que aún se encuentra la ciudadanía.

Esto sólo demuestra una cosa, que no hay ninguna voluntad de cambio para rectificar la política que nos ha llevado a situaciones como el vertedero de Zaldibar o al fraude de Osakidetza y ha quedado muy claro en esta situación de crisis sanitaria poniendo en puestos de máxima responsabilidad a personas del entorno del dimitido señor Darpón.

El 12 de julio tenemos una cita y de aquí hasta entonces hay que tejer las alianzas necesarias para crear una alternativa a este gobierno del PNV y poner al descubierto todo lo ocurrido durante esta pandemia y que no se justifique la continuidad como único remedio. Las primarias a la dirección de Podemos Euskadi tienen que ser útiles para ello. Es el momento de volver a la actividad y que los afiliados y afiliadas de Podemos decidan el mejor proyecto político y la mejor persona que lo lidere.

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