Iban Irisarri Pizorno
Delegado sindical del LAB Osasunbidea

La sociedad tiene que saber qué piensan los y las profesionales de la sanidad navarra

Queremos seguir trasmitiendo que, aunque estemos extenuados, aturdidos y muy cabreados, seguiremos ahí, cada uno en nuestro puesto.

Han pasado ya más de quince meses de pandemia y da la impresión que estamos al principio de todo este desastre biológico, y es que así nos encontramos un innumerable número de profesionales sanitarios navarros además de los venidos de otras provincias y países a trabajar en esta emergencia sanitaria.

La sensación es de impotencia, cansancio, hastío y hasta rabia por no ser comprendidos por el resto de sociedad, y es que parece que no aprendemos, no avanzamos y somos incapaces de ponernos en la piel del de al lado. Nosotras y nosotros como profesionales de la sanidad y dentro de nuestros ámbitos de trabajo y también como pertenecientes a la sociedad en general, seguimos detectando o bien la falta de información (veraz, no lo que nos inoculan desde algunos medios de comunicación) o la sobre información que padece la población que la está dejando insensible y con ninguna conciencia de responsabilidad sobre la situación actual.

Todos y todas somos responsables, sanitarios, hosteleros, policías, políticos, juventud, no tan jóvenes, todos y todas en general.

Desde estas letras pretendemos demostrar lo que estamos pasando dentro de un hospital, dentro de un centro de salud, en una oficina de un sindicato, en un despacho de cualquier jefatura... Que son cosas que la población en general de normal no puede escuchar y como consecuencia no ha tomado en cuenta.

La situación de los y las profesionales de los servicios covid es cuando menos surrealista, la incredulidad de que podamos asistir a una nueva ola (la 5ª) y la sensación general es de fracaso absoluto del sistema, cuando ya empezábamos a relajarnos y pensar en otro tipo de objetivos, cosas en las que durante estos quince meses hemos dejado a un lado (oposiciones, cursos formativos, promociones...) pero que son de gran importancia para nosotras y nosotros en cuanto a nuestro desarrollo profesional, pues bien otra vez, como el día de la marmota, nos encontramos en que este tipo de cosas pasan a un segundo plano, empezamos de nuevo ante un sinfín de miedos (a volver a contagiarnos, nosotros y nuestras familias, a ver lo que hemos visto...), incertidumbres (hasta cuando, cuánto durará), que solo nos traen otra vez esa opresión fuerte en el pecho que no te deja respirar y que parecía que teníamos olvidada ya. Pero no, está ahí, y lo que es peor parece que no va a desaparecer nunca.

Ir a trabajar en estos tiempos es una suerte, pero trabajar en estas condiciones os podemos asegurar que ningún servicio de prevención de riesgos laborales lo aprobaría para su modelo de trabajo. Detrás de cada profesional sanitario, debemos de tener en cuenta que hay una persona, normal como otra cualquiera, que trabaja para vivir, como la inmensa mayoría que en estos momentos se ha convertido en «personal esencial» pero sin quererlo ser. Ya que desde nuestro punto de vista estamos viviendo una situación crítica nuevamente, lo que nos gustaría trasmitir a la sociedad en general, que sepa por lo que estamos pasando, ya sabemos también que hay gente o partes de la sociedad que lo estarán pasando peor por diferentes motivos, pero lo pretendemos con estas letras, es que por un momento él y la que lo lea, tenga la capacidad de ponerse en nuestro lugar y pensar cuáles son sus formas de actuar en el día a día en cuanto a la covid se refiere.

No pretendemos establecer ninguna lección de moralidad, ni presentar a la sociedad lo que debe de hacer, solo que se sepa por lo que estamos pasando los y las sanitarios.

Así las cosas, queremos interpelar a la sociedad para que la palabra empatía no solo sea un término si no una forma de actuar en nuestro día a día, queremos seguir trasmitiendo que, aunque estemos extenuados, aturdidos y muy cabreados, seguiremos ahí, cada uno en nuestro puesto y con nuestra responsabilidad como trabajadores y trabajadoras del servicio público, porque creemos en él y solo aportando cada uno de nosotros y nosotras nuestro granito de arena, podemos avanzar y poner la sanidad pública donde se merece en nuestro estado de bienestar. Esperemos que esto termine algún día y podamos salir reforzados como profesionales y como sanidad pública. Eso será nuestra victoria.

Hasta la victoria... siempre.

Bilatu