Echamos un vistazo al programa electoral del Partido del Negocio Vasco, y vemos cuáles son sus propuestas para estas próximas elecciones. Defender nuestras convicciones, hacer frente al autoritarismo, plantarse ante la demagogia, defensa de los derechos democráticos, lograr la convivencia y como servicio público a favor de la ciudadanía, comprometerse con la igualdad, defender la justicia social y la no discriminación, luchar contra el cambio climático, apostar por la industria, defender una fiscalidad justa y abogar por Europa… «Las muchas promesas disminuyen la confianza».

Empezamos por lo primero, hacer frente al autoritarismo, cuando resulta que aquí el autoritarismo son ellos. Luchar contra la demagogia, cuando resulta que aquí es el procedimiento que utilizan para convencer a sus ciudadanos y convertirlo en instrumento de su propia ambición política. Defensa de los derechos democráticos y lograr la convivencia como servicio público a favor de la ciudadanía, cosa que aquí todavía no han logrado. Comprometerse con la igualdad, defender la justicia social y la no discriminación, cuando resulta que aquí aún tienen a una parte de su pueblo discriminada. Luchar contra el cambio climático, cuando resulta que lo que nos venden como pulmón verde, está lleno de contaminación. Apostar por la industria, cuando aquí han tenido empresas autóctonas cerradas y espantadas como Euskaltel o Gamesa. Defender una fiscalidad justa cuando lo primero que han hecho nada más llegar al poder es subirse sus sueldos. Y abogar por Europa... «Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir».

Ellos y ellas, que tanto defienden y abogan por el diálogo y la negociación y no por la pancarta y la concentración... Por cualquier lugar o municipio que uno pasa, se encuentra con pancartas, pitidos, silbidos, altavoces pregonando gritos y voces en su contra, como: «No falta dinero, sobran ladrones», incluido los mariachis en la propia puerta de su casa. Huelgas y protestas en educación, sanidad, residencias... y así sucesivamente un sinfín de protestas y manifestaciones por todos los rincones y lugares que se supone representan. Dicen que quieren ser la «voz propia» en Madrid cuando resulta en su casa lo tienen todo patas arriba... «La casa más limpia no es la que se barre, sino la que menos se ensucia».

No sabemos si habrán ido a hacer campaña a Castro, Laredo, Noja o Isla... por citar algunos lugares de Cantabria en dónde en estas fechas tienen a la mayoría de la gente de aquí. Si se preguntan a ver por qué está allí toda esa gente, la respuesta seguro que ya la saben. Hay por medio un negocio que ustedes explotan a punta de pistola desde hace 20 años, y que se llama AP-8... ¿Les suena de algo? Tendrán que cerrar ustedes todos los Batzokis de la Costa Vasca y llevarlos a Cantabria, en dónde su propio presidente hace gala de tener todos los fines de semana más vascos que cántabros. Mientras que en Cantabria consideran que el aplicar y cobrar peaje sería una «auténtica tomadura de pelo» y que esta medida les haría perder competitividad y productividad, aquí, más de 50 años después lo siguen manteniendo como su suculento negocio… Si el ir a cualquier punto de la Costa Vasca, además de lo que voy a gastar allí, tengo que añadir el coste del peaje... ¿Pues a dónde va a ir la gente...? «No vayas a donde no te inviten».

Unica y exclusivamente piensan en su negocio y beneficios, pero en ningún momento se les ha ocurrido hacer un estudio de todo lo que pierden, y mucho más en estas fechas de verano. Empezando por los pisos y apartamentos alquilados y comprados en esas zonas y que no se han vendido aquí. El turismo y la cantidad de impuestos que se hubieran quedado aquí… Comercios, restaurantes o gasolineras, por citar algunos, que dejan todo ese dinero en Cantabria, y todo ello, por su tenacidad y cabezonería de seguir y no soltar su suculento negocio, aún a sabiendas de que pierden mucho más de lo que pudieran ganar si toda esa gente dejase aquí sus impuestos. «No se puede hacer nada por cambiar lo que ya pasó, pero sí se puede hacer mucho para cambiar lo que viene».

No necesitamos gente trajeada y encorbatada, necesitamos personas, necesitamos a gente que escuche nuestras propuestas e inquietudes, gente que quiera solucionar los problemas y no convivir con ellos, gente que cumpla y no prometa, gente cercana, dialogante y de la que te puedas sentir orgulloso de haberles dado tu apoyo. Si no son capaces de arreglar y defender su casa, que es entonces lo que van a arreglar y defender allí. Para que la gente te dé su apoyo, te lo tienes que ganar y merecer, y teniendo voces y gritos en tu contra, allá por dónde vas, personas así, no son de mucha confianza. «Un tonto siempre encuentra otro más tonto que lo admira».

Argumentos en su contra hay de sobra como para no seguir confiando en gente que legislatura tras legislatura te sigue diciendo lo mismo. No podemos apoyar ni depositar nuestra confianza en personas que solo piensen en seguir sangrando nuestros bolsillos, subirse el sueldo para llenar los suyos, y no defiendan nuestros intereses. Personas que solo piensan en mantener el poder a costa de lo que sea. Personas orgullosas y arrogantes que siempre quieren tener la razón aunque no la tengan. «Hay personas que, por muchas pruebas y argumentos que les des, están cegadas por el ego y la arrogancia y lo único que desean es tener siempre la razón, aunque no la tengan».

Estamos muy próximos a unas nuevas elecciones, no nos dejemos llevar nuevamente por las apariencias, por gente que lo primero que han hecho es subirse sus sueldos nada más llegar al poder, por gente que se le llena la boca de propuestas y promesas que después incumplen. Mientras en otros lugares y comunidades tanto políticos como ciudadanos luchan y trabajan codo con codo por lograr progresos, prosperidad y mejoras para sus ciudadanos, esta gente solo lucha y trabaja para sus propios intereses, sus subidas de sueldo, sus obras e infraestructuras y su posterior reparto de beneficios. Solamente seguirán en el poder, y se seguirán sintiendo superiores si tú quieres que lo sean... «Si constantemente te sientes como un ser superior, es una manifestación de inmadurez».

El acabar con los problemas está solo en nuestras manos. Nosotros y nosotras somos los únicos que podemos cambiar esto, dar un nuevo soplo de aire fresco y no tener que seguir con estas políticas dictatoriales y autoritarias. No seguir tropezando en la misma piedra, y si además, acabamos de tener recientemente unas elecciones, y hemos visto con nuestros propios ojos y sufrido en nuestras propias carnes sus conductas y actitudes, en estas nuevas elecciones, que nadie piensen que van a cambiar en algo. Si seguimos consintiendo conductas y actitudes como estas, no nos servirá después quejarnos. «Si no te gusta lo que cosechas, analiza y cambia lo que siembras».

En un artículo publicado recientemente por un medio de comunicación, explica claramente que Europa no obliga al pago por uso de carreteras, y que los impuestos al transporte son suficientes para mantener las autovías sin peajes. Bizkaia es un territorio privilegiado por su situación geográfica, en donde además de contar de un parque automovilístico de más de 1.500.000 de vehículos, a su vez, repostan una cantidad de vehículos de paso, la gran mayoría transporte pesado... Con lo que, solamente en impuestos de carburante, ya supera con creces el presupuesto del mantenimiento de nuestra red viaria, sin tener que aplicar ningún tipo de peaje. «No falta dinero, sobran ladrones».

Decirles que desde nuestra Plataforma AP-8 Peajerik Ez, que nuestras pancartas y protestas serán algunas de las que seguirán viendo. Pues el problema que ustedes siguen teniendo y generando en esta zona, lo tienen aun sin solucionar. Si los actuales cargos elegidos recientemente siguen en la misma línea, no sabemos exactamente en que es en lo que hemos avanzado. Seguimos con la confrontación y sin diálogo, todo lo contrario de lo que abogan y defienden ustedes. Los problemas hay que tratar de solucionarles y convivir con ellos. «Al necio y al fanático no le importa la verdad, sino solo la victoria».

Que se dejen de tanta palabrería y de llenarse la boca de tantas propuestas y promesas, que se ocupen menos de subirse sus sueldos, y más de sus ciudadanos. Que dialoguen, que sepan escuchar, que traten de ser cercanos, que solucionen los problemas, que no son pocos, que no tengan subido el ego y que no presuman de nada y que simplemente traten de ser personas. «Las muchas promesas disminuyen la confianza».