Esther López e Igor Olabarrieta
Kurdistanekin Elkartasun Ekimena

¡Libertad para Abdullah Öcallan ya!

El PKK y el pueblo kurdo en general han tenido una relevancia capital en la derrota del Estado Islámico, pero ni siquiera así Europa y Estados Unidos se han dignado a excluir a la formación de la lista de organizaciones terroristas internacionales

Hace 23 años la colaboración de distintas fuerzas de ocupación derivó en la detención de Abdulkah Öcallan en Kenia. Los servicios secretos turcos recibieron la ayuda de la CIA para secuestrar al líder kurdo y uno de los fundadores del PKK.

Desde entonces, Öcallan ha sido rehén en la isla de Imrali, en una cárcel que existe única y exclusivamente para él. Como el propio Comité para la Prevención de la Tortura ha acreditado, el régimen penitenciario que se le aplica es tortura: no puede establecer contacto con nadie, ni tiene permiso para recibir cartas o visitas, ni siquiera puede leer periódicos. El islamista Recep Tayip Erdogan lo quiere mantener como un muerto en vida.

Aun así, las teorías del pensador -el confederalismo democrático- han dejado atrás los muros de la prisión y se han expandido por todo el Kurdistán y parte de Oriente Medio. En Irak, Siria o el territorio kurdo ocupado por Turquía el feminismo, la resistencia o la democracia comunak han desarrollado raíces profundas y eso es lo que resulta insoportable para Turquía.

Entre 2013 y 2015 el PKK y Turquía establecieron un alto el fuego en el que el rol de Öcallan fue importante, pues su intención es buscar una solución pacífica en el camino hacia la libertad. Sin embargo, el ansia imperialista otomano de Turquía ha resucitado en Libia, Armenia, Siria o Irak, para disimular sus padecimientos económicos. Así, el segundo ejército dela OTAN lanza sin descanso bombas sobre su enemigo favorito: el pueblo kurdo.

El PKK y el pueblo kurdo en general han tenido una relevancia capital en la derrota del Estado Islámico, pero ni siquiera así Europa y Estados Unidos se han dignado a excluir a la formación de la lista de organizaciones terroristas internacionales y de ese modo otorgan legitimidad a los interminables crímenes turcos contra el pueblo kurdo.

La única manera de romper con esta tendencia penosa y sangrienta es reconocer la reivindicaciones del pueblo kurdo y para ello Abdullah Öcallan es un representante e intermediario fundamental. Si su opresión es el reflejo y la garantía de la guerra, el fin de las medidas de excepción contra él puede suponer un paso hacia una resolución pacífica.

Por eso mismo, exigimos la libertad de Abdullah Öcallan.

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