Mikel Casado Arroyo

Lo que hacen Jordi Sevilla y su REE es por amor

Así como Pablo Casado, en un ataque de reconocimiento, pide que todos nos levantemos por la mañana y demos gracias al Rey por todo lo que ha hecho y hace por la ciudadanía, deberíamos también nosotros agradecer al anterior presidente Folgado, a Jordi Sevilla y REE por tener todos los días luz en casa, que hay lugares donde no la tienen. Porque lo que hay detrás de cada enchufe de nuestros domicilios no es un negocio vil basado en el monopolio energético que cotiza en bolsa y aporta beneficios al consejo de administración, sino el milagro propio de una manifestación de amor.

El pasado 8 de este mes de noviembre, REE organizó un acto en el Museo Marítimo de Bilbao para celebrar los 10 años del proyecto Inelfe (empresa formada por las española REE y la francesa RTE), promotora de las interconexiones eléctricas entre Francia, España y Portugal. Allí estuvieron, entre otros y otras, el presidente de REE, Jordi Sevilla, la presidenta de Inelfe, Eva Pagán, Francis Brottes, presidente de RTE, Emma Navarro, la presidenta del Banco Europeo de Inversiones, Jesús Loza, delegado del Gobierno español en el País Vasco, y el viceconsejero vasco de Industria, Javier Zarraonaindia. Según "Deia" del mismo día 8, el proyecto supondrá la seguridad del suministro eléctrico, la reducción de 3,2 millones de toneladas de CO2 al año, y la integración de 4.332 gigawatios hora de energías renovables en el sistema.

Un proyecto así sólo puede salir del amor incondicional de esas dos empresas por la ciudadanía, tanto francesa como española.

Los desagradecidos e ignorantes de Gatika y Güeñes que esperábamos en la calle, protestando en contra de ese proyecto micrófono en mano, decíamos que la auténtica autopista es la del transporte del dinero desde los fondos públicos a su cuenta privada para repartirlo entre los miembros del Consejo de Administración de REE, así como que sus valores son la codicia, el negocio y el monopolio energético contra la generación descentralizada en pequeña escala, autogestión y autoconsumo. Y alegábamos también que el informe de la Comisión de Expertos constituida ad hoc desmiente los argumentos de Inelfe, ya que asegura que va a suponer un desvío presupuestario que vamos a tener que pagar los contribuyentes, va a inhibir la penetración de energías renovables, a aumentar la emisión de CO2, y a aumentar el precio del kw/h.

Pues bien, quienes allí nos manifestamos no nos dábamos cuenta de que estábamos ante gente preocupada por nuestro bien, aunque debamos sufrir, localmente, aparte de lo general apuntado en el párrafo anterior, los inconvenientes de la presencia y ruido constante de la conversora de corriente alterna en continua, como pasa en Logaia, Gerona; los inconvenientes de la alta tensión, como son las afecciones a la salud y al medio ambiente. Todas estas desventajas son sacrificios que debemos aceptar en aras del bien general. Reconocemos que el caso de este hombre de bien, Jordi Sevilla, que fue ministro con Zapatero, no es un caso más de puertas giratorias, sino que ha decidido poner su experiencia al servicio de REE, empresa 80% privada y 20% estatal, que cotiza en bolsa y que vela por el bien común.

Bien es cierto que habrá mucha gente que crea que nos hemos vuelto locos y que somos demasiado ingenuos, ya que las compañías eléctricas españolas nos han estado subiendo el precio de la luz de una manera escandalosa últimamente y que están ganando cantidades ingentes de dinero que se reparten como beneficios. Y tienen razón, pero también deben reconocer que lo hacen por nuestro bien, pues si el precio de la energía eléctrica fuera más barato, lo consumiríamos como si no hubiera mañana por ser gastadores manirrotos y muy descuidados, y no nos podemos permitir ese lujo, pues luego lo pagamos en forma de cambio climático. Por eso también debemos reconocer que lo hacen por nuestro bien. En cuanto a sus ingresos, debemos, asimismo, reconocer que se merecen sus altos repartos de beneficios por su esfuerzo, inteligencia, valía y eficiencia, algo exclusivo de una élite de elegidos.

Así como Pablo Casado, en un ataque de reconocimiento, pide que todos nos levantemos por la mañana y demos gracias al Rey por todo lo que ha hecho y hace por la ciudadanía, deberíamos también nosotros agradecer al anterior presidente Folgado, a Jordi Sevilla y REE por tener todos los días luz en casa, que hay lugares donde no la tienen. Porque lo que hay detrás de cada enchufe de nuestros domicilios no es un negocio vil basado en el monopolio energético que cotiza en bolsa y aporta beneficios al consejo de administración, sino el milagro propio de una manifestación de amor.

Es más, estos reconocimientos diarios deberían extenderse a los bancos, a la industria petrolera, gasística, tecnológica… y a todas las multinacionales habidas y por haber, que velan, quién lo duda, por el bien común, quitándose cada vez más de ganar para sí y lo ceden al común de los usuarios. En una palabra, debemos no mostrar el egoísmo propio de quienes no quieren inconvenientes en su casa y pensar más en el bien de la bolsa y de los consejos de administración de las grandes empresas, que son de todos. Y deberíamos agradecer a los políticos y políticas que en un acto de servicio público inconmensurable apoyan los intereses de esas empresas.

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