Jokin Revilla González

Los cuidados también son cosas de hombres

Si no vamos cambiando el día a día, tanto en la defensa de la verdadera igualdad como por la desaparición radical del machismo, nos auto engañamos y engañamos a quienes nos rodean

Hoy día se habla mucho de cuidados. Y hablan, sobre todo, organizaciones de mujeres y mujeres a nivel individual. Mientras tanto, aunque se habla también de la extensión de las licencias de paternidad, los hombres estamos como que oímos llover. En general, a muchos nos resbala y pensamos «mientras solo sea hablar, seguimos bien». Pero, es que quitarnos el machismo que tenemos incrustado hasta los tuétanos es cosa nuestra, sí, de los hombres. El reparto de las tareas de cuidados debe ser obligatorio en todas las unidades de convivencia, tanto los cuidados de las criaturas, como de personas adultas con algún tipo de dependencia. También en todas las tareas del hogar. Tenemos que acabar con el «yo ya le ayudo a mi pareja». El reparto tiene que ser diario y equitativo.

Con todo, hay muchas unidades de convivencia que se salen por la tangente. Lo que hacen, «para no discutir», es contratar a una trabajadora de hogar que realice todas las tareas más desagradables. Total, por cuatro perras, la mayoría sin asegurar y currando mogollón, «es un verdadero chollo». Así, estas personas se dedican a sus profesiones, pequeña y gran burguesía, algunos de izquierdas y multitud de derechas, pueden llevar una vida más ociosa a costa de una mujer, la mayoría de las veces migrada. Aquí, hay que señalar a las internas, con unas condiciones de trabajo esclavistas en muchos casos, sin descansos y sin empadronarlas, a pesar de vivir en la casa donde trabajan. Y esto es frecuente, más en las ciudades y  municipios donde viven familias ricas de derechas, como dios manda. Son quienes dicen lo de que «nos invaden los migrantes» y miran para otro lado cuando mueren en el Mediterráneo o en los desiertos. «Lo importante es que no entren» continúan diciendo… Sin embargo, no tienen reparos en ponerles a cuidar a sus padres y madres, a sus hijos e hijas, porque saben que lo hacen bien y les tratan como si fueran «parte de su familia». ¿Cabe más cinismo y crueldad?.

Es imprescindible que todas las trabajadoras de hogar estén incluidas en el Régimen General de la Seguridad Social y tengan Convenio, como ya están planteando. ¡Hay que acabar, de una vez por todas, con la esclavitud y la explotación sin límites!. Pues la ley de extranjería criminaliza a todas las personas migrantes, les obliga a la clandestinidad laboral durante tres años y les mantiene en un limbo sin derechos. Es necesario que la ley de extranjería sea abolida, nada de mejorarla, ¡abolición inmediata!. Los derechos humanos son universales, para todas las personas y en todos los sitios.
 
La corresponsabilidad en los cuidados abarca toda la vida. Y es más necesaria cuando pasan los años y empiezan los achaques. Vivimos más, pero también se viven muchos más años con enfermedades. Y cuando esto ocurre es el momento de compartir cuidados. Con frecuencia, toda la orla de cuadrilla, amistades, compas de trabajo desaparecen y el cuidado queda a cargo de la familia. ¡Qué incoherencia!. Nos pasamos la vida criticando a la familia tipo para, cuando vienen mal dadas, acabar en sus brazos. En esos momentos es cuando el entorno de amistades tiene que responder y visitar, sacar a pasear, quedar, celebrar algún encuentro estilo homenaje, recordar… En una palabra, demostrar que la relación que se ha tenido durante tantos años ha sido verdadera y, si ha sido así, se demuestra hasta el final. Si no hacemos esto traicionamos a esa persona amiga. Sí, pues los funerales masivos, las despedidas muy bien preparadas y con muchos elogios son actos de sociedad para tranquilizarnos y quedar bien ante la familia. Pero, quien se ha ido ya no lo ve y, en muchos casos, ante la enfermedad siente que la hemos dejado abandonada. El querernos y cuidarnos tiene que ser para toda la vida.

Es importante que hagamos el «Testamento Vital», que es decir cómo queremos que nos traten en el último periodo de la vida, si queremos donar el cuerpo… Pero también hay que decidir a quien o quienes les encargamos lo que deben hacer en cuanto nos vamos. Si queremos esquela o no, si queremos que nos expongan en el tanatorio, si queremos homenaje o no… Decir clarísimamente que no queremos funeral en ninguna iglesia, ni misas porque somos ateas, agnósticas o como nos dé la gana. Nos bautizaron sin preguntarnos, y después de morir, como no lo dejemos atado, nos llevan a la iglesia, aunque haga mogollón de años que no la pisamos.

Si no vamos cambiando el día a día, tanto en la defensa de la verdadera igualdad como por la desaparición radical del machismo, nos auto engañamos y engañamos a quienes nos rodean. Los hombres, desde que nacemos, somos tratados de forma privilegiada y no nos corresponsabilizamos de los cuidados. ¡Basta de privilegios¡ . la igualdad es buena para todos, todas, todes y acabar con el machismo también. ¡Cuanto menos machismo, mejores cuidados!

No valen ni disculpas ni subterfugios. Hombres, empecemos ya, y no dudemos que seremos más felices.

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