Joxe Artetxe
Médico

Los músicos del titanic

Soy consciente que Osakidetza está muy tocada. Creo que igual y antes de que Osakidetza esté definitivamente hundida nos debemos plantear entre todos (población, trabajadores, sindicatos partidos, etc.) el tipo de sanidad que queremos para hacer frente a los retos de las próximas décadas.

Osakidetza se crea en 1984 como servicio público de salud de la comunidad autónoma vasca en sustitución de los servicios del Insalud y es desde entonces el responsable de la gestión de la salud y del tratamiento de la enfermedad en la comunidad En 1991 y durante un gobierno del PSOE en el estado se plantea que el sistema nacional de Salud está sobretensionado y en el dominado informe Abril se recogen las causas (envejecimiento poblacional, dificultad para la financiación de la demanda creciente, ausencia de órganos de gestión, incapacidad de tomar parte en la selección de personal, desconocimiento de los resultados de las intervenciones en salud que se realizan, la medicina preventiva y salud pública no tenían el relieve necesario, y la primaria puerta del sistema estaba en un lento proceso de transformación a formas más eficaces).

En este informe abril se recogen también una serie de propuestas (propuestas encaminadas a los sistemas de gestión, flexibilidad en la vinculación de personal, concienciación del coste, facturación, clarificar la actuación social y la sanitaria. Se aconseja hacer con medios propios sólo lo que no se puede hacer con medios ajenos. Aconsejándose subcontratar. Por otro lado establecen la complementariedad de lo público y privado).

El informe Abril en lo que se refiere a la parte de propuestas fue ampliamente contestado desde los trabajadores de los servicios públicos y desde la sociedad y aparentemente se quedó sin aplicarse. Sin embargo si analizamos las intervenciones realizadas durante los últimos años nos damos cuenta que las subcontratas son una realidad, que lo privado va adquiriendo cada vez más importancia.

En este contexto la crisis de 2008 va a poner sobre la mesa nuevamente el desequilibrio entre una demanda creciente con una población envejecida y unos recursos limitados que hacen que las medidas restrictivas sean las que imperen.

¿Qué evolución ha realizado la sociedad en estos años?

Desde la fundación de Osakidetza hasta la actualidad han transcurridos casi cuarenta años en los que se han producido grandes cambios sociales entre los que destacaría el cambio de predominio de los valores centrados en el bienestar colectivo en los valores centrados en el bienestar individual.

Evidentemente cuando el bienestar individual es prioritario, los servicios públicos (Educación, Sanidad) pasan a segundo plano y cada individuo, en función de sus recursos, se gestiona lo que cree más adecuado a sus necesidades.

Evidentemente esto puede resultar adecuado para la parte de población que posee recursos sólidos. ¿Y qué pasa con los que no los poseen?

¿Son conscientes los trabajadores sanitarios de los cambios que se están produciendo?

Entre los trabajadores sanitarios va a existir el mismo porcentaje que en la población general, de personal que ha cambiado los valores colectivos por los individuales y siendo conscientes de la situación de precariedad existente no van a plantearse gran cosa hasta que su situación de bienestar laboral personal no se vea amenazada y esto se va a traducir en general en una diferencia entre fijos y eventuales (siendo estos los peor parados habitualmente).

¿Qué cambios se han producido entre representantes de trabajadores (sindicatos)?

El cambio de bienestar colectivo a individual ha dado lugar a la proliferación de sindicatos de gremios (que representarían al individuo frente a la colectividad) y aun manteniendo la mayoría, los sindicatos de clase dedican una gran parte de su tiempo a dar respuesta a las demandas individuales de sus afiliados.

Llama la atención la escasa interrelación con el usuario del servicio de salud.

¿Qué cambios se han producido en la demanda de la población?

El que mira al bienestar individual quiere todo, aunque no sea útil o sea imposible y al momento. Esta actitud va a provocar frustración y tensión en ambas partes.

¿Es posible pensar en este momento que existe una estrategia pensada para conseguir que parte de la población se busque una alternativa al sistema público de salud?

Tenemos un antecedente histórico en la enseñanza.

Las ikastolas surgen como iniciativa privada con el fin de conseguir una enseñanza de calidad en euskara, surgen en clandestinidad en los últimos años del franquismo y con el paso de los años se convierten en el referente educativo, tienen opción, en la pasada decada de integrarse en la red pública o seguir como concertadas. Estas últimas tienen un funcionamiento privado con importante demanda lo que nos quiere decir que existe un sector importante de población que puede pagarlas.

Cuando hablamos del sector público de salud el problema es más complejo, porque existe y ha sido durante años la joya de la corona (las ikastolas surgen ante la imposibilidad de aprendizaje en euskera).

¿Qué condiciones tendrían que darse para conseguir que las personas cambiasen a sistema privado?

Que hubiera una grupo de gente con el poder adquisitivo necesario (probablemente existe).

Que el servicio de salud no diera prestaciones de calidad o la demora de la misma no fuera aceptable.

Que existiera una red privada capaz de asumir la nueva demanda.

La proliferación en los últimos años de una marca de privada concreta realizando importantes inversiones en estructuras y locales nos hace pensar que tienen conocimiento de que sus servicios van a ser necesarios y por lo tanto lo que faltaba es que osakidetza bajara la calidad de la asistencia.

El negocio podía ser considerado perfecto quitarse el gasto de una partida de población y revitalizar empresas afines.

Con la disculpa de la crisis se han ido introduciendo elementos restrictivos que hasta la llegada del covid han sido neutralizados por el esfuerzo de gran parte de los trabajadores que creen en el sistema público que conocedores de las vías de agua que tenía el barco lo han mantenido a flote.

La pandemia y su gestión. Teniendo en cuenta que han pasado veinte años de la elaboración del informe Abril se puede decir que el análisis de los problemas que afectaban a los sistemas sanitarios públicos era adecuado, con respecto a las propuestas de intervención se podía discutir largo y tendido, pero entre las propuestas que existían una era la medición de los resultados de las intervenciones que se realizaban desde los servicios de salud.

La medición de resultados va permitir definir lo adecuado o inadecuado y las áreas de mejora.

Lo primero que tengo que decir es que es evidente que la gestión de la pandemia no es una cosa sencilla, que nunca en nuestras vidas laborales nadie se había enfrentado a una situación de este tipo en nuestro ámbito geográfico.

Pero si miramos los resultados y los comparamos con otros países y comunidades salimos mal parados en todos los parámetros, número de contaminados, mortalidad, incremento de mortalidad esperada comparada con los años previos. Es decir hemos fallado a la hora de prevenir, a la hora de tratar y nos hemos olvidado del resto de patologías.

En la población además del impacto en mortalidad, el impacto emocional será para algunos difícil de superar.

Habría que preguntarse que han hecho (los que han tenido mejores resultados) que no hemos hecho nosotros y que hemos hecho nosotros que no han hecho ellos, aprender y procurar que si nos tocara algo similar esto otra vez no se repita lo pasado.

En el servicio de salud el impacto ha sido brutal, el barco que estaba flotando con apuros ha visto como le pasaba una ola por encima que ha dejado a los trabajadores malheridos física y emocionalmente y a la población desatendida. Mientras esto ocurría y algunos se preocupaban de salvar su pellejo otros trabajadores puestos en pie cual los músicos del Titanic seguían tocando.

Soy consciente que Osakidetza está muy tocada. Creo que igual y antes de que Osakidetza esté definitivamente hundida nos debemos plantear entre todos (población, trabajadores, sindicatos partidos, etc.) el tipo de sanidad que queremos para hacer frente a los retos de las próximas décadas.

No debemos dejar pasar la oportunidad si dejamos que se hunda definitivamente el reflotarla puede resultar imposible.

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