Isidoro Berdié Bueno

Mark Twain en Euskal Herria

Este escritor americano escribió la obra literaria "Un yanqui de Connecticut en la Corte del Rey Arturo", en ella muestra las peripecias, sorpresas y vivencias del yanqui en una ficción caballeresca. En nuestro caso, Mark Twain es mi sobrina Silvia, 25 años, titulada universitaria, la que arriba a Euskal Herria, conoce, analiza y nos cuenta:



Antes de venir, mi opinión previa con respecto a Euskal Herria era discreta, aunque no inexistente. Mi tío Isidoro, en Zaragoza, estaba suscrito a varios periódicos, entre ellos "Egin", en el que colaboraba muy ilusionado. Recuerdo que mi yayo Fulgencio, padre de Isidoro, decía que era el único periódico que veía independiente en su información, y dejó de leer los periódicos locales aragoneses para centrarse en el diario euskaldun.

Mi tío me introdujo un poquillo en el euskera, pues el era un experto y estudioso de las lenguas preindoeuropeas, a las que consideraba el románico en el campo de las lenguas. Tenia novia finlandesa (el finlandés es también preindoeuropeo) y amigos euskaldunes, entre sus más correligionarios destacaba de manera especial al «Irakaslea de Bilbo» un eminente científico, profesor y catedrático de la UPV-EHU, y al «Legegizona de Iruñea», notable abogado, filosofo y escritor, colaboradores de "Egin" también. Mi abuela Elisa quería de una manera especial a su hijo, mi tío Isidoro, de el decía que su chico sabia todos los idiomas del mundo, y ademas lo decía convencida, todos lo celebrábamos con alegría y apreciábamos su gran amor de madre.

El tema vasco era un tema que estaba sobre tapete en casa de mis abuelos maternos, pero yo era muy niña entonces y no alcanzaba a percibir la profundidad ni las raíces históricas del tema como se tenían en casa de mis abuelos (mi abuela era de familia carlista de tradición).
 También de niña, visité Euskal Herria, el motivo fue que tenia una prima en Bilbo, fui en varias ocasiones, pero no me enteré de nada, me pareció una ciudad más en el contexto ibérico y mundial. Más tarde he visto que no era así, que Euskal Herria tiene muchas notas y colorido, que la hacen atractiva, diferente y peculiar.



Mi motivación para visitar a mis 25 años y en serio Euskal Herria tenía una doble vertiente. La primera y más importante fue el amor, Luis, mi novio, vivía allí y tenía un negocio con su padre. El segundo motivo, mi constante necesidad de cambio y de experiencias nuevas, conocer lugares nuevos. Esa virtud la heredé de mi tío. Comparto la teoría del optimismo cósmico con el y con los euskaldunes; cada cambio es a mejor y en cada lugar se vive de una manera muy diferente. Considero una gran suerte y experiencia poder vivir esos cambios.



Mi primera impresión fue como en "Ocho apellidos vascos", la gente de la calle, los vecinos y hasta el personal que había en el supermercado me parecía raro, de otro planeta. Pero pronto percibí que era mero espejismo, enseguida encontré mucha gente muy afín a mí y de hecho, hoy tengo grandes amigas, amigas de verdad.



En la actualidad tengo dos trabajos, mi jefa de Donosti, en el trabajo de las mañanas, es genial. Joven, culta, moderna y muy educada. Valora mucho mi trabajo, nos llevamos muy bien y cuenta en todo momento con mi opinión. Me hace sentir importante y muy valorada. 
Mi segundo trabajo, por la tarde es en una boutique de ropa y perfumes. Allí todo es diferente, totalmente diferente. El trabajo de asesora de ventas o dependienta no es fácil aunque la gente así lo piense y menos cuando trabajas en la tienda puntera de la zona norte de la Península. Mucha gente, mucho turismo, mucha presión y mucha exigencia. No solo es atender, es saber llevar el almacén, logística, tejidos, sastrería, patrones y sobre todo, ver al cliente y saber qué le va a sentar bien. Eso se consigue con la experiencia y las horas viendo a todo tipo de gente, en su diversidad. Tratas con mucho turista que solo habla inglés y francés, que quiere gastarse 500 euros en una tacada. Lo cual exige un trato personalizado y atento. Todos los que trabajamos en la tienda tenemos carrera universitaria. Ademas, hay muy buen ambiente entre las empleadas, muchas somos amigas y quedamos fuera de la tienda. Los jefes son distantes y algo altaneros, marcan las distancias. 



Profundizando un poco mas, añadiré que Euskal Herria se caracteriza por el mestizaje. Etnias autóctonas de la zona que se entremezclan con «el nuevo vasco» que irrumpe con fuerza en la sociedad y mucho turismo internacional de calidad. 
El vasco «de siempre» o euskalduna sigue persistiendo en los caseríos, barrios periféricos y en los pueblos más recónditos. Es hogareño, algo gruñón y se dedica a las labores de antaño. Mantiene viva la esencia agrícola, cuida de sus animales e incluso los más espabilados, «aprovechan» el apogeo del turismo rural del hombre cosmopolita de ciudad que necesita «relajarse», y le proporcionan ecología, relax y la paz que necesita, en un entorno de elaboración de txakolí o de sidra con menú de sidrería incluido. Menú sidrería con tortilla de bacalao, bacalao con pimientos, chuleta o txuleta y queso con membrillo, son las delicatessen que todo turista (muchas veces gabacho) puede degustar en una sidrería por el módico precio de 35 euros. 
El nuevo vasco proviene de pueblos costeros y de los centros de las ciudades. Se decanta más por el buen pintxo en el casco viejo, pasa los fines de semana en Zarautz, visita el restaurante de Carlos Arguiñano, Arzak... Se da sus baños en Spa de La Perla, pasea por la Concha muy bien vestido... Son los sucesores de esos aristócratas, ricachones y «gente de bien» que visitaba Donosti en los 80.


Se podría hacer mención a la cantidad de gente autóctona con padres de Salamanca, madres de Teruel y tíos de Alcorcón. La gran industria de la zona de Eibar y los altos hornos de Vizcaya fueron un motor principal de inmigración en los 70-80.


Por último, el turismo. Motor fundamental de la ciudad de San Sebastian. Donosti es lujoso, señorial, todos los edificios son bonitos y en las calles se respira riqueza. Es el turismo, solo de calidad. Al igual que en otras comunidades diferentes tipos de turismo se entremezclan, Donosti está enfocado al lujo. Japoneses, empresarios, latinos de buenas familias y mucho francés. 

El oriundo de la zona de Biarritz ama Donosti y acude con asiduidad a comprar ropa y demás productos de necesidad (ya que encuentra precios un 35% más baratos). No son muy queridos por el donostiarra pero tienen que reconocer que parte de este status se lo deben a ellos. 
En resumen Donosti es glamour, seguridad y si ganas un sueldo digno, calidad de vida. Tienes cerca lugares maravillosos como Zarautz, Guetaria, Hondarribia, Orio... para hacer planes de fin de semana o incluso pasar a IPAR en menos de media hora desde Irún (San Juan de Luz, Biarritz, Bayona)... (Continuará) 


Bien, pues a mi sobrina la veo integrada, el novio le habla siempre en euskera, aunque es hijo de padre vasco y madre cordobesa, no tiene los ocho apellidos vascos, pero si bastantes, en cualquier caso, el se siente profundísimamente vasco, y a mi sobrina la quiere euskaldunizar, en dicha tarea yo soy un colaborador, a mi sobrina la veo receptiva y feliz. Aquí nos ha presentado una ya más solida impresión de sus experiencias y retos en Euskal Herria Norte y Sur, se ha recorrido todo, y apreciamos ciertas similitudes a las que tuvo ese yanqui de Mark Twain en la Corte del Rey Arturo. Euskal Herria tierra de acogida, de relajo, de paz y de felicidad, y GARA siempre independiente, neutral y distante entre el amor enfermizo idóneo para un buen psiquiatra) de las dos Españas. Zorionak!

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