Memoria histórica, memoria democrática y Pedro Sánchez
Hay quien dice que la historia la hace el pueblo y la escriben contrabandistas. Fermín Valencia. Navarro. La cuestión que sale de fondo es la del relato. No de la historia en sí, porque pudiera hablarse de los hechos históricos y de la historiografía, dos elementos diferentes como puede verificarse en un hecho trascendental: el viaje colombino. Sucedió en culminación el 12 de octubre de 1492, para algunos propiciando el cambio de era histórica. Cuatro siglos después se culminaron en la erección de estatuas conmemorativas especialmente en los Estados Unidos de América. ¿Porqué? No era por ilustres castellanos ni herederos del los antiguos virreinatos, sino italianos de la nueva nación, quienes siendo masivamente inmigrantes y considerados masa para ser procesada en Ellis island o en Tanmany Hall, se vieron empoderados por el relato de que uno de los suyos, no un anglosajón, había abierto, si, también para ellos, el continente americano hacía cuatro siglos. Y porque pudo hacerse así, pues porque tras ese trascendental momento la figura de cristophoro columbo se malogró y pasó al olvido, hasta que fue rescatada. No por interés histórico, sino por voluntad del relato. Por más que no fuera incompatible después el que tan sólo seis años después del cuarto centenario se hiciera la guerra de despojo imperialista contra la matriz original de la que partió la aventura transoceánica. Pues el relato estaba al servicio de la necesidad de los italoamericanos y no de la posible verdad histórica.
La memoria histórica o memoria democrática en el estado español tiene unos códigos. Y pareciera que cualquier cosa es válida en función de un fin. ¿Cual es ese fin, la verdad histórica o el relato sobrevenido de un grupo o de un solo individuo? Veamos, poner el foco en la muerte de franco es un peligro histórico. Es muy cierto que es el eje de cambio en la versión de Victoria Prego del relato del entonces reciente proceso de transición política. Pero es un relato de derrota. De un fracaso histórico que supuso la pérdida de la guerra civil y el exilio. Y no solo eso, sino peleas intestinas como la del JARE y el SERE con el vita en el trasfondo. Los americanos viendo ese panorama es comprensible que no quisieran complicaciones dado que no había realmente una alternativa al centinela de occidente quien murió en la cama. Y es un poco como la hermana francesa, que en la tercera república se teje como el telar de ariadna el relato de la revolución francesa, porque no podían escribir su legitimidad en la derrota de la guerra franco prusiana y que para más inri constituye en el salón de los espejos del palacio de Versalles en París el segundo imperio alemán. Ni el aplastamiento de la comuna. No. Hay que volver grupos un siglo y conectar con lo mejor del proceso revolucionario y dar con la síntesis oportuna. Algo que en España no se hace. Se vuelve a la misma trinchera y con el mismo debate que entonces. ¿Porque y para qué?
Pareciera que en Moncloa para con la copa de navidad y el próximo cierre de la anualidad alguien avisado, seguramente algún becario, interesado en historia, habrá hecho saber de la proximidad del año 2025, el del 50 aniversario de la muerte de paquita la culona, como la denominaba Queipo de llano. Una historia de memoria relevante, toda vez que a diferencia de diciembre de 2011 con un ministro de la presidencia del gobierno de España cagon que teniendo todo listo se arrugó a la hora de sacar el saco de huesos de cuelgamuros a el cementerio de el pardo, cosa que si sucederá para con el inquilino de Moncloa ya hace un tiempo para este diciembre de 2024. Pero el asunto no es el hecho en sí, sino la concatenación de hechos y la forma de presentación ante el público. Y el objetivo. ¿Es conmemoraron de un tiempo de cambios o buscar la continuidad de una contienda partidista por otros medios? Tal vez, teniendo en cuenta la supuesta hermandad ibérica, teniendo en cuenta la preeminencia de hacer partícipe al malogrado Antonio Costa, portugués, como punta de lanza, de unos socialistas liderados por el español Pedro Sánchez, para la Trinidad de dirección de las instituciones europeas, hubiera dado marchamo al haber hecho un encuentro bilateral en abril de 2024 con la memoria conjunta de la revolución de los claveles, de la que se celebraron 50 años. Tal vez, si de muerte va la cosa, poniendo en el mismo tracto histológico el asesinato de Carrero, aún cuando eso suponga recordar el espíritu de febrero de 1974, con la interrupción portuguesa lo mismo que se olvida el intento de golpe de estado en el último tercio de 1975 allá al otro lado de la raya. Señal inequívoca de precipitación, de interés oportunista, de no aportar nada nuevo sino de abrir la trinchera para buscar ganar una guerra que se perdió como hizo Reagan con Vietnam y un cine español de los 80 que buscó lo mismo en épocas de aquel gobierno socialista. Y es que podría haber sido diferente. Una mirada larga pondría el foco del eje no en la destrucción de lo viejo sino en la construcción de lo nuevo. Pero es que para eso hay que esperar. Para la ley para la reforma política habría que esperar a 2026, para las primeras elecciones libres a 2027, y para la constitución a 2028, y el relato se necesitó para ahora. Así pues ese becario recordó la efeméride. Y eso está muy bien. Pero eso es noviembre. Y hay que recorrer el camino de baldosas amarillas de aquí a entonces. ¿Cómo? Bueno, se pueden coger fechas de aquí a entonces, eso esta claro, la cuestión es bajo que paraguas y con que proyección. Y bajo que interés. ¿Es para que algunos tengan la duda o de meterse bajo el paraguas del gobierno actual o ser tachados de nostálgicos del régimen anterior? ¿Es para echarlos en brazo de extramuros del cadáver del dictador? ¿Para qué el pp se acerque a VOX y así combatir mejor ese posible legado? Lo digo porque lo lógico tal vez fuera un relato en positivo, en vez del 20 de noviembre el 22, pero eso es darle protagonismo a un residente en Abu Dabi a quien no el gobierno sino su propio hijo echó de España. De buen seguro a ese pobre becario se le hizo saber que dejase de beber porque no es plan de proporcionar protagonismo a alguien que si bien fue jefe del estado hoy no se le puede proporcionar una palanca para el retorno a Zarzuela. Y el resto es vidrioso porque hasta verano de 1976 el gobierno es de carlos arias Navarro, y esta montejurra, marzo en Vitoria, es complicado para este gobierno tomar el relato desde los que pitaron ese inicio de transición toda vez ha de hacerse bajo el tornasol de la actual geometría variable en el actual congreso de los diputados. He ahí el intríngulis. Y que lo que viene después no es legado del partido socialista sino para con los demócratas españoles, esos que como el precio del trono o la gran desmemoria, prefieren hablar del legado de don Adolfo Suarez González una vez muerto, fuera para su memoria o ya bajo tierra. Es por esto que no era viable a corto plazo construir un relato en positivo de la memoria ni histórica ni democrática, sino a contrapelo, de los derrotados, de los resistentes, con todo el peligro que conlleva. Pues no es un nuevo relato para los nuevos, es reabrir el renque de los viejos con la misma azada y roturar el terreno desde un prisma de corto plazo. Otro gobierno pudiera haber construido un relato no de 50 años, sino de 150, siendo igual de legítimo, con base a la finalización del periodo de la revolución gloriosa liberal y democrática de 1868, la huida de isabel II, el advenimiento de Amadeo de Saboya, el vil asesinato de Prim en la calle del turco, la primera república, Pavia y Martínez campos, las guerras carlista y en cuba y la restauración monárquica en el malogrado Alfonso XII tras el manifiesto de Sandhurst. Doloroso para un vasco, eso sin duda alguna, pero acompasado con el tránsito de una épica que viaja en tren desde en tejada valdosera de 1877, el concierto económico que cumplirá 150 años en 2028 y el encuentro en la estación de Castejon de finiquito de la gamazada. Historia hay y mucha, para historiadores. Para la presencia ante el público el asunto es pues bien diferente y se parece mucho más a cuéntame que a otra cosa, incluso aunque se pretenda en documental. En ese orden de cosas, con una mirada larga, se puede ver que la actual propuesta responde única y exclusivamente a criterios de necesidad de relato del actual gobierno y de su presidente Pedro Sánchez Perez Castejon. Y que lo que pudiera haber sido un lustro de memoria, entre 2023 y 2028, con una nueva versión y esperanza, abriendo la puerta para una nueva sala, una nueva estación y estancia para la convivencia, de la ley a la ley, de grandes mayorías, se queda en obra menor, dejando siempre a la Zarzuela como género chico frente a la ópera. Y encima, tras muchos dimes y diretes se le da la gran orden de Isabel la católica. Y a los franceses con su renovada iglesia tras cinco años de obras nada, tal vez porque el heredero, en su título tal vez más popular, del napolitano Carlos que trajo los belenes a España, prefirió restaurar el templo al Amazonas. Termino como empecé, pues el contrabando de piezas históricas responde a interés de lo más trillado. Lo que la gente sabe. Pero para conocer más hay que salir del camino de lo convencional, usar el método científico y buscar entre las telas de la historia lo que cada cual y desde lo propio pueda aportar. Y para esto no hay historia pequeña pues no todo es órdago a grande. Y como dijo el poeta, caminante no hay camino, se hace camino al andar, y al caminar y echar la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar, pues de lo contrario, solo haremos surcos en la mar.